SIGLO XIX
DE WIKIPEDIA, LA ENCICLOPEDIA LIBRE
Material Tomado de la Página http://es.wikipedia.org/wiki/Siglo_XIX
Utilizado solo para fines didácticos
Según el vigente calendario gregoriano el siglo XIX comprende los años situados entre 1801 y 1900. No obstante, es frecuente la concepción de que el siglo XIX comenzó en 1800 y finalizó en el año 1899. De la trilogía de ensayos históricos de Eric Hobsbawm (citados en la bibliografía) se desprende una definición más, de carácter histórico, en la que enmarca al período entre 1789, año de la revolución francesa, y 1914, año de la primera guerra mundial, como el «siglo XIX largo». La historiografía considera al siglo como el comienzo definitivo de la Edad Contemporánea. El adjetivo para referirse a las cosas de este siglo o relacionadas con él es decimonónico pero su uso es, habitualmente, en forma despectiva para referirse a lo caduco.
La característica fundamental son sus fuertes cambios. Cambios anunciados y gestados en el pasado pero que se efectuarían, de hecho, en el siglo. Cambios en todos los ámbitos de la vida y el conocimiento. Revoluciones de todas las índoles tendrían su lugar. La ciencia y la economía se retroalimentarían, el término "científico", acuñado en 1833 por William Whewell, sería parte fundamental del lenguaje de la época; la economía sufriría dos fuertes revoluciones industriales, la primera acaecida entre 1750 y 1840, y la segunda entre 1880 y 1914. En política, las nuevas ideas del anterior siglo sentarían las bases para las revoluciones burguesas, revoluciones que se explayarían por el mundo mediante el imperialismo y buscaría alianza con el movimiento obrero al que, para evitar su triunfo, le cederían el sufragio universal; en filosofía, surgirían los principios de la mayor parte de las corrientes de pensamiento contemporáneas, corrientes como el idealismo absoluto, el materialismo dialéctico, el nihilismo y el nacionalismo; el arte demoraría en iniciar el proceso de vanguardización pero quedaría cimentado en movimientos como el impresionismo.
HISTORIA
LAS CIENCIAS
El desarrollo de la medicina se relaciona directamente con los fenómenos migratorios, los hacinamientos en las ciudades y las precarias condiciones de vida de la clase trabajadora propios de la Revolución Industrial. Su consecuencia fue la proliferación de enfermedades infecciosas (sífilis, tuberculosis) o relacionadas con la mala alimentación (pelagra, raquitismo, escorbuto). Dichas problemáticas son cruciales para entender el origen de la medicina social de Rudolf Virchow y el sistema de salud pública de Edwin Chadwick que darían lugar a la actual medicina preventiva. La misma Revolución Industrial, con el agregado de las numerosas guerras y revoluciones, generarían un desarrollo científico generalizado que contribuiría en la instauración de condiciones técnicas para el triunfo de la asepsia, de la anestesia y la cirugía.
Las Revoluciones Burguesas, promotoras de ciudadanos librepensadores, construyen una nueva medicina científica y empírica, desligada de lo místico y artesanal. Se culmina con la opresión de los viejos cánones éticos del absolutismo y el catolicismo instaurando nuevos cánones, nuevos calendarios. El siglo XIX verá nacer la medicina experimental de Claude Bernard, la teoría de "Omnia cellula a cellula" de Rudolf Virchow, la teoría microbiana, la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin, y la genética de Gregor Mendel.
El siglo se caracteriza por romper definitivamente con la fusión que la Historia había tenido con la literatura. Leopold von Ranke se compromete con una historia crítica y escéptica. Se deja influir por las corrientes filosóficas predominantes del momento, tales como el liberalismo y el nacionalismo llegando a caer incluso en el etnocentrismo, racismo y particularmente en el eurocentrismo. Las reflexiones sobre la sociedad de Saint-Simonianas producen dos tendencias que modificarían las tendencias historiográficas: El Positivismo y el Materialismo histórico, también influido por la dialéctica hegeliana. Ambas entienden que el comportamiento de la historia se encuentra sometido a leyes. La primera concibe el desarrollo de la historia como procesos ordenados, la segunda lo concibe como resultado de los conflictos entre los estratos sociales.
ENTRE REVOLUCIÓN E IMPERIALISMO: POLÍTICA
En Europa el siglo XIX se caracterizó por el nacimiento de las democracias censitarias y el ocaso de las monarquías absolutas. La revolución Francesa y la posterior era napoleónica ayudarían a expandir las ideas republicanas y liberales. Los monarcas, en el caso de sobrevivir, se convertirían en déspotas ilustrados que actuaban permisivamente con la clase dominante. Surgiría la idea de izquierda y derecha a partir de la revolución francesa. Los políticos se identificarían en Jean Paul Marat y Maximilien Robespierre, o en el Conde de Mirabeau y el Marqués de La Fayette. El transitorio ocaso de las revoluciones en pro de la restauración de las monarquías solo provocaría potenciarlas en oleadas revolucionarias más radicales como la de 1848, hasta el desarrollo de las ideologías sociales y el movimiento obrero, que culminaría en el triunfo de la revolución rusa en el posterior siglo.
La Emancipación de América Latina dio comienzo en este siglo. Los levantamientos indígenas en nombre de Túpac Amaru y de los comuneros de asunción serían antecedentes de una identidad naciente. Identidad que nacería y sería defendida por los grandes próceres latinoamericanos, promotores de la idea de una nación latinoamericana: Francisco de Miranda,José Miguel Carrera, Bernardo O’Higgins, Antonio José de Sucre, Simón Bolívar, José de San Martín, Mariano Moreno, Manuel Belgrano y José Artigas. Su revolución, constituida en el marco de las revoluciones burguesas, sería estrictamente latinoamericana. Sus revoluciones fracasarían en buena medida a causa de caudillismos, intereses de las burguesías locales y coimas de las potencias europeas, pero cada uno de ellos sería convertido, a menudo por quienes los traicionaron, en una leyenda. Las fronteras americanas variaron notablemente en todo el siglo y los gobiernos tomarían una estructura bipartidista en donde pululaban los golpes de estado y los fraudes electorales.
África sería objeto de abierto uso y abuso por parte los imperios Europeos. Cecil Rhodes sería una figura fundamental en el desarrollo del imperialismo británico. También surgiría lentamente el Imperialismo Norteamericano a partir de una aparente inocente doctrina Monroe. Dicho siglo anunciaría la decadencia Imperio Otomano que acaecería con la primera guerra mundial. La guerra del Opio humillaría al histórico Imperio Chino en sus tratados desiguales y culminaría con la caída de la Dinastía Qing en 1911.
HACIA LA VANGUARDIA: EL ARTE
El historicismo marca a la nueva arquitectura, que se deja influir por la añoranza al pasado, que encuentra su originalidad en el estudio del pasado origen. Concentraba todos sus esfuerzos en recuperar la arquitectura de tiempos pasados. Al neoclasicismo del pasado siglo le continuó el neogótico, asociada a los ideales románticos nacionalistas. La arquitectura ecléctica, en hace evolucionar a la historicista, combinando variedad de estilos arquitectónicos en una nueva estructura.
El movimiento Arts & Crafts contempló la idea de aprovechar el desarrollo industrial y tecnológico, viendo en el artesano una figura destacable. Con la disolución de sus ideales y la dispersión de sus defensores, las ideas del movimiento evolucionaron, en el contexto francés, hacia la estética del Art nouveau, considerado el último estilo del siglo XIX y el primero del siglo XX.
El romanticismo del siglo XIX fue la antítesis del neoclasicismo. La moderación, el racionalismo, la pública inmoralidad serán tajantemente reemplazados por el exceso, el sentimentalismo, la búsqueda de crear una moralidad cada vez más inalcanzable. Los ideales cimentados por Rousseau, el precursor ideológico del romanticismo, culminarán en la Revolución Francesa, que sería el punto de partida para la creación de una nueva época. La revolución será constantemente evocada a lo largo del siglo, junto con ideales como la libertad, la independencia y el nacionalismo, en ese entonces perteneciente a la izquierda política. Los pilares son el individualismo burgués, que quedaría plasmado en el subjetivismo literario; la evasión de la realidad, en pro de la creación de una nueva sociedad mejorada; la exaltación de la naturaleza, en la cual suponían que el Hombre estuvo exento de dramas y dificultades.
Hacia el postromanticismo se gestaría la idea de que la belleza del arte se encuentra en el arte mismo: El arte por el arte. Varias corrientes se consideran postrománticas: El parnasianismo, se caracterizaría por su ruptura con el subjetivismo y con el exceso de sentimentalismo; el simbolismo según definió el propio Jean Moréas es "Enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad, la descripción objetiva", se encuentra impregnada de intenciones metafísicas, misterio y misticismo; el decadentismo surge por el acto de potenciar a Baudelaire, que buscaba la belleza en lo repugnante, busca revelarse contra la falsa moralidad burguesa.
Otra alternativa al romanticismo fue el realismo, inspirado en los efectos sociales del nuevo capitalismo. Es habitual el uso de la sátira, la denuncia, las temáticas de enfermedad, suciedad, locura, pobreza, vicios y prostitución. El realismo se potenciaría en el naturalismo, más influenciado por el materialismo, el positivismo o el determinismo.
La Pintura del Siglo XIX no estuvo exonerada del quiebre histórico con su historia. Tampoco lo estuvo de la multitud de corrientes de filosofía del arte. También se dejó influenciar por el fenómeno político francés, la ruptura con el tradicional artista que muestra lo que la monarquía y su aristocracia pretende. El mundo no está en orden, y eso pretende mostrar el nuevo arte, al mismo tiempo que propone un nuevo orden: El Romanticismo. Allí donde el neoclasicismo propone una belleza ideal, el racionalismo, la virtud, la línea, el culto a la Antigüedad clásica y al Mediterráneo, el romanticismo se opone y promueve el corazón, la pasión, lo irracional, lo imaginario, el desorden, la exaltación, el color, la pincelada y el culto a la Edad Media y a las mitologías de Europa del norte.
Hacia mediados de siglo hay una vuelta, en cierta forma, al racionalismo como fuente de inspiración. El notorio desarrollo industrial provocado por la Revolución Industrial, sus "efectos secundarios" y la frustración con los estímulos revolucionarios de 1848 llevan al artista a olvidarse del tema político y a centrarse en el tema social. El manifiesto realista comprende que la única fuente de inspiración en el arte es la realidad, no existe ningún tipo de belleza preconcebida más allá de la que suministra la realidad, y el artista lo que debe hacer es reproducir esta realidad sin embellecerla.
Los pintores paisajistas ingleses del romanticismo afianzarían las bases sobre las que más adelante trabajarían los impresionistas. De Turner los impresionistas tomarían su gusto por la fugacidad, sus superficies borrosas y vaporosas, el difuminado y la mezcla de colores intensos; pero desecharían el componente sublime, propio de la pintura romántica.
Hacia finales de siglo y comienzo del siglo XX se podía ver una gran variedad de vanguardias. El punto máximo del individualismo implicaba que cada artista debía promover su propia vanguardia, que afirmaba, de carácter universal y verdadero. El postimpresionismo, el puntillismo, el simbolismo pictórico, el expresionismo, el cubismo, el fauvismo, el surrealismo, el futurismo darían cuenta de una sociedad que vive en la revolución por la revolución, la vanguardia por la vanguardia, la universalidad por la universalidad. Una sociedad donde el los plazos son cada vez más pequeños, el ritmo cada vez más rápido.
Aunque rompió con la moderación armónica, el Romanticismo no necesariamente funcionó como antítesis del clasicismo. Beethoven (1770-1827), que significó un nexo entre ambos estilos, desarrolló principios heredados de Haydn en término de contraste, al mismo tiempo que extendió temporalmente la forma sonata. Se retomó la tonalidad cromática ampliándola y llegando al extremo, en el Postromanticismo, de suspenderla o creando tonalidad errante generalizada. También fue ampliado el tamaño de la orquesta llegando a extremos utópicos como el de Berlioz. En este siglo se gestaría el culto al pasado, particularmente a Bach y el barroco, por lo que se daría inicio a la interpretación como nueva rama. Hacia mediados de siglo también sería importante el papel del nacionalismo como búsqueda estética.
Hacia fin de siglo se gestaría el Impresionismo, que buscaría su expresión en la ruptura con la tonalidad, buscando en la modalidad como forma búsqueda arcaizante. También se inspiraría en músicas "exóticas", particularmente en la música de gamelán. Rompería con el contraste en favor de la homogeneidad incluso hasta llegar al concepto de música funcional, como es el caso de la pieza experimental de Erik Satie "Musique d'ameublement".
Mientras que el modalismo y escalismo del Impresionismo influenciarían más tarde a los compositores modernistas, el interés por la música con mínimos contrastes influenciaría al Minimalismo. El cromatismo postromántico, por el contrario, ejercería más influencia en el Expresionismo, que desarrollaría el atonalismo Libre y posteriormente el Dodecafonismo.
ACONTECIMIENTOS
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
• La Primera Revolución industrial hace cambios profundos en la economía y la tecnología.
INVENTOS
• Locomotora: Richard Trevithick, 1804.
• Fonógrafo: Thomas Alva Edison, 1878.
• Lámpara incandescente: Heinrich Göbel, 1854.
• Fotófono: Alexander Graham Bell y Charles Sumner Tainter, 1880, permitía la transmisión de sonido por medio de una emisión de luz.
• Cinematógrafo: Hermanos Lumière, 1894, proyector cinematográfico.
• Vitascopio Thomas Alva Edison ,1896.
• Gramófono: Emile Berliner, 1888.
• Fotografía: Nicéphore Niepce, 1816.
• Teléfono: Antonio Meucci, 1854.
• Anestesia: William Morton, 1846.
• Dirigible: Solomon Andrews, 1863.
• Avión: Clément Ader, 1890.
• Termómetro Clínico: Sir Thomas Clifford Allbutt, 1866, los termómetros anteriores tardaban una o más horas en establecer la temperatura.
• Se inventa el sensor de temperatura de resistencia de platino.
• Lente de Fresnel: Augustin Fresnel
• Pastilla de jabón: William Hesketh Lever, 1884.
TEORÍAS
• Teoría de números: Carl Friedrich Gauss, 1801
• Teoría de la Evolución: Charles Darwin, 1859.
• Teoría microbiana: John Snow, Luis Pasteur, Robert Koch y Joseph Lister.
• Teoría atómica : John Dalton
• Teoría Psicoanalítica : Sigmund Freud, 1895
DESCUBRIMIENTOS
• Efecto Edison: Thomas Alva Edison, 1883, paso de electricidad desde un filamento a una placa metálica dentro de un globo de lámpara incandescente.
• Efecto Seebeck (Thomas Seebeck, 1821), Efecto Peltier (Jean Peltier, 1834), Efecto Thomson (William Thomson, 1851), Efecto Joule (James Prescott Joule, década de 1860), propiedades termoeléctricas.
• Carburo de calcio: Friedrich Wöhler
• Acetileno: Friedrich Wöhler
• Vanadio: Andrés Manuel del Río, México, 1801, lo llamó Eritonio.
• Primera Enzima (lipasa pancreática): Claude Bernard, 1848
• Síndrome de Rokitansky
GUERRAS Y REVOLUCIONES
• Guerras Napoleónicas (1792-1815)
• Intervención Norteamericana en México (1847-1848)
• Guerra de Crimea (1854-1856)
• Guerra del Pacífico (1879–1884)
• Guerra Hispano-Estadounidense (1898)
• Guerra Grande (1838-1851)
• Guerras del opio (1839-1842), (1856-1860)
• Guerra de Secesión (1861-1865)
• Guerra de los Ducados (1864)
• Guerra de la Triple Alianza (1865-1870)
• Guerra de las Siete Semanas (1866)
• Guerra Franco-prusiana (1870)
• Primera guerra de la independencia italiana (1848)
• Segunda guerra de la independencia italiana (1859-61)
• Tercera guerra de la independencia italiana (1866)
• Guerra de independencia de Grecia (1821-1831)
• Comuna de París (1871)
• Guerras de Independencia Hispanoamericana
• Revolución de Mayo
• Revolución Húngara de 1848
• Revoluciones de 1848
• Revolución de 1868
• Revolución de 1830
• Revolución liberal de Oporto
• Disolución del Shogunato Tokugawa
POLÍTICA
• Nacimiento, ocaso y renacimiento de revoluciones liberales y burguesas
• Desarrollo de los nacionalismos
• Anexión de la comarca de Requena-Utiel o Requena a la provincia de Valencia.
DESASTRES
• Terremoto de Santiago del Estero de 1817
• Terremoto de Trancas 1826
• Terremoto de Salta 1844
• Terremoto de Mendoza 1861
• Terremoto de Jujuy 1863
• Terremoto de Orán 1871
• Terremoto de Orán 1874
• Terremoto del Río de la Plata 1888
• Terremoto de Recreo 1892
• Terremoto de San Juan 1894
• Terremoto de Catamarca 1898
• Terremoto de Yacuiba 1899
• Terremoto de La Rioja 1899
• Terremoto de Arica de 1868
• Terremoto en Venezuela de 1812
• Terremotos en Venezuela de 1823, 1834, 1837, y 1849
• Terremotos en Venezuela de 1853, 1874, 1875, 1878, 1879 y 1888
• Gran hambruna irlandesa
• Erupción del volcán indonesio "Tambora" en 1815 que produjo un año 1816 sin verano.
• Erupción del volcán indonesio "Krakatoa" en 1883
• Erupción del volcán indonesio "Galunggung" en 1822
• Erupción del volcán ecuatoriano "Cotopaxi" en 1887
• Erupción del volcán "Monte Tarawera" en Nueva Zelanda en 1886
CULTURA
• Beethoven compone su Sinfonía n° 3 en Mi bemol mayor Opus 55 entre 1804 y 1806.
• Rodin compone El Pensador en 1889.
ECONOMÍA
• Fiebre del caucho en la región amazónica
domingo, 18 de octubre de 2009
La Nueva Economìa
NUEVA ECONOMÍA
DE WIKIPEDIA, LA ENCICLOPEDIA LIBRE
Material Tomado de la Página http://es.wikipedia.org/wiki/Nueva_Econom%C3%ADa
Utilizado solo para fines didácticos
El término Nueva economía fue acuñado por el economista Brian Arthur, aunque fue popularizado principalmente por Kevin Kelly, el editor de la revista "Wired".
La nueva economía es un término que fue acuñado a finales de los años 90 para describir la evolución, en los Estados Unidos y otros países desarrollados, de una economía basada principalmente en la fabricación y la industria a una economía basada en el conocimiento, debido en parte a los nuevos progresos en tecnología y en parte a la globalización económica. En ese momento, algunos analistas entendieron que este cambio en la estructura económica había creado un estado de crecimiento constante y permanente, de desempleo bajo e inmune a los ciclos macroeconómicos de auge y depresión. Además, creyeron que el cambio puso en obsolescencia antiguas prácticas de negocios.
La primera vez que se manejó públicamente el término de Nueva Economía fue el 30 de diciembre de 1996 por la Revista BusinessWeek en el informe de Michael J. Mandel denominado "El triunfo de la Nueva Economía"
En los mercados financieros, el término se ha asociado al auge de las empresas punto-com. Esto incluyó la aparición del Nasdaq como rival a la bolsa de acciones de Nueva York (NYSE), una gran cantidad de lanzamientos de empresas a Oferta Pública de Venta (OPV), el aumento de valor de las acciones de las punto-com sobre empresas establecidas, y el uso frecuente de herramientas tales como las opciones sobre acciones (stock options).
Como muchas cosas que parecen demasiado buenas, la recesión de 2001 desacreditó muchas de las predicciones más extremas hechas durante los años del auge. Sin embargo, la investigación subsiguiente sugiere fuertemente que el crecimiento de la productividad fue estimulado por la fuerte inversión en tecnologías de la información.
PRINCIPIOS
La Nueva Economía tiene tres rasgos fundamentales, profundamente interrelacionados.
• Se centra en la información y el conocimiento como bases de la producción, la productividad y la competitividad.
• Es una economía global, la producción y gestión de bienes y servicios se organiza a nivel planetario.
• La red es el sistema de organización en la Nueva Economía.
La principal característica de la Nueva Economía es la ausencia de fricción. La economía clásica tiene lugar en el espacio y en el tiempo, eso implica que cualquier actuación (económica o no) implica perdidas de energía por causa de la fricción. Las transacciones económicas que tienen lugar a través de la red reducen considerablemente la fricción, debido a lo que se ha llamado 'la desaparicíón de las distancias', esa desaparición de las distancias, unida a la desmaterialización de la economía han sido presupuestos necesarios para el nacimiento de la Nueva Economía.
El fenómeno de la globalización está intrínsecamente unido al de la Nueva Economía. La economía mundial cada vez se encuentra más inter-relacionada, los mercados se amplían y flexibilizan, la producción se deslocaliza y las grandes empresas enfrentan la creciente competencia mediante alianzas y fusiones.
Asistimos a un incremento de la productividad superior al de otros ciclos que trae aparejado una mayor contención de la inflación (principalmente en EEUU), la Nueva Economía alarga el ciclo económico expansionista gracias a la preponderancia que adquieren el conocimiento y la innovación dentro del proceso productivo, estos se ven favorecidos por otras características como el proceso de desregulación económica y el desarrollo de nuevos mercados.
NUEVA ECONOMÍA Y LAS LEYES ECONÓMICAS
Hasta la crisis de las empresas punto com, existían dos posturas antagónicas acerca de la relación entre la nueva economía y las leyes económicas:
• Por un lado algunos observadores sostenían que con la Nueva Economía la teoría económica convencional era cosa del pasado y que esta nueva forma de hacer negocios revolucionaría las leyes económicas tradicionales. Las ideas sostenidas por Kevin Kelly, luego plasmadas en su libro “Nuevas reglas para la nueva economía”, alentaron una idea radical: la teoría económica convencional, la ciencia económica, tal como se la conocía, era cosa del pasado . Esta corriente de pensamiento fue dominante hasta el año 2000, y constituyó el soporte intelectual de toda la movida de la primera etapa de la nueva economía, durante su espectacular despegue en el período 1995-2000.
• Por otro lado, una segunda visión argumentaba que la economía con sus conceptos básicos y sus herramientas sigue siendo la de siempre, pero a partir de la generalización de las nuevas tecnologías, se ha generado un nuevo modelo de negocios que, progresivamente, va incrementando la eficiencia y ofreciéndole al cliente productos y servicios cada vez más cercanos a los que éste demanda. De esta forma, si interpretamos el término nueva economía en el sentido de los principios económicos que rigen el funcionamiento de los negocios, no existe novedad alguna, lo que se ha generado, son nuevos modelos de negocios que, pueden resultar rentables y / o han logrado una mayor eficiencia en negocios existentes. Según palabras de Shapiro y Varian “La tecnología cambia, las leyes económicas no”, los fundamentos de la economía industrial y de la economía de la información son los mismos. Lo que cambia es la relevancia de ciertas ideas económicas que permiten interpretar comportamientos propios de negocios donde prima el manejo de información, las cuales tenían una aplicación limitada en empresas industriales.
Parece que tras el crash de las bolsas que comenzó en el año 2000 y que es conocido como Burbuja.com, esta segunda interpretación sea la más aceptada, sin embargo (Brian Arthur) opina que hoy conviven dos realidades económicas distintas, en la parte tradicional de la economía se aplica la Ley de los rendimientos decrecientes, mientras que la Ley de los rendimientos crecientes es típica de las areas basadas en el conocimiento, "La economía de nuestros días se bifurcó en dos mundos interconectados - son dos mundos con lógicas económicas diferentes" (...) "es un error insistir que lo que funciona en una, funcionará en la otra".
LA ORGANIZACIÓN EN RED
La producción económica se organiza en torno a redes informáticas. Empresas, clientes y proveedores aumentan su colaboración y control de los procesos de generación de valor, en beneficio de su competitividad.
LA GESTIÓN DEL CAMBIO
La Nueva Economía afecta en mayor o menor medida a todas las actividades y sectores económicos y a la forma de entender los negocios. La Nueva Economía permite a las empresas personalizar la relación con el cliente disminuyendo al tiempo precios y costos, es al mismo tiempo una oportunidad de conseguir mayor productividad y bienestar económico y un peligro por cuanto la falta de comprensión y adaptación a las nuevas reglas dificultará la competitividad de aquellos que no sean capaces de gestionar el cambio.
BIBLIOGRAFÍA
1. Kelly, Kevin: "Nuevas reglas para la nueva economía". Ediciones Granica. México, 1999.
2. Shapiro, Carl y Varian, Hal: "El dominio de la información: Una guía estratégica para la economía de la red". Antoni Bosch Editor. Barcelona, 1999.
3. Piscitelli, Alejandro: “La generación Nasdaq”. Ediciones Granica. Buenos Aires, 2001.
4. Castells, Manuel: “La Galaxia Internet”. Plaza y Janés Editores, S.A. Barcelona, 2001.
5. Stein, Guido: “Éxito y Fracaso en la Nueva Economía”. Ediciones Gestión 2000. Barcelona, 2001.
6. Mandel, Michael: "La Depresión de Internet". Editado por Pearson Educación S.A. Madrid, 2001.
7. Arzuaga, Gonzalo y Arzuaga, Fernando: “Casos Destacados.com – Los 7 emprendedores más destacados de Internet cuentan su historia”. Gestatio Argentina S.A. Buenos Aires, 2001.
8. Wolfgang Grulke: "10 lecciones del futuro. El mañana es algo que se puede elegir. Hágalo suyo". Pearson Educación. Madrid. 2001.
9. Manuel Castells, Imma Tubell, Teresa Sancho. María Isabel Díaz de Isla y Barry Wellman: "La societat xarxa a Catalunya". Rosa dels vents, Barcelona 2003.
10. Friedman, Thomas: "La tierra es plana – Breve historia del mundo globalizado del Siglo XXI”. Ediciones Martínez Roca, S.A. Barcelona, 2006.
11. Maite Barea: "Globalización Y Nueva Economía" (Ediciones Encuentro, S.A.)
DE WIKIPEDIA, LA ENCICLOPEDIA LIBRE
Material Tomado de la Página http://es.wikipedia.org/wiki/Nueva_Econom%C3%ADa
Utilizado solo para fines didácticos
El término Nueva economía fue acuñado por el economista Brian Arthur, aunque fue popularizado principalmente por Kevin Kelly, el editor de la revista "Wired".
La nueva economía es un término que fue acuñado a finales de los años 90 para describir la evolución, en los Estados Unidos y otros países desarrollados, de una economía basada principalmente en la fabricación y la industria a una economía basada en el conocimiento, debido en parte a los nuevos progresos en tecnología y en parte a la globalización económica. En ese momento, algunos analistas entendieron que este cambio en la estructura económica había creado un estado de crecimiento constante y permanente, de desempleo bajo e inmune a los ciclos macroeconómicos de auge y depresión. Además, creyeron que el cambio puso en obsolescencia antiguas prácticas de negocios.
La primera vez que se manejó públicamente el término de Nueva Economía fue el 30 de diciembre de 1996 por la Revista BusinessWeek en el informe de Michael J. Mandel denominado "El triunfo de la Nueva Economía"
En los mercados financieros, el término se ha asociado al auge de las empresas punto-com. Esto incluyó la aparición del Nasdaq como rival a la bolsa de acciones de Nueva York (NYSE), una gran cantidad de lanzamientos de empresas a Oferta Pública de Venta (OPV), el aumento de valor de las acciones de las punto-com sobre empresas establecidas, y el uso frecuente de herramientas tales como las opciones sobre acciones (stock options).
Como muchas cosas que parecen demasiado buenas, la recesión de 2001 desacreditó muchas de las predicciones más extremas hechas durante los años del auge. Sin embargo, la investigación subsiguiente sugiere fuertemente que el crecimiento de la productividad fue estimulado por la fuerte inversión en tecnologías de la información.
PRINCIPIOS
La Nueva Economía tiene tres rasgos fundamentales, profundamente interrelacionados.
• Se centra en la información y el conocimiento como bases de la producción, la productividad y la competitividad.
• Es una economía global, la producción y gestión de bienes y servicios se organiza a nivel planetario.
• La red es el sistema de organización en la Nueva Economía.
La principal característica de la Nueva Economía es la ausencia de fricción. La economía clásica tiene lugar en el espacio y en el tiempo, eso implica que cualquier actuación (económica o no) implica perdidas de energía por causa de la fricción. Las transacciones económicas que tienen lugar a través de la red reducen considerablemente la fricción, debido a lo que se ha llamado 'la desaparicíón de las distancias', esa desaparición de las distancias, unida a la desmaterialización de la economía han sido presupuestos necesarios para el nacimiento de la Nueva Economía.
El fenómeno de la globalización está intrínsecamente unido al de la Nueva Economía. La economía mundial cada vez se encuentra más inter-relacionada, los mercados se amplían y flexibilizan, la producción se deslocaliza y las grandes empresas enfrentan la creciente competencia mediante alianzas y fusiones.
Asistimos a un incremento de la productividad superior al de otros ciclos que trae aparejado una mayor contención de la inflación (principalmente en EEUU), la Nueva Economía alarga el ciclo económico expansionista gracias a la preponderancia que adquieren el conocimiento y la innovación dentro del proceso productivo, estos se ven favorecidos por otras características como el proceso de desregulación económica y el desarrollo de nuevos mercados.
NUEVA ECONOMÍA Y LAS LEYES ECONÓMICAS
Hasta la crisis de las empresas punto com, existían dos posturas antagónicas acerca de la relación entre la nueva economía y las leyes económicas:
• Por un lado algunos observadores sostenían que con la Nueva Economía la teoría económica convencional era cosa del pasado y que esta nueva forma de hacer negocios revolucionaría las leyes económicas tradicionales. Las ideas sostenidas por Kevin Kelly, luego plasmadas en su libro “Nuevas reglas para la nueva economía”, alentaron una idea radical: la teoría económica convencional, la ciencia económica, tal como se la conocía, era cosa del pasado . Esta corriente de pensamiento fue dominante hasta el año 2000, y constituyó el soporte intelectual de toda la movida de la primera etapa de la nueva economía, durante su espectacular despegue en el período 1995-2000.
• Por otro lado, una segunda visión argumentaba que la economía con sus conceptos básicos y sus herramientas sigue siendo la de siempre, pero a partir de la generalización de las nuevas tecnologías, se ha generado un nuevo modelo de negocios que, progresivamente, va incrementando la eficiencia y ofreciéndole al cliente productos y servicios cada vez más cercanos a los que éste demanda. De esta forma, si interpretamos el término nueva economía en el sentido de los principios económicos que rigen el funcionamiento de los negocios, no existe novedad alguna, lo que se ha generado, son nuevos modelos de negocios que, pueden resultar rentables y / o han logrado una mayor eficiencia en negocios existentes. Según palabras de Shapiro y Varian “La tecnología cambia, las leyes económicas no”, los fundamentos de la economía industrial y de la economía de la información son los mismos. Lo que cambia es la relevancia de ciertas ideas económicas que permiten interpretar comportamientos propios de negocios donde prima el manejo de información, las cuales tenían una aplicación limitada en empresas industriales.
Parece que tras el crash de las bolsas que comenzó en el año 2000 y que es conocido como Burbuja.com, esta segunda interpretación sea la más aceptada, sin embargo (Brian Arthur) opina que hoy conviven dos realidades económicas distintas, en la parte tradicional de la economía se aplica la Ley de los rendimientos decrecientes, mientras que la Ley de los rendimientos crecientes es típica de las areas basadas en el conocimiento, "La economía de nuestros días se bifurcó en dos mundos interconectados - son dos mundos con lógicas económicas diferentes" (...) "es un error insistir que lo que funciona en una, funcionará en la otra".
LA ORGANIZACIÓN EN RED
La producción económica se organiza en torno a redes informáticas. Empresas, clientes y proveedores aumentan su colaboración y control de los procesos de generación de valor, en beneficio de su competitividad.
LA GESTIÓN DEL CAMBIO
La Nueva Economía afecta en mayor o menor medida a todas las actividades y sectores económicos y a la forma de entender los negocios. La Nueva Economía permite a las empresas personalizar la relación con el cliente disminuyendo al tiempo precios y costos, es al mismo tiempo una oportunidad de conseguir mayor productividad y bienestar económico y un peligro por cuanto la falta de comprensión y adaptación a las nuevas reglas dificultará la competitividad de aquellos que no sean capaces de gestionar el cambio.
BIBLIOGRAFÍA
1. Kelly, Kevin: "Nuevas reglas para la nueva economía". Ediciones Granica. México, 1999.
2. Shapiro, Carl y Varian, Hal: "El dominio de la información: Una guía estratégica para la economía de la red". Antoni Bosch Editor. Barcelona, 1999.
3. Piscitelli, Alejandro: “La generación Nasdaq”. Ediciones Granica. Buenos Aires, 2001.
4. Castells, Manuel: “La Galaxia Internet”. Plaza y Janés Editores, S.A. Barcelona, 2001.
5. Stein, Guido: “Éxito y Fracaso en la Nueva Economía”. Ediciones Gestión 2000. Barcelona, 2001.
6. Mandel, Michael: "La Depresión de Internet". Editado por Pearson Educación S.A. Madrid, 2001.
7. Arzuaga, Gonzalo y Arzuaga, Fernando: “Casos Destacados.com – Los 7 emprendedores más destacados de Internet cuentan su historia”. Gestatio Argentina S.A. Buenos Aires, 2001.
8. Wolfgang Grulke: "10 lecciones del futuro. El mañana es algo que se puede elegir. Hágalo suyo". Pearson Educación. Madrid. 2001.
9. Manuel Castells, Imma Tubell, Teresa Sancho. María Isabel Díaz de Isla y Barry Wellman: "La societat xarxa a Catalunya". Rosa dels vents, Barcelona 2003.
10. Friedman, Thomas: "La tierra es plana – Breve historia del mundo globalizado del Siglo XXI”. Ediciones Martínez Roca, S.A. Barcelona, 2006.
11. Maite Barea: "Globalización Y Nueva Economía" (Ediciones Encuentro, S.A.)
Los Clàsicos y el Desarrollo
NOTAS SOBRE LA FORMACIÓN HISTÓRICA DEL DESARROLLO - SUBDESARROLLO.
UN REPASO HISTÓRICO A LAS TEORÍAS DE DESARROLLO.
• El problema del subdesarrollo se ha estudiado profundamente desde casi todos los ámbitos de las ciencias sociales a lo largo del siglo XX, e indirectamente se encuentra implícito en las dos grandes obras económicas de los siglos XVIII y XIX, La Riqueza de las Naciones y El Capital, que al mismo tiempo sientan las bases de los dos grandes sistemas económicos contemporáneos. De este modo no es casual que haya sido la economía la ciencia que con más profundidad y perseverancia ha buscado respuestas al problema.
• Entre estas primeras teorías se encuentran diversas explicaciones del subdesarrollo y diversas formas de llegar al desarrollo, pero todas ellas tienen el común denominador de entender lo esencial del hecho en términos económicos.
• Las últimas, a pesar de provenir en su mayoría del ámbito económico, se niegan sin embargo a aceptar la hegemonía de esta ciencia en materia de desarrollo y abogan por la consideración del fenómeno en términos menos exactos, más intuitivos si se quiere, pero más cercanos a la realidad que todos percibimos.
• Utilizan para ello menos datos cuantitativos relacionados con medidas económicas y cargan las tintas en todos aquellos indicadores que muestren el desarrollo como algo ligado al bienestar humano más que como un estado exclusivamente derivado del nivel de renta.
LAS TEORÍAS CLÁSICAS DE DESARROLLO
• Las teorías clásicas de desarrollo son las mismas que las teorías clásicas de la economía, puestas que nacen al mismo tiempo y son igualmente muy generalistas y simplificadoras. Lógicamente nos referimos a la teoría liberal y marxista, ideadas por Adam Smith y Marx y Engels respectivamente. Ambas teorías consideran que el desarrollo es un proceso estrictamente económico que habría de basarse en la industria manufacturera para poder ser llevado a cabo con éxito en todo el mundo. Además, ambas coinciden en que el desarrollo es un proceso deseable y alcanzable en todos los casos.
• La diferencia entre ambas estriba, como ocurre también en la mayor parte de los asuntos económicos que discuten, en el vehículo a emplear para la consecución de dicho fin. Aquí, mientras la teoría liberal se muestra convencida de que la herramienta más adecuada es la economía liberal de mercado, la teoría marxista considera que el modelo más oportuno es el de la economía planificada, ya que de lo contrario el crecimiento económico se construiría a costa de las clases trabajadoras y de la explotación colonial, explicando cómo los países capitalistas avanzados exportaban sus manufacturas a los países de la periferia mientras que, al mismo tiempo, saqueaban las riquezas de éstos y se apoderaban de esclavos.
• A pesar de su iniciación en el estudio del problema del desarrollo, ninguna de estas teorías entendía el subdesarrollo de un modo similar a como lo hacemos ahora, ya que lo consideraban una anécdota histórica sin mayor importancia para los planteamientos generales de sus respectivas teorías. Daban por descontado que en un plazo medio de tiempo todos los estados del mundo iban a gozar de un desarrollo económico similar al de Europa Occidental y Estados Unidos.
LOS ORÍGENES DE LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA
• No fue hasta 1928, durante el Sexto Congreso de la Internacional Comunista, cuando por primera vez se puso en duda la progresividad histórica del capitalismo, ya que hasta ese momento los ideólogos clásicos del comunismo, como Luxemburgo, Bujarin o Lenin, creían que el capitalismo debía agotar toda su capacidad productiva e innovadora antes de derivar en el socialismo. Con este cambio de rumbo también varió el concepto de desarrollo existente entre los ideólogos marxistas, pasando a entenderlo ahora como un proceso imposible para la periferia en un contexto capitalista.
• Se apuntaron algunos factores de este bloqueo del sistema capitalista, especialmente de la mano de Lenin, como la progresiva monopolización de la producción de los paÍses capitalistas avanzados, la expoliación de capitales y la competencia por el abastecimiento de materias primas. No obstante, no se centró el objetivo en delimitar estrictamente el problema del subdesarrollo, entre otras razones porque las teorías seguían teniendo vocación universalizadora, entendiendo la economía en su conjunto, y no desequilibrios que todavía se pensaban temporales como el subdesarrollo.
Las Teorías Clásicas y Tradicionales del Desarrollo Económico
• Esta sección resume la literatura de las teorías de desarrollo económico que se originaron desde 1930s con el trabajo de Schumpeter (1934) y los desarrollos posteriores de Lewis (1954), Rostow (1956), Mynth (1958), Nurkse (1953), Rosenstein-Rodan (1961), Fei-Ranis (1961) entre otros.
• Las teorías desarrolladas por esto autores comparten dos aspectos. El primer aspecto es el enfoque histórico del proceso de desarrollo desde sociedades precapitalistas hacia sociedades capitalistas. El segundo aspecto es la concepción dualista de una economía en desarrollo o menos desarrollada. Esta dualidad identifica a las teorías “clásicas o tradicionales” del desarrollo económico.
Para este grupo de teorías un país en desarrollo era un país definido con las siguientes características:
• La economía tiene dos sectores económicos claramente distinguidos. El primer sector pre-capitalista o sector de subsistencia, de baja productividad de los recursos humanos y en donde los “agentes” residentes en el sector explota algún recurso natural (principalmente la tierra) o usan su propia fuerza laboral.
• El segundo sector capitalista de mayor productividad de los recursos humanos y con una dotación de capital que permite a los “agentes” residentes de este sector realizar actividades productivas;
• El “salario real” en el sector subsistencia es determinado exógenamente por factores institucionales mientras que en el sector capitalista el salario real es determinado por las fuerzas de mercado. Los trabajadores del sector capitalista provenían del sector no capitalista y del crecimiento natural de la población. Las diferencias en el funcionamiento de los mercados laborales implicaba que el salario real en el sector capitalista sea determinado por el salario real de subsistencia.
• El proceso de desarrollo de la economía descansa en tres tipos “agentes”. Los ‘trabajadores’, con baja propensión al ahorro y que emplean su fuerza laboral en las actividades económicas derivadas de la explotación de los “recursos no humanos” de los sectores capitalistas y no capitalistas.
• Los ‘capitalistas’, con una más alta propensión al ahorro y dueños de los medios de producción (recursos naturales y no naturales) y el ‘gobierno’ cuyo papel se concentraba en: mantener el equilibrio en las cuentas macroeconómicas, proveer de la dotación de los bienes públicos, e impulsar el proceso de desarrollo de la economía;
• Bajo la concepción clásica o tradicional el proceso de desarrollo económico consistía en el proceso mediante el cual la economía pasa de una situación inicial llamada de “subdesarrollo” (o “trampa de equilibrio de nivel bajo de ingreso”) a otra situación de desarrollo (y de “equilibrio”) con crecimiento sostenido, mayores niveles de ingreso por habitante y con plena utilización de los recursos humanos.
• En la situación de desarrollo, la economía en su totalidad funciona como una economía capitalista sin distorsiones sustantivas en los mercados y sectores
Las causas principales que explicaban la situación “inicial” del subdesarrollo para los clásicos son:
• La insuficiencia de la demanda interna para absorber la mano de obra de los sectores no capitalistas;
• La ausencia de una significativa clase capitalista que permitiera generar la demanda vía ahorros e inversiones;
• El bajo desarrollo del sector financiero que no permitía canalizar los ahorros hacia inversiones productivas;
• La existencia de “indivisibilidades” en la producción; demanda y ahorros generadas por la existencia de economías de escala a nivel de la empresa (o de la planta); la falta de coordinación empresarial y la baja propensión al ahorro respectivamente. La superación de estas indivisibilidades pueden originar externalidades pecuniarias potenciales (positivas) a nivel agregado de la economía;
Para los clásicos, o tradicionalista del desarrollo económico, para el cambio o lo que denominaremos “el salto cualitativo” desde la situación (inicial) de subdesarrollo hacia la situación final de desarrollo y crecimiento sostenido se requería de una serie de condiciones. Entre ellas se destacan:
• La oferta de trabajo requiere responder a los incentivos “salariales” de mercado (esto es, oferta de trabajo precio elásticas) o que esta no sea “rígida” ante los cambios de los salarios y que el trabajador pueda movilizarse entre sectores económicos con bajos costos de migración;
• La existencia de cambios políticos, sociales, institucionales y culturales sustanciales a favor del cambio hacia la situación de desarrollo;
• La aparición e incremento de una clase empresarial innovadora, con altas propensiones a invertir y ahorrar. Esto implica relativamente altas elasticidades precio de la oferta de ahorro y de la demanda por capital;
• La expansión de los sectores e instituciones financieros que movilicen los recursos desde los ahorros hacia la inversión productiva;
• Incrementos sustantivos de los niveles de inversión y ahorros de la economía;
La identificación y creación de demandas (internas o externas) que sostengan el desarrollo del conjunto de industrias domésticas;
• Intervenciones del Estado en diversas esferas. En primer lugar, en los sectores económicos donde existen indivisibilidades productivas y que además sirven como sectores de soporte para el desarrollo de industrias en otros sectores. En segundo lugar, en la redistribución (en el período de transición de desde la situación inicial hacia la de crecimiento sostenido) de los ingresos hacia los grupos sociales de mayores propensiones al ahorro y a la inversión. En tercer lugar en un diseño fino e inteligente de impuestos, subsidios, o transferencias que generen los recursos necesarios y suficientes para lograr tres objetivos definidos: la estabilidad macroeconómica; inversiones en los sectores de infraestructura o en aquellos donde las indivisibilidades obstaculicen la inversión privada; y la redistribución de ingresos hacia los grupos de propensiones al ahorro e inversión altos sin descuidar a la masa de población en situación de pobreza;
• Los autores seguidores de los clásicos sostienen dos formas del cómo estas condiciones se vierten en el proceso del desarrollo de los sectores. La primera a través de un “crecimiento balanceado” (Rosenstein-Rodan, 1961) que implique que la inversión y el producto de todos los sectores de la economía crezcan de forma simultánea o a iguales o similares tasas de crecimiento (Lipton, 1962). La segunda, a través de un “crecimiento no balanceado” donde el crecimiento de los denominados sectores líderes arrastren o generan el crecimiento del resto de sectores. Bajo este tipo de crecimiento los “encadenamientos o eslabonamientos” inter-sectoriales “hacia atrás” requieren ser de relativa mayor importancia que aquellos “hacia delante25” (Hirschman, 1958).
• Uno de los sectores líderes que los desarrollistas clásicos otorgaron un especial atención fue el sector exportador (usualmente ligado a la explotación de los recursos naturales y la producción de materias primas o productos primarios, Myint, 1958). Las exportaciones generadas por una demanda externa podría ser un elemento clave ante la insuficiente demanda interna por el bajo nivel de ingresos de las economías en desarrollo. El nivel de “apertura” de la economía requerida para el desarrollo del sector exportador originaba sin embargo dos efectos sobre el desarrollo del mercado interno. El primero, favorable al desarrollo de dicho mercado, causado por la generación de demanda –necesaria para el despegue o “take off” (Rostow, 1956) o “big push” (Rosestein-Rodan, 1961), o “salto cualitativo” de la economía, y la reducción del tamaño de la inversión requerida para el despegue.
• El segundo de impredecibles efectos sobre la demanda interna debido a los movimientos de los factores trabajo y capital entre países. Las migraciones de ambos factores, desde la economía menos desarrollada hacia las más desarrolladas, podrían deprimir a la economía menos desarrollada por la falta de capital, empresas, y potencial capital humano. Contrariamente, las migraciones de ambos factores desde las economías desarrolladas hacia las menos desarrolladas podría acelerar el proceso de desarrollo siempre y cuando la mano de obra externa sea de mayor grado de calificación que la mano de obra doméstica.
UN REPASO HISTÓRICO A LAS TEORÍAS DE DESARROLLO.
• El problema del subdesarrollo se ha estudiado profundamente desde casi todos los ámbitos de las ciencias sociales a lo largo del siglo XX, e indirectamente se encuentra implícito en las dos grandes obras económicas de los siglos XVIII y XIX, La Riqueza de las Naciones y El Capital, que al mismo tiempo sientan las bases de los dos grandes sistemas económicos contemporáneos. De este modo no es casual que haya sido la economía la ciencia que con más profundidad y perseverancia ha buscado respuestas al problema.
• Entre estas primeras teorías se encuentran diversas explicaciones del subdesarrollo y diversas formas de llegar al desarrollo, pero todas ellas tienen el común denominador de entender lo esencial del hecho en términos económicos.
• Las últimas, a pesar de provenir en su mayoría del ámbito económico, se niegan sin embargo a aceptar la hegemonía de esta ciencia en materia de desarrollo y abogan por la consideración del fenómeno en términos menos exactos, más intuitivos si se quiere, pero más cercanos a la realidad que todos percibimos.
• Utilizan para ello menos datos cuantitativos relacionados con medidas económicas y cargan las tintas en todos aquellos indicadores que muestren el desarrollo como algo ligado al bienestar humano más que como un estado exclusivamente derivado del nivel de renta.
LAS TEORÍAS CLÁSICAS DE DESARROLLO
• Las teorías clásicas de desarrollo son las mismas que las teorías clásicas de la economía, puestas que nacen al mismo tiempo y son igualmente muy generalistas y simplificadoras. Lógicamente nos referimos a la teoría liberal y marxista, ideadas por Adam Smith y Marx y Engels respectivamente. Ambas teorías consideran que el desarrollo es un proceso estrictamente económico que habría de basarse en la industria manufacturera para poder ser llevado a cabo con éxito en todo el mundo. Además, ambas coinciden en que el desarrollo es un proceso deseable y alcanzable en todos los casos.
• La diferencia entre ambas estriba, como ocurre también en la mayor parte de los asuntos económicos que discuten, en el vehículo a emplear para la consecución de dicho fin. Aquí, mientras la teoría liberal se muestra convencida de que la herramienta más adecuada es la economía liberal de mercado, la teoría marxista considera que el modelo más oportuno es el de la economía planificada, ya que de lo contrario el crecimiento económico se construiría a costa de las clases trabajadoras y de la explotación colonial, explicando cómo los países capitalistas avanzados exportaban sus manufacturas a los países de la periferia mientras que, al mismo tiempo, saqueaban las riquezas de éstos y se apoderaban de esclavos.
• A pesar de su iniciación en el estudio del problema del desarrollo, ninguna de estas teorías entendía el subdesarrollo de un modo similar a como lo hacemos ahora, ya que lo consideraban una anécdota histórica sin mayor importancia para los planteamientos generales de sus respectivas teorías. Daban por descontado que en un plazo medio de tiempo todos los estados del mundo iban a gozar de un desarrollo económico similar al de Europa Occidental y Estados Unidos.
LOS ORÍGENES DE LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA
• No fue hasta 1928, durante el Sexto Congreso de la Internacional Comunista, cuando por primera vez se puso en duda la progresividad histórica del capitalismo, ya que hasta ese momento los ideólogos clásicos del comunismo, como Luxemburgo, Bujarin o Lenin, creían que el capitalismo debía agotar toda su capacidad productiva e innovadora antes de derivar en el socialismo. Con este cambio de rumbo también varió el concepto de desarrollo existente entre los ideólogos marxistas, pasando a entenderlo ahora como un proceso imposible para la periferia en un contexto capitalista.
• Se apuntaron algunos factores de este bloqueo del sistema capitalista, especialmente de la mano de Lenin, como la progresiva monopolización de la producción de los paÍses capitalistas avanzados, la expoliación de capitales y la competencia por el abastecimiento de materias primas. No obstante, no se centró el objetivo en delimitar estrictamente el problema del subdesarrollo, entre otras razones porque las teorías seguían teniendo vocación universalizadora, entendiendo la economía en su conjunto, y no desequilibrios que todavía se pensaban temporales como el subdesarrollo.
Las Teorías Clásicas y Tradicionales del Desarrollo Económico
• Esta sección resume la literatura de las teorías de desarrollo económico que se originaron desde 1930s con el trabajo de Schumpeter (1934) y los desarrollos posteriores de Lewis (1954), Rostow (1956), Mynth (1958), Nurkse (1953), Rosenstein-Rodan (1961), Fei-Ranis (1961) entre otros.
• Las teorías desarrolladas por esto autores comparten dos aspectos. El primer aspecto es el enfoque histórico del proceso de desarrollo desde sociedades precapitalistas hacia sociedades capitalistas. El segundo aspecto es la concepción dualista de una economía en desarrollo o menos desarrollada. Esta dualidad identifica a las teorías “clásicas o tradicionales” del desarrollo económico.
Para este grupo de teorías un país en desarrollo era un país definido con las siguientes características:
• La economía tiene dos sectores económicos claramente distinguidos. El primer sector pre-capitalista o sector de subsistencia, de baja productividad de los recursos humanos y en donde los “agentes” residentes en el sector explota algún recurso natural (principalmente la tierra) o usan su propia fuerza laboral.
• El segundo sector capitalista de mayor productividad de los recursos humanos y con una dotación de capital que permite a los “agentes” residentes de este sector realizar actividades productivas;
• El “salario real” en el sector subsistencia es determinado exógenamente por factores institucionales mientras que en el sector capitalista el salario real es determinado por las fuerzas de mercado. Los trabajadores del sector capitalista provenían del sector no capitalista y del crecimiento natural de la población. Las diferencias en el funcionamiento de los mercados laborales implicaba que el salario real en el sector capitalista sea determinado por el salario real de subsistencia.
• El proceso de desarrollo de la economía descansa en tres tipos “agentes”. Los ‘trabajadores’, con baja propensión al ahorro y que emplean su fuerza laboral en las actividades económicas derivadas de la explotación de los “recursos no humanos” de los sectores capitalistas y no capitalistas.
• Los ‘capitalistas’, con una más alta propensión al ahorro y dueños de los medios de producción (recursos naturales y no naturales) y el ‘gobierno’ cuyo papel se concentraba en: mantener el equilibrio en las cuentas macroeconómicas, proveer de la dotación de los bienes públicos, e impulsar el proceso de desarrollo de la economía;
• Bajo la concepción clásica o tradicional el proceso de desarrollo económico consistía en el proceso mediante el cual la economía pasa de una situación inicial llamada de “subdesarrollo” (o “trampa de equilibrio de nivel bajo de ingreso”) a otra situación de desarrollo (y de “equilibrio”) con crecimiento sostenido, mayores niveles de ingreso por habitante y con plena utilización de los recursos humanos.
• En la situación de desarrollo, la economía en su totalidad funciona como una economía capitalista sin distorsiones sustantivas en los mercados y sectores
Las causas principales que explicaban la situación “inicial” del subdesarrollo para los clásicos son:
• La insuficiencia de la demanda interna para absorber la mano de obra de los sectores no capitalistas;
• La ausencia de una significativa clase capitalista que permitiera generar la demanda vía ahorros e inversiones;
• El bajo desarrollo del sector financiero que no permitía canalizar los ahorros hacia inversiones productivas;
• La existencia de “indivisibilidades” en la producción; demanda y ahorros generadas por la existencia de economías de escala a nivel de la empresa (o de la planta); la falta de coordinación empresarial y la baja propensión al ahorro respectivamente. La superación de estas indivisibilidades pueden originar externalidades pecuniarias potenciales (positivas) a nivel agregado de la economía;
Para los clásicos, o tradicionalista del desarrollo económico, para el cambio o lo que denominaremos “el salto cualitativo” desde la situación (inicial) de subdesarrollo hacia la situación final de desarrollo y crecimiento sostenido se requería de una serie de condiciones. Entre ellas se destacan:
• La oferta de trabajo requiere responder a los incentivos “salariales” de mercado (esto es, oferta de trabajo precio elásticas) o que esta no sea “rígida” ante los cambios de los salarios y que el trabajador pueda movilizarse entre sectores económicos con bajos costos de migración;
• La existencia de cambios políticos, sociales, institucionales y culturales sustanciales a favor del cambio hacia la situación de desarrollo;
• La aparición e incremento de una clase empresarial innovadora, con altas propensiones a invertir y ahorrar. Esto implica relativamente altas elasticidades precio de la oferta de ahorro y de la demanda por capital;
• La expansión de los sectores e instituciones financieros que movilicen los recursos desde los ahorros hacia la inversión productiva;
• Incrementos sustantivos de los niveles de inversión y ahorros de la economía;
La identificación y creación de demandas (internas o externas) que sostengan el desarrollo del conjunto de industrias domésticas;
• Intervenciones del Estado en diversas esferas. En primer lugar, en los sectores económicos donde existen indivisibilidades productivas y que además sirven como sectores de soporte para el desarrollo de industrias en otros sectores. En segundo lugar, en la redistribución (en el período de transición de desde la situación inicial hacia la de crecimiento sostenido) de los ingresos hacia los grupos sociales de mayores propensiones al ahorro y a la inversión. En tercer lugar en un diseño fino e inteligente de impuestos, subsidios, o transferencias que generen los recursos necesarios y suficientes para lograr tres objetivos definidos: la estabilidad macroeconómica; inversiones en los sectores de infraestructura o en aquellos donde las indivisibilidades obstaculicen la inversión privada; y la redistribución de ingresos hacia los grupos de propensiones al ahorro e inversión altos sin descuidar a la masa de población en situación de pobreza;
• Los autores seguidores de los clásicos sostienen dos formas del cómo estas condiciones se vierten en el proceso del desarrollo de los sectores. La primera a través de un “crecimiento balanceado” (Rosenstein-Rodan, 1961) que implique que la inversión y el producto de todos los sectores de la economía crezcan de forma simultánea o a iguales o similares tasas de crecimiento (Lipton, 1962). La segunda, a través de un “crecimiento no balanceado” donde el crecimiento de los denominados sectores líderes arrastren o generan el crecimiento del resto de sectores. Bajo este tipo de crecimiento los “encadenamientos o eslabonamientos” inter-sectoriales “hacia atrás” requieren ser de relativa mayor importancia que aquellos “hacia delante25” (Hirschman, 1958).
• Uno de los sectores líderes que los desarrollistas clásicos otorgaron un especial atención fue el sector exportador (usualmente ligado a la explotación de los recursos naturales y la producción de materias primas o productos primarios, Myint, 1958). Las exportaciones generadas por una demanda externa podría ser un elemento clave ante la insuficiente demanda interna por el bajo nivel de ingresos de las economías en desarrollo. El nivel de “apertura” de la economía requerida para el desarrollo del sector exportador originaba sin embargo dos efectos sobre el desarrollo del mercado interno. El primero, favorable al desarrollo de dicho mercado, causado por la generación de demanda –necesaria para el despegue o “take off” (Rostow, 1956) o “big push” (Rosestein-Rodan, 1961), o “salto cualitativo” de la economía, y la reducción del tamaño de la inversión requerida para el despegue.
• El segundo de impredecibles efectos sobre la demanda interna debido a los movimientos de los factores trabajo y capital entre países. Las migraciones de ambos factores, desde la economía menos desarrollada hacia las más desarrolladas, podrían deprimir a la economía menos desarrollada por la falta de capital, empresas, y potencial capital humano. Contrariamente, las migraciones de ambos factores desde las economías desarrolladas hacia las menos desarrolladas podría acelerar el proceso de desarrollo siempre y cuando la mano de obra externa sea de mayor grado de calificación que la mano de obra doméstica.
La Economìa Polìtica
ECONOMÍA POLÍTICA
DE WIKIPEDIA, LA ENCICLOPEDIA LIBRE
Material Tomado de la Página http://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_pol%C3%ADtica
Utilizado solo para fines didácticos
Economía política fue el término original introducido por primera vez por Antoine de Montchrestien en 1615, y utilizado para el estudio de las relaciones de producción, especialmente entre las tres clases principales de la sociedad capitalista o burguesa: capitalistas, proletarios y terratenientes. En contraposición con las teorías de la fisiocracia, en las cuales la tierra era vista como el origen de toda riqueza, la economía política propuso (primero con Adam Smith) la teoría del valor-trabajo, según la cual el trabajo es la fuente real del valor. Al final del siglo XIX, el término economía política fue paulatinamente abandonado por el término economía, usado por aquellos que buscaban abandonar la visión clasista de la sociedad, reemplazándola por el enfoque matemático, axiomático y valorativo de los estudios económicos actuales y que concebía el valor originado en la utilidad que el bien generaba en el individuo.
Actualmente, el término economía política, se utiliza comúnmente para referirse a estudios interdisciplinarios que se apoyan en la economía, la sociología, la comunicación, el derecho y la ciencia política para entender cómo las instituciones y los entornos políticos influencian la conducta de los mercados. Dentro de la ciencia política, el término se refiere principalmente a las teorías liberales, marxistas, o de otro tipo, que estudian las relaciones entre la economía y el poder político dentro de los estados. Economía política internacional es en cambio una rama de la economía a la que le concierne el comercio y las finanzas internacionales, y las políticas estatales que afectan el intercambio internacional, como las políticas monetarias y fiscales.
HISTORIA DEL TÉRMINO
El término economía política originalmente significó el estudio de las condiciones bajo las cuales se organizaba la producción en los estados nacionales del recién nacido modo de producción capitalista. El término se utilizó por primera vez en Inglaterra en el siglo XVIII, para reemplazar el enfoque anterior de los fisiócratas franceses. Los principales exponentes de la economía política son: Adam Smith, David Ricardo y Karl Marx.
En la segunda mitad del siglo XIX, algunos teóricos del laissez-faire (libre mercado), comenzaron a argumentar que el estado no debería regular los mercados; que la política y la economía actuaban de acuerdo a diferentes lógicas y que la economía política debía ser reemplazada por dos disciplinas separadas: ciencia política (o teoría social en general) y economía. Este movimiento ha sido visto, particularmente por pensadores marxistas, como uno de los principios de la fragmentación de la ciencia social.
Coincidentemente con el despliegue del liberalismo clásico, y en oposición a él, se desarrollaron las teorías socialistas y comunistas, que sostenían que el modelo promovido por los liberales clásicos (el capitalismo desregulado), era incapaz de distribuir los recursos de la sociedad de manera de evitar que una vasta mayoría permanezca en la miseria.
Algunos socialistas como Thomas Hodgskin consideraron que el capitalismo estaba intrínsecamente relacionado con privilegios que el poder político otorgaba a las clases propietarias y que eliminados esos privilegios no podría haber capitalismo. La evolución de esta corriente daría lugar más tarde al socialismo anarquista, con autores como Pierre-Joseph Proudhon, Josiah Warren o Benjamin Tucker que consideraron una serie de monopolios mediante los cuales el Estado garantizaba el dominio de las clases propietarias sobre las clases no propietarias.
CONCEPTOS CENTRALES DE LA ECONOMÍA POLÍTICA
La economía política estudia las relaciones que los individuos establecen entre sí para organizar la producción colectiva, particularmente aquellas relaciones que se establecen entre los dueños de los medios de producción y entre quienes no los poseen. Mientras que la economía ortodoxa (o del valor subjetivo) se enfoca en los precios y ve a la producción y al consumo como «efectos» de éstos, la economía política ve a la actividad económica como el resultado de las necesidades de supervivencia y reproducción del ser humano articuladas a una comunidad y a sus determinaciones legales, técnico-científicas y culturales. La división entre «valor de uso» y «valor de cambio» (distinción establecida con claridad por Marx en El Capital), establece una separación entre lo que hoy es conocido como «valor» y «precio». Desde la perspectiva de la Economía Política, el "valor" es la expresión del trabajo incorporado a la mercancía y el precio es la tasación de ese valor que hace el mercado. Estas categorías contrastan con la total identificación del valor con el precio en las escuelas del valor subjetivo.
El intercambio privado se produce en el mercado y está basado en un marco legal que valida la propiedad privada. Este sector se denomina sector privado. Cuando el gobierno interviene en la economía de mercado, a través de políticas o de intercambios directos, se denomina sector público.
FUNDADORES DE LA ECONOMIA POLITICA
FISIÓCRATAS: basan la riqueza en la producción agrícola o de materias primas esa es la única actividad económica según ellos.
ARISTOTELES: Desde que el empezó a filosofar ya tenía idea de una economía en los países
DISCIPLINAS RELACIONADAS CON LA ECONOMÍA POLÍTICA
• Sociología
• Antropología
• Psicología
• Historia
• Economía
• Derecho
• Ecología
• Relaciones Internacionales
• Nueva economía política
• Comunicación
• Ciencia política
PARADIGMAS GENERALES DE LA ECONOMÍA POLÍTICA
Las grandes escuelas de la economía política se dividen principalmente en dos paradigmas: el paradigma de la distribución y el paradigma de la producción. Estos paradigmas pueden estar relacionados, particularmente en los extremos. Las teorías basadas en el paradigma de la distribución discuten fundamentalmente sobre cómo deben distribuirse los costos y beneficios sociales, así como los costos y beneficios del capital. Algunas de estas teorías son: anarquismo, liberalismo, conservadurismo, socialismo y comunismo. Las teorías enmarcadas en el paradigma de la producción se preocupan por los fundamentos y las bases sobre las cuales la sociedad decide qué producir y de qué forma. Algunas teorías de este paradigma son: individualismo, comunitarismo y colectivismo.
DE WIKIPEDIA, LA ENCICLOPEDIA LIBRE
Material Tomado de la Página http://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_pol%C3%ADtica
Utilizado solo para fines didácticos
Economía política fue el término original introducido por primera vez por Antoine de Montchrestien en 1615, y utilizado para el estudio de las relaciones de producción, especialmente entre las tres clases principales de la sociedad capitalista o burguesa: capitalistas, proletarios y terratenientes. En contraposición con las teorías de la fisiocracia, en las cuales la tierra era vista como el origen de toda riqueza, la economía política propuso (primero con Adam Smith) la teoría del valor-trabajo, según la cual el trabajo es la fuente real del valor. Al final del siglo XIX, el término economía política fue paulatinamente abandonado por el término economía, usado por aquellos que buscaban abandonar la visión clasista de la sociedad, reemplazándola por el enfoque matemático, axiomático y valorativo de los estudios económicos actuales y que concebía el valor originado en la utilidad que el bien generaba en el individuo.
Actualmente, el término economía política, se utiliza comúnmente para referirse a estudios interdisciplinarios que se apoyan en la economía, la sociología, la comunicación, el derecho y la ciencia política para entender cómo las instituciones y los entornos políticos influencian la conducta de los mercados. Dentro de la ciencia política, el término se refiere principalmente a las teorías liberales, marxistas, o de otro tipo, que estudian las relaciones entre la economía y el poder político dentro de los estados. Economía política internacional es en cambio una rama de la economía a la que le concierne el comercio y las finanzas internacionales, y las políticas estatales que afectan el intercambio internacional, como las políticas monetarias y fiscales.
HISTORIA DEL TÉRMINO
El término economía política originalmente significó el estudio de las condiciones bajo las cuales se organizaba la producción en los estados nacionales del recién nacido modo de producción capitalista. El término se utilizó por primera vez en Inglaterra en el siglo XVIII, para reemplazar el enfoque anterior de los fisiócratas franceses. Los principales exponentes de la economía política son: Adam Smith, David Ricardo y Karl Marx.
En la segunda mitad del siglo XIX, algunos teóricos del laissez-faire (libre mercado), comenzaron a argumentar que el estado no debería regular los mercados; que la política y la economía actuaban de acuerdo a diferentes lógicas y que la economía política debía ser reemplazada por dos disciplinas separadas: ciencia política (o teoría social en general) y economía. Este movimiento ha sido visto, particularmente por pensadores marxistas, como uno de los principios de la fragmentación de la ciencia social.
Coincidentemente con el despliegue del liberalismo clásico, y en oposición a él, se desarrollaron las teorías socialistas y comunistas, que sostenían que el modelo promovido por los liberales clásicos (el capitalismo desregulado), era incapaz de distribuir los recursos de la sociedad de manera de evitar que una vasta mayoría permanezca en la miseria.
Algunos socialistas como Thomas Hodgskin consideraron que el capitalismo estaba intrínsecamente relacionado con privilegios que el poder político otorgaba a las clases propietarias y que eliminados esos privilegios no podría haber capitalismo. La evolución de esta corriente daría lugar más tarde al socialismo anarquista, con autores como Pierre-Joseph Proudhon, Josiah Warren o Benjamin Tucker que consideraron una serie de monopolios mediante los cuales el Estado garantizaba el dominio de las clases propietarias sobre las clases no propietarias.
CONCEPTOS CENTRALES DE LA ECONOMÍA POLÍTICA
La economía política estudia las relaciones que los individuos establecen entre sí para organizar la producción colectiva, particularmente aquellas relaciones que se establecen entre los dueños de los medios de producción y entre quienes no los poseen. Mientras que la economía ortodoxa (o del valor subjetivo) se enfoca en los precios y ve a la producción y al consumo como «efectos» de éstos, la economía política ve a la actividad económica como el resultado de las necesidades de supervivencia y reproducción del ser humano articuladas a una comunidad y a sus determinaciones legales, técnico-científicas y culturales. La división entre «valor de uso» y «valor de cambio» (distinción establecida con claridad por Marx en El Capital), establece una separación entre lo que hoy es conocido como «valor» y «precio». Desde la perspectiva de la Economía Política, el "valor" es la expresión del trabajo incorporado a la mercancía y el precio es la tasación de ese valor que hace el mercado. Estas categorías contrastan con la total identificación del valor con el precio en las escuelas del valor subjetivo.
El intercambio privado se produce en el mercado y está basado en un marco legal que valida la propiedad privada. Este sector se denomina sector privado. Cuando el gobierno interviene en la economía de mercado, a través de políticas o de intercambios directos, se denomina sector público.
FUNDADORES DE LA ECONOMIA POLITICA
FISIÓCRATAS: basan la riqueza en la producción agrícola o de materias primas esa es la única actividad económica según ellos.
ARISTOTELES: Desde que el empezó a filosofar ya tenía idea de una economía en los países
DISCIPLINAS RELACIONADAS CON LA ECONOMÍA POLÍTICA
• Sociología
• Antropología
• Psicología
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• Economía
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PARADIGMAS GENERALES DE LA ECONOMÍA POLÍTICA
Las grandes escuelas de la economía política se dividen principalmente en dos paradigmas: el paradigma de la distribución y el paradigma de la producción. Estos paradigmas pueden estar relacionados, particularmente en los extremos. Las teorías basadas en el paradigma de la distribución discuten fundamentalmente sobre cómo deben distribuirse los costos y beneficios sociales, así como los costos y beneficios del capital. Algunas de estas teorías son: anarquismo, liberalismo, conservadurismo, socialismo y comunismo. Las teorías enmarcadas en el paradigma de la producción se preocupan por los fundamentos y las bases sobre las cuales la sociedad decide qué producir y de qué forma. Algunas teorías de este paradigma son: individualismo, comunitarismo y colectivismo.
La Economìa Clàsica
ECONOMÍA CLÁSICA
DE WIKIPEDIA, LA ENCICLOPEDIA LIBRE
Material Tomado de la Página http://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_cl%C3%A1sica
Utilizado solo para fines didácticos
La economía clásica es una escuela de pensamiento económico cuyos principales exponentes son Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus y John Stuart Mill. Es considerada por muchos como la primera escuela moderna de economía y en ocasiones se ha expandido para incluir a autores como William Petty, Johann Heinrich von Thünen o Karl Marx.
La publicación del libro de Adam Smith titulado Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (generalmente conocido como La riqueza de las naciones) en 1776 se considera normalmente como el comienzo de la economía clásica. La escuela estuvo activa hasta mediados del siglo XIX y fue sucedida por la escuela neoclásica, que comenzó en el Reino Unido alrededor de 1870.
Los economistas clásicos intentaron y en parte lograron explicar el crecimiento y el desarrollo económico. Crearon sus "dinámicas de crecimiento" en una época en la que el capitalismo se encontraba en pleno auge tras salir de una sociedad feudal y en la que la revolución industrial provocaba enormes cambios sociales. Estos cambios también provocaron la cuestión de si se podría organizar una sociedad alrededor de un sistema en el que cada individuo buscara simplemente su propia ganancia (económica).
Los economistas clásicos reorientaron la economía, alejándose del análisis previo que se centraba en los intereses personales del gobernante y un interés basado en las clases sociales. El fisiócrata François Quesnay y Adam Smith, por ejemplo, identificaron la riqueza de la nación con el producto nacional bruto, en lugar de con la tesorería del rey o del estado. Smith veía este producto nacional como el trabajo aplicado a la tierra y al capital. Una vez que la tierra y el capital son apropiados por los individuos, el producto nacional se divide entre trabajadores, terratenientes y capitalistas, en la forma de salario, renta e interés.
Tendió a enfatizar los beneficios del libre comercio, un análisis organizado alrededor del precio natural de los bienes, y la teoría del valor como costo de producción o la teoría del valor del trabajo.
Fue desplazado en gran parte por escuelas marginalistas de pensamiento (tal como la escuela austríaca) que según su perspectiva el valor derivaba de la utilidad marginal que los consumidores encontraron en un bien antes que en el costo de las entradas que componían el producto. Considerando la adhesión de muchos economistas clásicos al mercado libre, la escuela de economía más grande que todavía adhiere a las formas clásicas es la escuela marxista.
TEORÍA DEL VALOR
Los economistas clásicos desarrollaron lo que se vendría a denominar "teoría del valor" o del "precio", a través de la cual se buscaba investigar la dinámica de la economía. Petty introdujo la distinción fundamental entre precio de mercado y precio natural para facilitar el retrato de las regularidades en los precios.
Los precios de mercados se ven influenciados por una gran cantidad de factores transitorios que son difíciles de teorizar en ningún nivel abstracto. Los precios naturales, según Petty, Smith y Ricardo, por ejemplo, capturan las fuerzas persistentes y sistemáticas que operan en un punto en un momento dado. Los precios de mercado siempre tienden a los precios naturales en un proceso que Smith describía como similar a la atracción gravitatoria.
Por otra parte, la teoría de qué era exactamente lo que determina los precios naturales no es la misma en toda la escuela clásica. Petty intentó desarrollar un par entre la tierra y el trabajo. Smith, sin embargo, confinaba la teoría del valor a un pasado mítico precapitalista, y establecía que los precios naturales eran la suma de los salarios naturales, los beneficios (incluyendo el interés del capital y los impuestos) y la renta. Ricardo también tenía su teoría del valor, en este caso basada en el coste. Criticaba a Smith por describir la renta como determinante de los precios, en lugar de determinada por los precios, si bien veía en su teoría del valor como una buena aproximación. Ricardo, seguido en esto por Marx, afirmaba que todos los costos de producción son costos laborales que se pagan de una forma directa o acumulándolos al capital. Ambos pensaban que el valor depende de la cantidad de trabajo incorporado en los bienes o servicios, y los precios, relativos unos a otros, son fijados por el mercado. De hecho el trabajo es una mercancía cuyo precio es asignado también por el mercado.
Los seguidores de Piero Sraffa creen en general que Marx redescubrió y volvió a establecer la economía clásica aunque para sus propios fines. Otros como Schumpeter ven a Marx como seguidor de Ricardo. Incluso Samuel Hollander ha mostrado que hay una base en los textos de los economistas clásicos para apoyar la lectura de Marx, aunque sólo en un conjunto muy pequeño de textos.
POSTULADOS DE LA ESCUELA CLÁSICA DE ECONOMÍA
• Esquema sobre formas de mercados.
• Competencia perfecta en todos los mercados.
• El estado no debe intervenir en el funcionamiento de los mercados, ya que los agentes económicos en su acción individual, como por medio de una "mano invisible", son dirigidos al equilibrio y a la eficiencia. Esto es, Laissez faire. En consecuencia, las políticas fiscales, monetarias y los subsidios, obstaculizan el funcionamiento del mercado.
• Precios flexibles al alza y a la baja, incluidos los salarios, lo que va a permitir que todos los mercados (de bienes y servicios, de dinero, de trabajo, etc.) estén siempre en equilibrio (si hay demanda u oferta insatisfecha el ajuste de precios se encargará de que el mercado vuelva a recuperar el equilibrio).
• El mercado de trabajo está siempre en situación de pleno empleo. No hay paro, el desempleo que pueda existir es de carácter friccional (debido al tiempo que la gente tarda en localizar un trabajo acorde con su capacitación) o voluntario (gente que no quiere aceptar el salario que le ofrece el mercado).
• La producción ofrecida por las empresas viene determinada por el nivel de pleno empleo (a través de la función de producción). Por tanto, la oferta domina sobre la demanda. La curva de oferta es vertical y es la que determina el nivel de producción de equilibrio: variaciones en la demanda tan sólo producen variaciones en los precios.
• La política monetaria es ineficaz (neutralidad del dinero): variaciones en la oferta monetaria sólo afectan al nivel de precios, sin que tengan ningún efecto sobre las variables reales (cantidad demandada, producción de equilibrio, salarios, etc., una vez depurado el efecto de los precios).
• La política fiscal tampoco sirve ya que la economía se encuentra siempre en una situación de pleno empleo, por lo que estas medidas al final sólo se traducen en subidas de precios.
• El valor de un bien está dado por la cantidad de trabajo empleado en la producción de ese bien.
DE WIKIPEDIA, LA ENCICLOPEDIA LIBRE
Material Tomado de la Página http://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_cl%C3%A1sica
Utilizado solo para fines didácticos
La economía clásica es una escuela de pensamiento económico cuyos principales exponentes son Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus y John Stuart Mill. Es considerada por muchos como la primera escuela moderna de economía y en ocasiones se ha expandido para incluir a autores como William Petty, Johann Heinrich von Thünen o Karl Marx.
La publicación del libro de Adam Smith titulado Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (generalmente conocido como La riqueza de las naciones) en 1776 se considera normalmente como el comienzo de la economía clásica. La escuela estuvo activa hasta mediados del siglo XIX y fue sucedida por la escuela neoclásica, que comenzó en el Reino Unido alrededor de 1870.
Los economistas clásicos intentaron y en parte lograron explicar el crecimiento y el desarrollo económico. Crearon sus "dinámicas de crecimiento" en una época en la que el capitalismo se encontraba en pleno auge tras salir de una sociedad feudal y en la que la revolución industrial provocaba enormes cambios sociales. Estos cambios también provocaron la cuestión de si se podría organizar una sociedad alrededor de un sistema en el que cada individuo buscara simplemente su propia ganancia (económica).
Los economistas clásicos reorientaron la economía, alejándose del análisis previo que se centraba en los intereses personales del gobernante y un interés basado en las clases sociales. El fisiócrata François Quesnay y Adam Smith, por ejemplo, identificaron la riqueza de la nación con el producto nacional bruto, en lugar de con la tesorería del rey o del estado. Smith veía este producto nacional como el trabajo aplicado a la tierra y al capital. Una vez que la tierra y el capital son apropiados por los individuos, el producto nacional se divide entre trabajadores, terratenientes y capitalistas, en la forma de salario, renta e interés.
Tendió a enfatizar los beneficios del libre comercio, un análisis organizado alrededor del precio natural de los bienes, y la teoría del valor como costo de producción o la teoría del valor del trabajo.
Fue desplazado en gran parte por escuelas marginalistas de pensamiento (tal como la escuela austríaca) que según su perspectiva el valor derivaba de la utilidad marginal que los consumidores encontraron en un bien antes que en el costo de las entradas que componían el producto. Considerando la adhesión de muchos economistas clásicos al mercado libre, la escuela de economía más grande que todavía adhiere a las formas clásicas es la escuela marxista.
TEORÍA DEL VALOR
Los economistas clásicos desarrollaron lo que se vendría a denominar "teoría del valor" o del "precio", a través de la cual se buscaba investigar la dinámica de la economía. Petty introdujo la distinción fundamental entre precio de mercado y precio natural para facilitar el retrato de las regularidades en los precios.
Los precios de mercados se ven influenciados por una gran cantidad de factores transitorios que son difíciles de teorizar en ningún nivel abstracto. Los precios naturales, según Petty, Smith y Ricardo, por ejemplo, capturan las fuerzas persistentes y sistemáticas que operan en un punto en un momento dado. Los precios de mercado siempre tienden a los precios naturales en un proceso que Smith describía como similar a la atracción gravitatoria.
Por otra parte, la teoría de qué era exactamente lo que determina los precios naturales no es la misma en toda la escuela clásica. Petty intentó desarrollar un par entre la tierra y el trabajo. Smith, sin embargo, confinaba la teoría del valor a un pasado mítico precapitalista, y establecía que los precios naturales eran la suma de los salarios naturales, los beneficios (incluyendo el interés del capital y los impuestos) y la renta. Ricardo también tenía su teoría del valor, en este caso basada en el coste. Criticaba a Smith por describir la renta como determinante de los precios, en lugar de determinada por los precios, si bien veía en su teoría del valor como una buena aproximación. Ricardo, seguido en esto por Marx, afirmaba que todos los costos de producción son costos laborales que se pagan de una forma directa o acumulándolos al capital. Ambos pensaban que el valor depende de la cantidad de trabajo incorporado en los bienes o servicios, y los precios, relativos unos a otros, son fijados por el mercado. De hecho el trabajo es una mercancía cuyo precio es asignado también por el mercado.
Los seguidores de Piero Sraffa creen en general que Marx redescubrió y volvió a establecer la economía clásica aunque para sus propios fines. Otros como Schumpeter ven a Marx como seguidor de Ricardo. Incluso Samuel Hollander ha mostrado que hay una base en los textos de los economistas clásicos para apoyar la lectura de Marx, aunque sólo en un conjunto muy pequeño de textos.
POSTULADOS DE LA ESCUELA CLÁSICA DE ECONOMÍA
• Esquema sobre formas de mercados.
• Competencia perfecta en todos los mercados.
• El estado no debe intervenir en el funcionamiento de los mercados, ya que los agentes económicos en su acción individual, como por medio de una "mano invisible", son dirigidos al equilibrio y a la eficiencia. Esto es, Laissez faire. En consecuencia, las políticas fiscales, monetarias y los subsidios, obstaculizan el funcionamiento del mercado.
• Precios flexibles al alza y a la baja, incluidos los salarios, lo que va a permitir que todos los mercados (de bienes y servicios, de dinero, de trabajo, etc.) estén siempre en equilibrio (si hay demanda u oferta insatisfecha el ajuste de precios se encargará de que el mercado vuelva a recuperar el equilibrio).
• El mercado de trabajo está siempre en situación de pleno empleo. No hay paro, el desempleo que pueda existir es de carácter friccional (debido al tiempo que la gente tarda en localizar un trabajo acorde con su capacitación) o voluntario (gente que no quiere aceptar el salario que le ofrece el mercado).
• La producción ofrecida por las empresas viene determinada por el nivel de pleno empleo (a través de la función de producción). Por tanto, la oferta domina sobre la demanda. La curva de oferta es vertical y es la que determina el nivel de producción de equilibrio: variaciones en la demanda tan sólo producen variaciones en los precios.
• La política monetaria es ineficaz (neutralidad del dinero): variaciones en la oferta monetaria sólo afectan al nivel de precios, sin que tengan ningún efecto sobre las variables reales (cantidad demandada, producción de equilibrio, salarios, etc., una vez depurado el efecto de los precios).
• La política fiscal tampoco sirve ya que la economía se encuentra siempre en una situación de pleno empleo, por lo que estas medidas al final sólo se traducen en subidas de precios.
• El valor de un bien está dado por la cantidad de trabajo empleado en la producción de ese bien.
Modelo Fisiòcrata
FISIOCRACIA
Material Tomado de la Página http://www.econlink.com.ar/fisiocracia
Utilizado solo para fines didácticos
A mediados del siglo XVIII, la economía de Francia se encontraba en una muy mala situación. El rey Luis XV llevó al país a guerras innecesarias que agotaron el tesoro. Los efectos de estas desastrosas guerras intentaban ser mitigados mediante un sistema fiscal opresivo. Adicionalmente, se habían aplicado políticas mercantilistas que restringían el comercio. El producto de la agricultura y el valor de la tierra decrecían. Los agricultores debían entregar una gran parte de su producto al terrateniente y el resto estaba fuertemente gravado, mientras que la nobleza y el clero, que eran dueños de gran parte de la superficie del país, estaba exento de impuestos. El sector agrícola estaba en decadencia y la población agrícola disminuía. La fisiocracia surgió como respuesta a este estado de la economía francesa.
En el siglo XVIII, un grupo de “filósofos-economistas” presentó una teoría de conjunto de la actividad económica, que intenta basarse en las relaciones entre el hombre y la naturaleza, o el mundo material. Los escritos de la fisiocracia se sucedieron entre 1756 y 1778 y provienen de diversos autores, congregados en torno a la figura de Quesnay, aunque cada uno con características propias.
Los fisiócratas reclamaban el nombre de “economistas”, pero debido a que posteriormente el término “economista” fue utilizado más comúnmente, fueron rebautizados como “fisiócratas”. El término “fisiocracia” significa gobierno de la naturaleza, y se les adjuntó este nombre debido a que en su teoría el mundo material (naturaleza), domina sobre los hombres.
Muchos miembros de la fisiocracia pertenecían a una nueva clase de agricultores, que habían comprado tierras a nobles arruinados e intentaban hacer de la agricultura una actividad lucrativa. En sus comienzos, la fisiocracia era un conjunto de propuestas prácticas derivadas de un interés de esta nueva clase.
El líder intelectual de la fisiocracia fue François Quesnay, que en 1758 publicó una obra titulada Tableau économique (Cuadro Económico), que tuvo gran aceptación en el ambiente de la época. Otras obras de Quesnay fueron “Agricultores” (1756), “Cereales” (1757) y “Derecho Natural” (1765). Quesnay comenzó a interesarse por la economía cuando tenía una edad mayor a los 60 años, al parecer, porque había acumulado grandes extensiones de tierras
Luego de Quesnay, surgieron otros autores pertenecientes a la fisiocracia, entre los cuales se destaca Víctor de Mirabeau. También pertenecen a la fisiocracia los autores Mercier de la Rivière, Dupont de Nemours, el Abate Baudeau y Vincent de Gournay, a quien, acertada o desacertadamente se le atribuye la conocida frase “laissez-faire, laissez passer”.
La fisiocracia concebía a la economía como extremadamente compleja, en la que una modificación en alguna parte constituyente, con el tiempo tenía efectos en las demás partes, lo que constituyó el primer análisis de equilibrio general.
Los fisiócratas fueron los últimos autores que indagan sobre si determinadas ramas de la actividad económica contribuyen más que otras a la riqueza de un país. En este sentido, afirmaron que la agricultura era la única rama que originaba producto neto, por lo que ésta era la actividad que debía ser fomentada. Con respecto a las instituciones económicas, fueron los primeros en reclamar un régimen basado en la propiedad y en la libertad. La fisiocracia también fue la primera escuela en concebir a la actividad económica como un flujo continuo de rentas que circulaban de una clase a otra, que podían representarse mediante un cuadro sintético, el “Cuadro Económico”.
La fisiocracia apelaba a principios racionales, afirmaba que los hechos sociales están unidos por lazos de leyes inevitables, a las que los gobiernos y los individuos deberían obedecer.
La fisiocracia es una respuesta al mercantilismo, aunque si bien defendían el librecambio y el interés individual, continuaban elogiando a autoridad absoluta. Una explicación a esta paradoja se encuentra en el hecho de que, debido al régimen reinante, les estaba prohibida la libertad de expresión y la crítica hacia los abusos cometidos por miembros del estado. [Baur, Stephan; “Studies on the Origin of the French Economists” Quarterly Journal of Economics, vol. 5(1890) pp. 100-107]
TEORÍA DEL PRODUCTO NETO DE LA FISIOCRACIA
Para Quesnay, una sola rama de la actividad económica era capaz de suministrar indefinidamente bienes consumibles sin prejuicio para la fuente de donde se extraigan: la agricultura. Las demás ramas de la economía, eran sólo transformadoras que se limitaban a añadir utilidad a elementos preexistentes, modificando su estructura material o trasladándolos de lugar. El valor agregado por la industria o el comercio era sólo el valor del trabajo humano, por lo que Quesnay clasificó de “estériles” al comercio y a la industria, lo que no significa que las haya considerado inútiles, sólo que no eran capaces de generar más valor que el valor del trabajo. Es decir, sólo agregan valor trabajo a lo ya producido, no crean valor. La agricultura, en cambio, era la única actividad que generaba más riqueza que el trabajo insumido en ella. El “producto neto” se ve en esta actividad, debido a que produce un volumen de bienes mayor a lo necesario para conseguir semillas y mantener a los agricultores. Es necesario aclarar que admiten que en condiciones monopólicas las manufacturas también pueden producir valor agregado.
Se pueden encontrar numerosos textos en los que autores de la fisiocracia se refieren a una función divina en la actividad agricultora. Por ejemplo, Mirabeau escribió que (la agricultura) “es una manufactura de institución divina, en que el fabricante tiene como asociado al Autor de la Naturaleza”.
CRÍTICAS A LA TEORÍA DE PRODUCTO NETO DE LA FISIOCRACIA
• No es posible determinar con exactitud qué es lo que la agricultura y sólo ella produce: no es creadora de materia, ni de utilidad, ni de valor. Aparentemente, el concepto de producto neto corresponde a lo que hoy es denominado renta.
• Nunca probaron su teoría del producto neto. No es cierto que la agricultura multiplique riquezas y el resto de las ramas sólo agregue.
• Actualmente, la ciencia económica converge a la idea de que producir es crear utilidad. Bajo este concepto, queda claro que la agricultura no es la única actividad capaz de crear riqueza.
EL “CUADRO ECONÓMICO” DE LA FISIOCRACIA
Si bien la afirmación de que la agricultura es el único sector capaz de generar “producto neto” es bastante criticable, el aporte fundamental, por el cual los fisiócratas son actualmente elogiados, no proviene de esta rama de su investigación, sino de haber indagado qué sucede con su “producto neto” en la economía. Para averiguar el destino del producto neto, Quesnay ideó el denominado Cuadro Económico, simplificado en el siguiente gráfico:
Fuente: Eckelund, R. y Hébert R. Historia de la Teoría Económica y de su Método (1992) p. 93
En la descripción de Quesnay, hay tres clases sociales: agricultores (clase productiva); una clase estéril (artesanos, comerciantes, fabricantes y profesionales); y una clase propietaria (terratenientes). El objetivo del cuadro económico no era describir la distribución de la renta en la economía, sino describir como circulan las rentas (producto neto) de un sector a otro. Quesnay parte de que la agricultura proporciona una renta de cinco mil millones de francos (5.000), los agricultores guardan 2.000, emplean 1.000 en compras a la clase estéril (vestido, alojamiento, etc.) y entregan los 2.000 restantes a los propietarios. Los propietarios gastaban 1.000 en la clase productora y 1.000 en la clase estéril. Entonces, la clase estéril disponía de 2.000, de los que iban 1.000 a la clase productora y 1.000 a la clase propietaria. Después de estos primeros movimientos, habrían de producirse otros movimientos sucesivos de renta.
Quesnay era médico de la corte, y para la realización de su Cuadro Económico se inspiró en el funcionamiento del cuerpo humano. Las rentas circulan por la economía al igual que circula la sangre por el cuerpo. Un trastorno en un órgano del cuerpo, origina reacciones en otros órganos para compensar el trastorno inicial.
Este cuadro sirvió como punto de partida de análisis de política económica, realizados por otros miembros de la fisiocracia como el abate Baudeau y Mirabeau. Por ejemplo, afirmaban que cuando la parte del producto neto que vuelve a la tierra es insuficiente (ya sea por compras excesivas a la clase estéril o insuficientes a la clase agrícola), la creación de producto neto disminuye y puede surgir una depresión económica.
Si bien el Cuadro Económico desarrollado por Quesnay puede ser fácilmente criticado, su mérito radica en haber tenido una visión de los diversos sectores económicos como interdependientes, que la economía puede estar en desequilibrio a causa de una mala orientación de los flujos de renta.
EL “ORDEN NATURAL” DE LA FISIOCRACIA
Los fisiócratas creían en la existencia de un “orden natural y esencial”, que era el conjunto de instituciones conformes con la providencia y que aseguraría la prosperidad. Cuando los fisiócratas hablan del Orden Natural, no intentan analizar la realidad, sólo describir una situación ideal.
Según los autores de la fisiocracia, existe una ordenación natural o ideal de todas las cosas, impuesta por Dios y que el hombre puede descubrir. Por lo tanto, el objetivo de todos los estudios científicos era descubrir las leyes que rigen los fenómenos.
¿EN QUÉ CONSISTE EL ORDEN NATURAL PARA LA FISIOCRACIA? (PROPUESTAS DE LA FISIOCRACIA)
En la descripción del orden natural, los fisiócratas enuncian sus propuestas en materia de política económica.
a. La fisiocracia exige la propiedad, bajo tres formas:
a. Propiedad Personal: derecho de todo hombre a disponer de sus facultades físicas o intelectuales.
b. Propiedad Mobiliaria: disponer de los frutos de su trabajo.
c. Propiedad Territorial: el heredero debía disponer de la tierra, esto lo justificaban afirmando que era la retribución por haber mejorado y conservado el suelo durante las generaciones, y que era el mejor sistema para asegurar el mantenimiento de la tierra.
b. Libertad del comercio exterior
c. Libertad del tráfico interno (recordemos que muchas medidas se oponen al proteccionismo del mercantilismo). El orden natural llevaría a un “buen precio” de los productos agrícolas. Una política de no intervención del gobierno, haría posible que el capital fluyese libremente hacia el sector agrícola, y que el flujo del producto se ampliase con el tiempo.
d. Salarios lo mas elevados posibles (para aumentar la capacidad de compra de los productos agrícolas)
e. Límite a la tasa de interés: para evitar que el rendimiento del dinero sea mayor al rendimiento de la tierra. Quesnay escribió: “La cantidad de renta que se puede adquirir mediante la compra de una tierra no es arbitraria ni desconocida; su medida precisa nos da la naturaleza de las cosas, que impone su ley al comprador y al vendedor…; esta misma ley debe tenerse en cuenta para la fijación del tipo de interés o renta del dinero”.
f. Despotismo Legal: soberanía de un rey que conocía el orden natural de la fisiocracia y llevaba su política de acuerdo al mismo.
CUESTIONES IMPOSITIVAS EN LA FISIOCRACIA
La fisiocracia consideró que la estructura impositiva existente en Francia era muy ineficiente, y que se debía gravar de acuerdo al producto neto, por lo que era necesario gravar al terrateniente. Esta idea es aparentemente contraria a sus deseos de favorecer a la agricultura, pero se basa en el siguiente razonamiento: dado que la agricultura es la única actividad que proporciona producto neto, este sector es el único que en realidad paga los impuestos. Sin embargo, el impuesto se puede pagar en forma directa o pasar por varios intermediarios. En este último caso, el impuesto total será mayor debido a los gastos ocasionados por mayores costos administrativos. Este razonamiento sería cierto cuando la teoría que afirma que la agricultura es la única actividad productora de valor, pero se desploma cuando se reconoce que otros sectores también producen valor.
INFLUENCIAS DE LA FISIOCRACIA
Quesnay fue el primero en concebir la actividad económica como un flujo constante de rentas entre grupos sociales, y en plantear cómo se podía alcanzar el equilibrio económico. Después de él, las visiones de AdamSmith y sus discípulos no se plantearían el problema del equilibrio general. Recién con Walras se retomaría el sendero del equilibrio general.
La fisiocracia tuvo gran influencia hasta la aparición de La Riqueza de las Naciones en 1776. La fisiocracia influyó en el pensamiento de Adam Smith, quién los conoció mientras desarrollaba su propia investigación sobre la naturaleza y la función del capital en una sociedad agrícola.
AUTOR: FEDERICO ANZIL
Basado en los libros Historia de la Teoría Económica y de su Método (Ekelund y Hebert) e Historia del Pensamiento Económico (James).
Bibliografía:
Baur, Stephan; “Studies on the Origin of the French Economists” Quarterly Journal of Economics, vol. 5(1890) pp. 100-107
Eckelund, R. y Hébert R.; Historia de la Teoría Económica y de su Método (1992) pp. 87-96
James, Émile; Historia del Pensamiento Económico (1956) pp. 65-75
FISIOCRACIA
DE WIKIPEDIA, LA ENCICLOPEDIA LIBRE
Material Tomado de la Página http://es.wikipedia.org/wiki/Fisiocracia
Utilizado solo para fines didácticos
La fisiocracia o fisiocratismo era una escuela de pensamiento económico del siglo XVIII fundada por François Quesnay y Anne Robert Jacques Turgot en Francia. Afirmaba la existencia de una ley natural por la cual el buen funcionamiento del sistema económico estaría asegurado sin la intervención del gobierno. Su doctrina queda resumida en la expresión «laissez faire, laissez passer» (dejar hacer, dejar pasar).
El origen del término fisiocracia proviene del griego y quiere decir "gobierno de la naturaleza", al considerar los fisiócratas que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de la naturaleza. Esto está relacionado con la idea de que sólo en las actividades agrícolas la naturaleza posibilita que el producto obtenido sea mayor que los insumos utilizados en la producción surgiendo así un excedente económico. Los fisiócratas calificaron de estériles las actividades como la manufactura o el comercio donde la incautación sería suficiente para reponer los insumos utilizados.
EL FISIOCRATISMO COMO PRIMERA DOCTRINA ECONÓMICA LIBERAL
La fisiocracia surge como una reacción de tipo intelectual a la común concepción de la vida intervencionista del pensamiento mercantilista. Y para ahondar más las diferencias, estudiaron los fondos, por lo que propugnaban el impuesto único sobre la tierra y sugerían la anulación de todos los establecidos por los mercantilistas. La tendencia general de los fisiócratas es el libre cambio. La tarea del economista se reduce a descubrir el juego de las leyes naturales. La intervención del estado es inútil, pues no haría otra cosa que interferir ese orden esencial. El interés de los fisiócratas se concentraba en gran medida en la definición de una estrategia macroeconómica de desarrollo que incluyera políticas coherentes.
IMPORTANCIA DE LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA FRENTE AL COMERCIO
Para los fisiócratas, en oposición al mercantilismo, la riqueza de una nación procedía de su capacidad de producción y no de las riquezas acumuladas por el comercio internacional. Y consideraban que la única actividad generadora de riqueza para las naciones era la agricultura.
Los fisiócratas asumieron que dada su observación de los mercados, la manufactura era una actividad estéril, ya que no se veía un gran avance en este sector. Obviamente, esto se debía al tamaño de la industria de entonces, anterior a la revolución industrial. Lo cual constituye una falla en su análisis, que se deriva también del mayor interés en la productividad física y no en la productividad del valor. También defendían que la agricultura era el único sector productivo capaz de crear riqueza, mientras que el comercio y la industria tan sólo permitían la distribución de esta riqueza; los fisiócratas estaban en contra de las políticas de comercio internacional mercantilistas, favorecedoras del proteccionismo.
Material Tomado de la Página http://www.econlink.com.ar/fisiocracia
Utilizado solo para fines didácticos
A mediados del siglo XVIII, la economía de Francia se encontraba en una muy mala situación. El rey Luis XV llevó al país a guerras innecesarias que agotaron el tesoro. Los efectos de estas desastrosas guerras intentaban ser mitigados mediante un sistema fiscal opresivo. Adicionalmente, se habían aplicado políticas mercantilistas que restringían el comercio. El producto de la agricultura y el valor de la tierra decrecían. Los agricultores debían entregar una gran parte de su producto al terrateniente y el resto estaba fuertemente gravado, mientras que la nobleza y el clero, que eran dueños de gran parte de la superficie del país, estaba exento de impuestos. El sector agrícola estaba en decadencia y la población agrícola disminuía. La fisiocracia surgió como respuesta a este estado de la economía francesa.
En el siglo XVIII, un grupo de “filósofos-economistas” presentó una teoría de conjunto de la actividad económica, que intenta basarse en las relaciones entre el hombre y la naturaleza, o el mundo material. Los escritos de la fisiocracia se sucedieron entre 1756 y 1778 y provienen de diversos autores, congregados en torno a la figura de Quesnay, aunque cada uno con características propias.
Los fisiócratas reclamaban el nombre de “economistas”, pero debido a que posteriormente el término “economista” fue utilizado más comúnmente, fueron rebautizados como “fisiócratas”. El término “fisiocracia” significa gobierno de la naturaleza, y se les adjuntó este nombre debido a que en su teoría el mundo material (naturaleza), domina sobre los hombres.
Muchos miembros de la fisiocracia pertenecían a una nueva clase de agricultores, que habían comprado tierras a nobles arruinados e intentaban hacer de la agricultura una actividad lucrativa. En sus comienzos, la fisiocracia era un conjunto de propuestas prácticas derivadas de un interés de esta nueva clase.
El líder intelectual de la fisiocracia fue François Quesnay, que en 1758 publicó una obra titulada Tableau économique (Cuadro Económico), que tuvo gran aceptación en el ambiente de la época. Otras obras de Quesnay fueron “Agricultores” (1756), “Cereales” (1757) y “Derecho Natural” (1765). Quesnay comenzó a interesarse por la economía cuando tenía una edad mayor a los 60 años, al parecer, porque había acumulado grandes extensiones de tierras
Luego de Quesnay, surgieron otros autores pertenecientes a la fisiocracia, entre los cuales se destaca Víctor de Mirabeau. También pertenecen a la fisiocracia los autores Mercier de la Rivière, Dupont de Nemours, el Abate Baudeau y Vincent de Gournay, a quien, acertada o desacertadamente se le atribuye la conocida frase “laissez-faire, laissez passer”.
La fisiocracia concebía a la economía como extremadamente compleja, en la que una modificación en alguna parte constituyente, con el tiempo tenía efectos en las demás partes, lo que constituyó el primer análisis de equilibrio general.
Los fisiócratas fueron los últimos autores que indagan sobre si determinadas ramas de la actividad económica contribuyen más que otras a la riqueza de un país. En este sentido, afirmaron que la agricultura era la única rama que originaba producto neto, por lo que ésta era la actividad que debía ser fomentada. Con respecto a las instituciones económicas, fueron los primeros en reclamar un régimen basado en la propiedad y en la libertad. La fisiocracia también fue la primera escuela en concebir a la actividad económica como un flujo continuo de rentas que circulaban de una clase a otra, que podían representarse mediante un cuadro sintético, el “Cuadro Económico”.
La fisiocracia apelaba a principios racionales, afirmaba que los hechos sociales están unidos por lazos de leyes inevitables, a las que los gobiernos y los individuos deberían obedecer.
La fisiocracia es una respuesta al mercantilismo, aunque si bien defendían el librecambio y el interés individual, continuaban elogiando a autoridad absoluta. Una explicación a esta paradoja se encuentra en el hecho de que, debido al régimen reinante, les estaba prohibida la libertad de expresión y la crítica hacia los abusos cometidos por miembros del estado. [Baur, Stephan; “Studies on the Origin of the French Economists” Quarterly Journal of Economics, vol. 5(1890) pp. 100-107]
TEORÍA DEL PRODUCTO NETO DE LA FISIOCRACIA
Para Quesnay, una sola rama de la actividad económica era capaz de suministrar indefinidamente bienes consumibles sin prejuicio para la fuente de donde se extraigan: la agricultura. Las demás ramas de la economía, eran sólo transformadoras que se limitaban a añadir utilidad a elementos preexistentes, modificando su estructura material o trasladándolos de lugar. El valor agregado por la industria o el comercio era sólo el valor del trabajo humano, por lo que Quesnay clasificó de “estériles” al comercio y a la industria, lo que no significa que las haya considerado inútiles, sólo que no eran capaces de generar más valor que el valor del trabajo. Es decir, sólo agregan valor trabajo a lo ya producido, no crean valor. La agricultura, en cambio, era la única actividad que generaba más riqueza que el trabajo insumido en ella. El “producto neto” se ve en esta actividad, debido a que produce un volumen de bienes mayor a lo necesario para conseguir semillas y mantener a los agricultores. Es necesario aclarar que admiten que en condiciones monopólicas las manufacturas también pueden producir valor agregado.
Se pueden encontrar numerosos textos en los que autores de la fisiocracia se refieren a una función divina en la actividad agricultora. Por ejemplo, Mirabeau escribió que (la agricultura) “es una manufactura de institución divina, en que el fabricante tiene como asociado al Autor de la Naturaleza”.
CRÍTICAS A LA TEORÍA DE PRODUCTO NETO DE LA FISIOCRACIA
• No es posible determinar con exactitud qué es lo que la agricultura y sólo ella produce: no es creadora de materia, ni de utilidad, ni de valor. Aparentemente, el concepto de producto neto corresponde a lo que hoy es denominado renta.
• Nunca probaron su teoría del producto neto. No es cierto que la agricultura multiplique riquezas y el resto de las ramas sólo agregue.
• Actualmente, la ciencia económica converge a la idea de que producir es crear utilidad. Bajo este concepto, queda claro que la agricultura no es la única actividad capaz de crear riqueza.
EL “CUADRO ECONÓMICO” DE LA FISIOCRACIA
Si bien la afirmación de que la agricultura es el único sector capaz de generar “producto neto” es bastante criticable, el aporte fundamental, por el cual los fisiócratas son actualmente elogiados, no proviene de esta rama de su investigación, sino de haber indagado qué sucede con su “producto neto” en la economía. Para averiguar el destino del producto neto, Quesnay ideó el denominado Cuadro Económico, simplificado en el siguiente gráfico:
Fuente: Eckelund, R. y Hébert R. Historia de la Teoría Económica y de su Método (1992) p. 93
En la descripción de Quesnay, hay tres clases sociales: agricultores (clase productiva); una clase estéril (artesanos, comerciantes, fabricantes y profesionales); y una clase propietaria (terratenientes). El objetivo del cuadro económico no era describir la distribución de la renta en la economía, sino describir como circulan las rentas (producto neto) de un sector a otro. Quesnay parte de que la agricultura proporciona una renta de cinco mil millones de francos (5.000), los agricultores guardan 2.000, emplean 1.000 en compras a la clase estéril (vestido, alojamiento, etc.) y entregan los 2.000 restantes a los propietarios. Los propietarios gastaban 1.000 en la clase productora y 1.000 en la clase estéril. Entonces, la clase estéril disponía de 2.000, de los que iban 1.000 a la clase productora y 1.000 a la clase propietaria. Después de estos primeros movimientos, habrían de producirse otros movimientos sucesivos de renta.
Quesnay era médico de la corte, y para la realización de su Cuadro Económico se inspiró en el funcionamiento del cuerpo humano. Las rentas circulan por la economía al igual que circula la sangre por el cuerpo. Un trastorno en un órgano del cuerpo, origina reacciones en otros órganos para compensar el trastorno inicial.
Este cuadro sirvió como punto de partida de análisis de política económica, realizados por otros miembros de la fisiocracia como el abate Baudeau y Mirabeau. Por ejemplo, afirmaban que cuando la parte del producto neto que vuelve a la tierra es insuficiente (ya sea por compras excesivas a la clase estéril o insuficientes a la clase agrícola), la creación de producto neto disminuye y puede surgir una depresión económica.
Si bien el Cuadro Económico desarrollado por Quesnay puede ser fácilmente criticado, su mérito radica en haber tenido una visión de los diversos sectores económicos como interdependientes, que la economía puede estar en desequilibrio a causa de una mala orientación de los flujos de renta.
EL “ORDEN NATURAL” DE LA FISIOCRACIA
Los fisiócratas creían en la existencia de un “orden natural y esencial”, que era el conjunto de instituciones conformes con la providencia y que aseguraría la prosperidad. Cuando los fisiócratas hablan del Orden Natural, no intentan analizar la realidad, sólo describir una situación ideal.
Según los autores de la fisiocracia, existe una ordenación natural o ideal de todas las cosas, impuesta por Dios y que el hombre puede descubrir. Por lo tanto, el objetivo de todos los estudios científicos era descubrir las leyes que rigen los fenómenos.
¿EN QUÉ CONSISTE EL ORDEN NATURAL PARA LA FISIOCRACIA? (PROPUESTAS DE LA FISIOCRACIA)
En la descripción del orden natural, los fisiócratas enuncian sus propuestas en materia de política económica.
a. La fisiocracia exige la propiedad, bajo tres formas:
a. Propiedad Personal: derecho de todo hombre a disponer de sus facultades físicas o intelectuales.
b. Propiedad Mobiliaria: disponer de los frutos de su trabajo.
c. Propiedad Territorial: el heredero debía disponer de la tierra, esto lo justificaban afirmando que era la retribución por haber mejorado y conservado el suelo durante las generaciones, y que era el mejor sistema para asegurar el mantenimiento de la tierra.
b. Libertad del comercio exterior
c. Libertad del tráfico interno (recordemos que muchas medidas se oponen al proteccionismo del mercantilismo). El orden natural llevaría a un “buen precio” de los productos agrícolas. Una política de no intervención del gobierno, haría posible que el capital fluyese libremente hacia el sector agrícola, y que el flujo del producto se ampliase con el tiempo.
d. Salarios lo mas elevados posibles (para aumentar la capacidad de compra de los productos agrícolas)
e. Límite a la tasa de interés: para evitar que el rendimiento del dinero sea mayor al rendimiento de la tierra. Quesnay escribió: “La cantidad de renta que se puede adquirir mediante la compra de una tierra no es arbitraria ni desconocida; su medida precisa nos da la naturaleza de las cosas, que impone su ley al comprador y al vendedor…; esta misma ley debe tenerse en cuenta para la fijación del tipo de interés o renta del dinero”.
f. Despotismo Legal: soberanía de un rey que conocía el orden natural de la fisiocracia y llevaba su política de acuerdo al mismo.
CUESTIONES IMPOSITIVAS EN LA FISIOCRACIA
La fisiocracia consideró que la estructura impositiva existente en Francia era muy ineficiente, y que se debía gravar de acuerdo al producto neto, por lo que era necesario gravar al terrateniente. Esta idea es aparentemente contraria a sus deseos de favorecer a la agricultura, pero se basa en el siguiente razonamiento: dado que la agricultura es la única actividad que proporciona producto neto, este sector es el único que en realidad paga los impuestos. Sin embargo, el impuesto se puede pagar en forma directa o pasar por varios intermediarios. En este último caso, el impuesto total será mayor debido a los gastos ocasionados por mayores costos administrativos. Este razonamiento sería cierto cuando la teoría que afirma que la agricultura es la única actividad productora de valor, pero se desploma cuando se reconoce que otros sectores también producen valor.
INFLUENCIAS DE LA FISIOCRACIA
Quesnay fue el primero en concebir la actividad económica como un flujo constante de rentas entre grupos sociales, y en plantear cómo se podía alcanzar el equilibrio económico. Después de él, las visiones de AdamSmith y sus discípulos no se plantearían el problema del equilibrio general. Recién con Walras se retomaría el sendero del equilibrio general.
La fisiocracia tuvo gran influencia hasta la aparición de La Riqueza de las Naciones en 1776. La fisiocracia influyó en el pensamiento de Adam Smith, quién los conoció mientras desarrollaba su propia investigación sobre la naturaleza y la función del capital en una sociedad agrícola.
AUTOR: FEDERICO ANZIL
Basado en los libros Historia de la Teoría Económica y de su Método (Ekelund y Hebert) e Historia del Pensamiento Económico (James).
Bibliografía:
Baur, Stephan; “Studies on the Origin of the French Economists” Quarterly Journal of Economics, vol. 5(1890) pp. 100-107
Eckelund, R. y Hébert R.; Historia de la Teoría Económica y de su Método (1992) pp. 87-96
James, Émile; Historia del Pensamiento Económico (1956) pp. 65-75
FISIOCRACIA
DE WIKIPEDIA, LA ENCICLOPEDIA LIBRE
Material Tomado de la Página http://es.wikipedia.org/wiki/Fisiocracia
Utilizado solo para fines didácticos
La fisiocracia o fisiocratismo era una escuela de pensamiento económico del siglo XVIII fundada por François Quesnay y Anne Robert Jacques Turgot en Francia. Afirmaba la existencia de una ley natural por la cual el buen funcionamiento del sistema económico estaría asegurado sin la intervención del gobierno. Su doctrina queda resumida en la expresión «laissez faire, laissez passer» (dejar hacer, dejar pasar).
El origen del término fisiocracia proviene del griego y quiere decir "gobierno de la naturaleza", al considerar los fisiócratas que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de la naturaleza. Esto está relacionado con la idea de que sólo en las actividades agrícolas la naturaleza posibilita que el producto obtenido sea mayor que los insumos utilizados en la producción surgiendo así un excedente económico. Los fisiócratas calificaron de estériles las actividades como la manufactura o el comercio donde la incautación sería suficiente para reponer los insumos utilizados.
EL FISIOCRATISMO COMO PRIMERA DOCTRINA ECONÓMICA LIBERAL
La fisiocracia surge como una reacción de tipo intelectual a la común concepción de la vida intervencionista del pensamiento mercantilista. Y para ahondar más las diferencias, estudiaron los fondos, por lo que propugnaban el impuesto único sobre la tierra y sugerían la anulación de todos los establecidos por los mercantilistas. La tendencia general de los fisiócratas es el libre cambio. La tarea del economista se reduce a descubrir el juego de las leyes naturales. La intervención del estado es inútil, pues no haría otra cosa que interferir ese orden esencial. El interés de los fisiócratas se concentraba en gran medida en la definición de una estrategia macroeconómica de desarrollo que incluyera políticas coherentes.
IMPORTANCIA DE LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA FRENTE AL COMERCIO
Para los fisiócratas, en oposición al mercantilismo, la riqueza de una nación procedía de su capacidad de producción y no de las riquezas acumuladas por el comercio internacional. Y consideraban que la única actividad generadora de riqueza para las naciones era la agricultura.
Los fisiócratas asumieron que dada su observación de los mercados, la manufactura era una actividad estéril, ya que no se veía un gran avance en este sector. Obviamente, esto se debía al tamaño de la industria de entonces, anterior a la revolución industrial. Lo cual constituye una falla en su análisis, que se deriva también del mayor interés en la productividad física y no en la productividad del valor. También defendían que la agricultura era el único sector productivo capaz de crear riqueza, mientras que el comercio y la industria tan sólo permitían la distribución de esta riqueza; los fisiócratas estaban en contra de las políticas de comercio internacional mercantilistas, favorecedoras del proteccionismo.
Mercantilismo
MERCANTILISMO
Material Tomado de la Página http://es.wikipedia.org/wiki/Mercantilismo
Utilizado solo para fines didácticos
Se puede entender al mercantilismo como un conjunto de políticas o ideas económicas que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII en Europa. Se caracterizó por una fuerte injerencia del Estado en la economía. Consistió en una serie de medidas tendientes a unificar el mercado interno y tuvo como finalidad la formación de Estados-nación lo más fuertes posibles.
El mercantilismo es un conjunto de ideas económicas que considera que la prosperidad de una nación o estado depende del capital que pueda tener, y que el volumen global de comercio mundial es inalterable. El capital, que está representado por los metales preciosos que el estado tiene en su poder, se incrementa sobre todo mediante una balanza comercial positiva con otras naciones (o, lo que es lo mismo, que las exportaciones sean superiores a las importaciones). El mercantilismo sugiere que el gobierno dirigente de una nación debería buscar la consecución de esos objetivos mediante una política proteccionista sobre su economía, favoreciendo la exportación y desfavoreciendo la importación, sobre todo mediante la imposición de aranceles. La política económica basada en estas ideas a veces recibe el nombre de sistema mercantilista.
Los pensadores mercantilistas preconizan el desarrollo económico por medio del enriquecimiento de las naciones gracias al comercio exterior, lo que permite encontrar salida a los excedentes de la producción. El Estado adquiere un papel primordial en el desarrollo de la riqueza nacional, al adoptar políticas proteccionistas, y en particular estableciendo barreras arancelarias y medidas de apoyo a la exportación.
El mercantilismo como tal no es una corriente de pensamiento. Marca el final de la preeminencia de la ideología económica del cristianismo (la crematística), inspirada en Aristóteles y Platón, que rechazaba la acumulación de riquezas y los préstamos con interés (vinculados al pecado de usura). Esta nueva corriente económica surge en una época en la que los reyes desean poseer el máximo de oro posible. Las teorías mercantilistas buscan ese objetivo y desarrollan una problemática basada en el enriquecimiento. Esta corriente se basa en un sistema de análisis de los flujos económicos muy simplificado en el que, por ejemplo, no se tiene en cuenta el papel que desempeña el sistema social.
Fue la teoría predominante a lo largo de toda la Edad Moderna (desde el siglo XVI hasta el XVIII), época que aproximadamente indica el surgimiento de la idea del Estado Nación y la formación económico social conocida como Antiguo Régimen en Europa Occidental. En el ámbito nacional, el mercantilismo llevó a los primeros casos de intervención y significativo control gubernativo sobre la economía, y fue en este periodo en el que se fue estableciendo gran parte del sistema capitalista moderno. Internacionalmente, el mercantilismo sirvió indirectamente para impulsar muchas de las guerras europeas del periodo, y sirvió como causa y fundamento del imperialismo europeo, dado que las grandes potencias de Europa luchaban por el control de los mercados disponibles en el mundo.
Como agente unificador tendente a la creación de un estado nacional soberano, el mercantilismo se tuvo en contra dos fuerzas: Una, más espiritual-jurídica que política-económica, fueron los poderes universales: la Iglesia y el Imperio, la otra, de carácter predominantemente económico fue el particularismo local, con la dificultad que produce a las comunicaciones y la pervivencia de la economía natural (en determinadas zonas los ingresos del estado eran en especie y no en dinero); mientras que la pretensión mercantilista es que el mercado cerrado sea sustituido por el mercado nacional y las mercancías como medida de valor y medio de cambio sean remplazadas por el oro. El mercantilismo ve la intervención del estado como el medio más eficaz para el desarrollo económico.
Otra tendencia del mercantilismo era robustecer hacia el exterior el poder del Estado, subordinando la actividad económica hacia ese objetivo, e interesándose por la riqueza en cuanto sirva de base para ella. El liberalismo considerará a la riqueza como preciosa para el individuo, y por ende, digna de ser alcanzada como fin en si misma: si el particular no debe pensar más que enriquecerse, es un hecho puramente natural e involuntario que la riqueza de los ciudadanos contribuya a aumentar la riqueza del estado. En cambio, para los mercantilistas, la riqueza privada es simplemente un medio, y como tal se subordina al estado y a sus fines de dominio.
A lo largo de este periodo durante el cual las hipótesis evolucionaron, aparece una literatura compleja, que da idea de que existe una corriente vagamente unificada. En el Siglo XIX, se extenderá por la mayoría de las naciones europeas, adaptándose a las características nacionales. Entre las escuelas mercantilistas se distingue: el bullionismo (o "mercantilismo español") que propugna la acumulación de metales preciosos; el colbertismo (o "mercantilismo francés") que por su parte se inclina hacia la industrialización; y el comercialismo (o "mercantilismo británico") que ve en el comercio exterior la fuente de la riqueza de un país.
A partir de esa época, las cuestiones económicas dejan de pertenecer a los teólogos. La Edad Moderna marca un giro con la progresiva autonomía de la economía frente a la moral y la religión así como frente a la política. Esta enorme ruptura se realizará por medio de consejeros de los gobernantes y por los comerciantes.[1] Esta nueva disciplina llegará a ser una verdadera ciencia económica con la fisiocracia. Entre los muchos autores mercantilistas, hay que destacar a Martín de Azpilicueta (1492-1586), Tomás de Mercado (1525-1575), Jean Bodin (1530–1596), Antoine de Montchrétien (1576–1621), o William Petty (1623–1687).
La confianza en el mercantilismo comenzó a decaer a finales del siglo XVIII, momento en el que las teorías de Adam Smith y de otros economistas clásicos fueron ganando favor en el Imperio Británico, y en menor grado en el resto de Europa (con la excepción de Alemania, en donde la Escuela Histórica de Economía fue la más importante durante todo el siglo XIX y comienzos del XX). Adam Smith, que lo critica con dureza en su obra titulada Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (conocida comúnmente como La riqueza de las naciones), califica el mercantilismo como una "economía al servicio del Príncipe".
Curiosamente, y si bien había sido una antigua colonia británica, los Estados Unidos de América no se adhirieron a la economía clásica, sino al régimen económico que fue llamado "sistema americano" (una forma de neo-mercantilismo) a través de las políticas de Alexander Hamilton, Henry Clay, Abraham Lincoln y por lo que más tarde serían las prácticas económicas del Partido Republicano, que a su vez se reflejaron en las políticas de los historicistas alemanes y economistas como Friedrich List. Esto duró hasta el surgimiento del New Deal tras la crisis de 1929.
Hoy en día la teoría del mercantilismo es rechazada por la mayoría de los economistas, si bien algunos de sus elementos en ocasiones son vistos de forma positiva por algunos, entre los cuales cabe citar a Ravi Batra, Pat Choate, Eammon Fingleton, o Michael Lind.[2
DOCTRINA ECONÓMICA MERCANTILISTA
EL MERCANTILISMO COMO CONJUNTO DE IDEAS ECONÓMICAS. Casi todos los economistas europeos de entre 1500 y 1750 se consideran hoy en día como mercantilistas. Sin embargo, estos autores no se veían a sí mismos como partícipes de una sola ideología económica, sino que el término fue acuñado por Victor Riquetti, Marqués de Mirabeau en 1763, y fue popularizado por Adam Smith en 1776. De hecho, Adam Smith fue la primera persona en organizar formalmente muchas de las contribuciones de los mercantilistas en su libro La Riqueza de las Naciones.[3] La palabra procede de la palabra latina mercari, que tiene el sentido igual al castellano mercantil, en el sentido de llevar a cabo un negocio, y que procede de la raíz merx que significa mercancía. Fue utilizada inicialmente sólo por los críticos a esta teoría, tales como Mirabeau y Smith, pero pronto fue adoptada por los historiadores.
El mercantilismo en sí no puede ser considerado como una teoría unificada de economía. En realidad no hubo escritores mercantilistas que presentasen un esquema general de lo que sería una economía ideal, tal y como Adam Smith haría más adelante para la economía clásica. En su lugar, el escritor mercantilista tendía a enfocar su atención en un área específica de la economía.[4] Sería después del periodo mercantilista cuando los estudiosos que vinieron posteriormente integrasen las diversas ideas en lo que llamarían mercantilismo, como por ejemplo Eli F. Heckscher[5] que ve en los escritos de la época a la vez un sistema de poder político, un sistema de reglamentación de la actividad económica, un sistema proteccionista y también un sistema monetario con la teoría de la balanza comercial. Sin embargo, algunos teóricos rechazan completamente la idea misma de una teoría mercantilista, argumentando que da "una falsa unidad a hechos dispares".[6] El historiador del pensamiento económico Mark Blaug hace notar que el mercantilismo fue calificado con el paso del tiempo como "molesto equipaje", "diversión de historiografía", y de "gigantesco globo teórico".[7]
Hasta cierto punto, la doctrina mercantilista en sí misma hacía imposible que existiese una teoría general económica. Los mercantilistas veían el sistema económico como un juego de suma cero, en donde la ganancia de una de las partes suponía la pérdida de otra, o siguiendo la famosa máxima de Jean Bodin "no hay nada que alguien gane que otro no pierda" (Los Seis libros de la República). Por tanto, cualquier sistema de políticas que beneficiasen a un grupo por definición también harían daño a otro u otros, y no existía la posibilidad de que la economía fuese empleada para maximizar la riqueza común, o el bien común.[8] Parece que los escritos de los mercantilistas se hubieran hecho para justificar a posteriori una serie de prácticas, más que para evaluar su impacto y determinar así el mejor modo de llevarlas a término.[9]
El mercantilismo es, por tanto, una doctrina o política económica que aparece en un periodo intervencionista y describe un credo económico que prevaleció en la época de nacimiento del capitalismo, antes de la Revolución Industrial.[10]
Las primeras teorías mercantilistas desarrolladas a principios del Siglo XVI estuvieron marcadas por el bullionismo (del inglés bullion: oro en lingotes). A ese respecto, Adam Smith escribía:
La doble función que cumple el Dinero, como instrumento de comercio y como medida de los valores, ha hecho que se produzca de modo natural esa idea popular de que el Dinero hace la riqueza, o que la riqueza consiste en la abundancia de oro y plata […]. Se razona de la misma manera con respecto a un país. Un país rico es aquél en el que abunda el dinero, y el medio más sencillo de enriquecer el suyo, es amasar el oro y la plata […]. Debido al creciente éxito de estas ideas, las diferentes naciones de Europa se han dedicado, aunque sin demasiado éxito, a buscar y acumular oro y plata de todas las maneras posibles. España y Portugal, poseedores de las principales minas que proveen a Europa de esos metales, han prohibido su exportación amenazando con graves represalias, o la han sometido a enormes tasas. Esta misma prohibición ha formado parte de la política de la mayoría de las naciones de Europa. Uno la encuentra incluso donde menos lo esperaría, en algunas antiguas actas del parlamento de Escocia, que prohíben, bajo fuertes penas, transportar oro y plata fuera del reino. La misma política se puso en marcha en Francia y en Inglaterra[11
Durante ese periodo, importantes cantidades de oro y plata fluían desde las colonias españolas del Nuevo Mundo hacia Europa. Para los escritores bullionistas, como Jean Bodin o Thomas Gresham, la riqueza y el poder del Estado se miden por la cantidad de oro que poseen. Cada nación debe pues acrecentar sus reservas de oro a expensas de las demás naciones para hacer crecer su poder. La prosperidad de un Estado se mide, según los bullionistas, por la riqueza acumulada por el gobierno, sin mencionar la Renta Nacional. Este interés hacia las reservas de oro y plata se explica en parte por la importancia de esas materias primas en tiempos de guerra. Los ejércitos, que contaban con muchos mercenarios, eran pagados con oro y quitando a los pocos países europeos que controlaban las minas de oro y plata, la principal manera de obtener esas materias primas era el comercio internacional. Si un Estado exportaba más de lo que importaba, su "balanza del comercio" (lo que corresponde en nuestros días a la balanza comercial) era excedentaria, lo que se traducía en una entrada neta de dinero.
Esto llevó a los mercantilistas a proponer como objetivo económico el tener un excedente comercial. Se prohibía estrictamente la exportación de oro. Los bullionistas también eran partidarios de poner en marcha altas tasas de interés para animar a los inversores a invertir su dinero en el país.
En el Siglo XVIII se desarrolló una versión más elaborada de las ideas mercantilistas, y que rechazaba la visión simplista del bullionismo. Esos escritores, como Thomas Mun, situaban como principal objetivo el crecimiento de la riqueza nacional, y aunque seguía considerando que el oro era la riqueza principal, admitían que existían otras fuentes de riqueza, como las mercancías.
"(...) no es la gran cantidad de oro y plata lo que constituye la verdadera riqueza de un Estado, ya que en el mundo hay Países muy grandes que cuentan con abundancia de oro y plata, y que no se encuentran más cómodos, ni son más felices […]. La verdadera riqueza de un Reino consiste en la abundancia de las Mercancías, cuyo uso es tan necesario para el sostenimiento de la vida de los hombres, que no pueden pasarse de ellas"[12]
El objetivo de una balanza comercial excedentaria seguía persiguiéndose pero desde ese momento se veía interesante importar mercancías de Asia por medio de oro para revender luego esos bienes en el mercado europeo con importantes beneficios.
"Y para dejar la cosa aún más clara, cuando decimos […] que 100.000 libras exportadas en efectivo pueden servir para importar el equivalente aproximado de 500.000 libras esterlinas en mercancías de las Indias Orientales, hay que entender que la parte de esa suma que puede llamarse con propiedad nuestra importación, al ser consumida en el reino, tiene un valor de unas 120.000 libras esterlinas anuales. De manera que el resto, es decir 380.000 libras, es mercancía exportada al extranjero bajo la forma de nuestros tejidos, nuestro plomo, nuestro estaño, o de cualquier otro producto de nuestro país, con gran aumento del patrimonio del reino y eso en el tesoro, por lo que podemos concluir que el comercio de las Indias Orientales provee a ese fin."[13]
Esta nueva visión rechazaba a partir de ese momento la exportación de materias primas, que una vez transformadas en bienes finales constituían una importante fuente de riqueza. Mientras el bullionismo había favorecido la exportación en masa de lana de Gran Bretaña, la nueva generación de mercantilistas apoyaba la prohibición total de exportar materias primas y propugnaba el desarrollo de industrias manufactureras domésticas. Al necesitar las industrias importantes capitales, en el Siglo XVIII se vio una reducción de las limitaciones contra la usura. Como muy bien demostró William Petty, la tasa de interés se ve como una compensación por las molestias ocasionadas al prestador al quedar sin liquidez. Un resultado de esas teorías fue la puesta en marcha de las Navigation Acts a partir de 1651, que dieron a los barcos ingleses la exclusiva en las relaciones entre Gran Bretaña y sus colonias, prohibiendo a los holandeses el acceso a ciertos puertos para restringir la expansión de los Países Bajos.
Las consecuencias en materia de política interior de las teorías mercantilistas estaban mucho más fragmentadas que sus aspectos de política comercial. Mientras Adam Smith decía que el mercantilismo apelaba a controles muy estrictos de la economía, los mercantilistas no estaban de acuerdo entre sí. Algunos propugnaban la creación de monopolios y otras cartas patentes. Pero otros criticaban el riesgo de corrupción y de ineficacia de tales sistemas. Muchos mercantilistas también reconocían que la instauración de cuotas y de control de precios propiciaba el mercado negro.
En cambio, la mayor parte de los teóricos mercantilistas estaban de acuerdo en la opresión económica de los trabajadores y agricultores que debían vivir con unos ingresos cercanos al nivel de supervivencia, para maximizar la producción. Unos mayores ingresos, tiempo libre suplementario o una mejor educación de esas poblaciones contribuirían a favorecer la holgazanería y perjudicarían la economía.[14] Esos pensadores veían una doble ventaja en el hecho de disponer de abundante mano de obra: las industrias que se desarrollaban en esa época precisaban de mucha mano de obra y además eso reforzaba el potencial militar del país. Los salarios se mantienen pues a un bajo nivel para incitar a trabajar. Las leyes de pobres (Poor Laws) en Inglaterra persiguen a los vagabundos y hacen obligatorio el trabajo. El ministro Colbert hará trabajar a niños con seis años en las manufacturas de Estado.
La reflexión sobre la pobreza y su papel social en la Edad Moderna cobró importancia sobre todo tras la Reforma Protestante y los diferentes papeles que a la predestinación y el triunfo personal daban la teología de Lutero, Calvino o la Contrarreforma. La opinión católica tradicional se asociaba al mantenimiento del Antiguo Régimen, sancionando el ocio de los privilegiados y considerando la condena del trabajo como un castigo divino, mientras que las sociedades donde triunfó el protestantismo parecían adecuarse más a los nuevos valores burgueses.[15] La valoración tradicional de los pobres los veía como más cercanos a Dios, y las instituciones de caridad no se veían como medios de erradicar la pobreza, sino de paliar sus efectos. No obstante, entre los católicos también se incluye la obra de Juan Luis Vives De subventione pauperum. Sive de humanis necessitatibus libri II (Los dos libros de la subvención a los pobres o de la necesidad humana. Brujas, 1525), que trata el problema de la mendicidad buscando soluciones en las instituciones públicas, que deben socorrer a los verdaderos pobres y hacer trabajar a los que sólo son vagos; para ello consideraba preciso una organización de la beneficencia y una reforma del sistema sanitario, de asilo. Siguiendo sus ideas se organizó la actuación contra la pobreza en la ciudad de Brujas.
INTERPRETACIÓN HISTÓRICA DEL MERCANTILISMO
En efecto, no se puede hablar de una escuela mercantilista, pues, para poder hablar de una escuela deben existir una serie de características que englobe este término. Una de ellas es la presencia de un maestro que cree un pensamiento el cual sea seguido por los miembros de la escuela, además de homogeneidad en el pensamiento. Así, por ejemplo, podemos hablar de la Escuela Clásica con Adam Smith como epicentro del pensamiento, es decir , como maestro, y la afinidad entre los distintos autores de la misma. Sin embargo, en lo que se refiere al pensamiento llamado mercantilista no encontramos ninguno de los atributos necesarios para identificarlo con una escuela de pensamiento.
El mercantilismo ha tenido diversas interpretaciones a lo largo del tiempo. Desde Adam Smith hasta la actualidad se suceden explicaciones de lo que han sido y han significado todos estos autores llamados mercantilistas. John Maynard Keynes, Gustav Schmoller, William Cunningham y el ya mencionado Adam Smith, entre muchos otros, han aportado su perspectiva del mercantilismo. Señalaremos particularmente a Eli Heckscher que, influido por los tres últimos autores mencionados, aúna las interpretaciones de éstos para luego añadir la suya. Habla del mercantilismo desde el punto de vista de su política proteccionista y sus actitudes monetarias (como ya refiere Smith), como una doctrina en la construcción del estado (recogido de Schmoller), como un sistema de poder (propugnado por Cunningham) y añade su tesis a estas cuatro: describe el mercantilismo como una concepción social que rompió con los moldes tanto morales como religiosos que determinaban el comportamiento de los agentes económicos.
A partir de los años cuarenta se disgrega las interpretaciones, desde una perspectiva general, en cuatro direcciones diferentes. Por una parte, historiadores que hablan de un período preanalítico del pensamiento económico.Por otra parte, los que argumentan la anticipación de la doctrina clásica en muchos aspectos( mecanismos de los precios, etc.) Un tercer grupo de historiadores hacen hincapié en la política, ya no exterior y proteccionista, sino en la local y nacional. Por último, y como aportación argumentativa a la afirmación de la inexistencia de una escuela mercantilista, un cuarto grupo de historiadores aboga que el mercantilismo es una invención de los investigadores, pues, no hay homogeneidad ni coherencia en su doctrina sino disparidad en los asuntos tratados según que países, y que, por tanto, el debate que gradualmente se centra en una visión homogénea es erróneo.
Haciendo referencia aquellos autores que creen que el mercantilismo es la anticipación a la doctrina clásica, podemos destacar a Cántinllon. Este autor, que se percibe entre el pensamiento mercantilista y clásico, perfecciona el concepto de balanza de comercio en términos de trabajo. Desde esta óptica se tiene en cuenta el aumento del empleo como término positivo en las ganancias de la balanza comercial. Así, pues, Cántinllon, aboga por medidas para la estabilidad de los precios e impedir su subida( por la acumulación del dinero)y en consecuencia la pervivencia de un nivel alto de empleo.
LA ÉPOCA MERCANTILISTA
El concepto de mercantilismo se define a partir de los grandes descubrimientos geográficos, consecuencia de la apertura de las rutas comerciales marítimas por los portugueses entre el siglo XV y 1500 (fecha del descubrimiento de Brasil) y la consolidada corriente inagotable del metal precioso (oro y plata principalmente) llevado desde los territorios nuevos a Europa, en particular después del establecimiento de los virreinatos de Nueva España y de Perú, por los castellanos.
Los españoles del siglo XVII, llegaron a considerar al mercantilismo como el sentido mismo de la riqueza mediante la teoría del enriquecimiento de las naciones a través de la acumulación de metal precioso. El oro y la plata constituyen el objetivo del comerciante y por lo tanto se pueden considerar como el impulso al intercambio de mercancías. El oro y la plata por sí mismos no generaron los acontecimientos económicos de la época, sino que conjuntamente con otras causas fueron moldeando la economía europea de esos tiempos. Algunas de estas causas fueron: los grandes descubrimientos geográficos, el Renacimiento, la Reforma religiosa, la aparición del estado moderno y el régimen colonial, o sea la primera globalización o el "primer sistema-mundo", según la expresión de Fernand Braudel.
Íntimamente conectado a la emergencia del Estado-nación moderno y basado en la existencia del binomio "metrópoli – colonias", el mercantilismo asumió formas nacionales, de las cuales pueden citarse, en orden cronológico: Portugal, España, Inglaterra, Holanda, Francia, Dinamarca y Suecia durante los siglos XVI, XVII y XVIII. En esta época, el mercantilismo evoluciona de tal manera que genera un estudio apropiado y se traduce como una actividad económica, a tal grado que se habla de políticas económicas y normas económicas. Al mercantilismo se le empieza a conocer con otras denominaciones, las mismas que dan sentido a su concepto, estas son: sistema mercantil, sistema restrictivo, sistema comercial, Colbertismo en Francia y Cameralismo en Alemania.
Derivado de la expansión militar europea y del incipiente desarrollo manufacturero, como complemento de la producción clásica de la agricultura, el mercantilismo incrementó notablemente el comercio internacional. Los mercantilistas fueron los primeros en identificar la importancia monetaria y política de éste.
El mercantilismo se desarrolló en una época en la que la economía europea estaba en transición del feudalismo al capitalismo. Las monarquías feudales medievales estaban siendo reemplazados por las nuevas naciones estado centralizadas, en forma de monarquías absolutas o (en Inglaterra y Holanda) parlamentarias. Los cambios tecnológicos en la navegación y el crecimiento de los núcleos urbanos también contribuyeron decisivamente al rápido incremento del comercio internacional.[16] El mercantilismo se enfocaba en cómo este comercio podía ayudar mejor a los estados.
Otro cambio importante fue la introducción de la contabilidad moderna y las técnicas de doble entrada. La nueva contabilidad permitía llevar un claro seguimiento del comercio, contribuyendo a la posibilidad de fiscalizar la balanza de comercio.[17] Y por supuesto, tampoco se puede ignorar el impacto que supuso el descubrimiento de América. Los nuevos mercados y minas descubiertas impulsaron el comercio exterior hasta cifras que hasta entonces no se podían ni concebir. Esto último llevo a un gran incremento de los precios y a un incremento en la propia actividad comercial.[18] Curiosamente, la relación entre la llegada de metales preciosos americanos y la inflación europea del siglo XVI (un fenómeno a una escala hasta entonces desconocida) no fue plenamente establecido hasta las investigaciones de Earl J. Hamilton en una fecha tan tardía como 1934 (El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650).
Antes del mercantilismo, los estudios económicos más importantes que se habían realizado en Europa fueron las teorías de la Escolástica medieval. El objetivo de estos pensadores era encontrar un sistema económico que fuese compatible con las doctrinas cristianas acerca de la piedad y la justicia. Se enfocaban principalmente en las cuestiones microeconómicas y a los intercambios locales entre individuos. El mercantilismo, por su parte, estaba alineado con las otras teorías e ideas que estaban reemplazando el punto de vista medieval.
En esta época se fueron adoptando también las teorías de la Realpolitik impulsadas por Nicolás Maquiavelo y la primacía del interés nacional en las relaciones internacionales. La idea mercantilista de que el comercio era una suma cero en las que las partes hacían lo posible para ganar al otro en una dura competencia, se integraba dentro de las teorías filosóficas de Thomas Hobbes. Los juegos de suma cero como el dilema del prisionero pueden ser consistentes con un punto de vista mercantilista. En el mencionado dilema los jugadores son premiados por traicionar a sus compañeros/oponentes, aunque todo el mundo estaría mejor si todos cooperasen.
Ese punto de vista pesimista sobre la naturaleza humana también encaja con la mentalidad del puritanismo en su concepción del mundo, que inspiró parte de la legislación mercantilista más dura, como las Actas de Navegación (Navigation Acts) introducidas por el gobierno de Oliver Cromwell.[19]
LAS IDEAS MERCANTILISTAS
El pensamiento mercantilista se puede sintetizar a través de las nueve reglas de Von Hornick:[20]
1. Que cada pulgada del suelo de un país se utilice para la agricultura, la minería o las manufacturas.
2. Que todas las primeras materias que se encuentren en un país se utilicen en las manufacturas nacionales, porque los bienes acabados tienen un valor mayor que las materias primas
3. Que se fomente una población grande y trabajadora.
4. Que se prohíban todas las exportaciones de oro y plata y que todo el dinero nacional se mantenga en circulación.
5. Que se obstaculicen tanto cuanto sea posible todas las importaciones de bienes extranjeros
6. Que donde sean indispensables determinadas importaciones deban obtenerse de primera mano, a cambio de otros bienes nacionales, y no de oro y plata.
7. Que en la medida que sea posible las importaciones se limiten a las primeras materias que puedan acabarse en el país.
8. Que se busquen constantemente las oportunidades para vender el excedente de manufacturas de un país a los extranjeros, en la medida necesaria, a cambio de oro y plata.
9. Que no se permita ninguna importación si los bienes que se importan existen de modo suficiente y adecuado en el país.
Sin embargo, la política económica interna que defiende el mercantilismo estaba todavía más fragmentada que la internacional. Mientras que Adam Smith presentaba un mercantilismo que apoyaba el control estricto de la economía, muchos mercantilistas no se identificaban con tales ideas. Durante los comienzos de la era moderna estaba a la orden del día el uso de las patentes reales y la imposición gubernamental de monopolios. Algunos mercantilistas los apoyaban, pero otros veían la corrupción e ineficiencia de esos sistemas.
Uno de los elementos en los que los mercantilistas estaban de acuerdo era la opresión económica de los trabajadores. Los asalariados y los granjeros debían vivir en los "márgenes de subsistencia". El objetivo era maximizar la producción, sin ningún tipo de atención sobre el consumo. El hecho de que las clases más bajas tuvieran más dinero, tiempo libre, o educación se veía como un problema que degeneraría en pocas ganas de trabajar, dañando la economía del país.[21]
Por otra parte, los estudiosos no se ponen de acuerdo en el motivo por el cual el mercantilismo fue la ideología o teoría económica dominante durante dos siglos y medio.[22] Un grupo, representado por Jacob Viner, argumenta que el mercantilismo fue simplemente un sistema muy directo y que contaba con bastante sentido común. Sin embargo, se sustentaba sobre una serie de falacias lógicas que no podían ser descubiertas por la gente de la época, dado que no tenían las herramientas analíticas necesarias. Otra escuela, apoyada por economistas como Robert B. Ekelund, entiende que el mercantilismo no era un error, sino el mejor sistema posible para aquellos que lo desarrollaron. Esta escuela argumenta que las políticas mercantilistas fueron desarrolladas y puestas en práctica por comerciantes y gobiernos, cuyo objetivo era incrementar al máximo los beneficios empresariales. Los empresarios se beneficiaban enormemente, y sin que ello les supusiera un esfuerzo, por la imposición de monopolios, las prohibiciones a las importaciones y la pobreza de los trabajadores. Los gobiernos, por su parte, se beneficiaban del cobro de los aranceles y los pagos de los mercaderes. Si bien las ideas económicas más tardías fueron desarrolladas a menudo por académicos y filósofos, casi todos los escritores mercantilistas eran comerciantes o personas con cargos en el gobierno.[23]
EL MERCANTILISMO COMO PROCESO ECONÓMICO
Dentro de la doctrina económica mercantilista emergieron, de manera natural, tres cuestiones fundamentales que generaba esta lucrativa actividad comercial:
• El monopolio de exportación.
• El problema de los cambios y su derivación.
• El problema de la balanza comercial.
En la obra The Circle of Commerce (El círculo del comercio, 1623), Edward Misselden desarrolló un concepto de balanza comercial expresado en términos de débitos y créditos, presentando el cálculo de la balanza comercial para Inglaterra desde el día de navidad del año 1621 hasta la de 1622.
La idea mercantilista de "balanza de comercio multilateral" corresponde a la actual noción de "balanza de pagos" y se compone de cinco cuentas:
BALANZA DE COMERCIO MULTILATERAL
1. Cuenta corriente (=balanza comercial)
1. Mercancías (A)
2. Invisibles (fletes, seguros, etc.) (A)
2. Cuentas de capital
1. A corto Plazo (C)
2. A largo plazo (A)
3. Transferencias unilaterales (donaciones, ayuda militar, etc.) (A)
4. Oro (C)
5. Errores y Omisiones
POLÍTICAS MERCANTILISTAS
Las ideas mercantilistas fueron la ideología económica dominante en toda Europa al principio de la Edad Moderna. Sin embargo, como conjunto de ideas no sistematizadas, su aplicación concreta difirió en la práctica de cada país.
EN FRANCIA
En Francia, el mercantilismo nace a principios del Siglo XVI, poco tiempo después del reforzamiento de la monarquía. En 1539, un real decreto prohíbe la importación de mercancías textiles de lana provenientes de España y de una parte de Flandes. El año siguiente se imponen restricciones a la exportación de oro.[24] Se multiplican las medidas proteccionistas a lo largo del siglo. Jean-Baptiste Colbert, ministro de finanzas durante 22 años, fue el principal impulsor de las ideas mercantilistas en Francia, lo que hizo que algunos hablaran de colbertismo para designar el mercantilismo francés. Con Colbert, el gobierno francés se implicó mucho en la economía para acrecentar las exportaciones. Colbert eliminó los obstáculos al comercio al reducir las tasas aduaneras interiores y al construir una importante red de carreteras y canales. Las políticas desarrolladas por Colbert en conjunto resultaron eficaces, y permitieron que la industria y la economía francesas crecieran considerablemente durante ese periodo, convirtiendo a Francia en una de las mayores potencias europeas. No tuvo tanto éxito a la hora de convertir Francia en una gran potencia comercial equiparable a Inglaterra y a Holanda.[25]
También es característico del colbertismo emprender una decidida política de creación de Manufacturas Reales que fabricaban productos estratégicos o de lujo (los Gobelinos, para tapices y cristales), en ambos casos consumibles en primer lugar por la demanda de la propia monarquía, al tiempo que producían la emulación de su consumo tanto dentro como fuera del reino. Dicha emulación también se vio en la creación de manufacturas similares en otros países europeos, entre los que destacaron las Reales Fábricas españolas de productos de lujo (Porcelana del Buen Retiro, Cristal de la Granja, Real Fábrica de Tapices), de armas (Real Fábrica de Artillería de La Cavada), y de artículos de gran consumo que se monopolizaban por el estado como regalías: tabaco (la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla y la de Madrid), aguardiente, naipes.
EN INGLATERRA
En Inglaterra, el mercantilismo alcanza su apogeo durante el periodo llamado del Long Parliament (1640–1660). Las políticas mercantilistas también se aplicaron durante los periodos Tudor y Estuardo, especialmente con Robert Walpole como principal partidario. El control del gobierno
sobre la economía doméstica era menor que en el resto de Europa, debido a la tradición de la Common law y el progresivo poder del parlamento.[26]
Los monopolios controlados por el estado se habían extendido, especialmente antes de la primera revolución inglesa, a pesar de que a menudo eran cuestionados. Los autores mercantilistas ingleses estaban divididos acerca de la necesidad de control de la economía interior. El mercantilismo inglés adoptó sobre todo forma de control del comercio internacional. Se puso en marcha un amplio abanico de medidas destinadas a favorecer la exportación y penalizar la importación. Se instauraron tasas aduaneras sobre las importaciones y subvenciones a la exportación. Se prohibió la exportación de algunas materias primas. Las Navigation Acts (Actas de Navegación) prohibían a los comerciantes extranjeros hacer comercio interior en Inglaterra. Inglaterra aumentó el número de colonias y, una vez estaban bajo control, se instauraban reglas para autorizar a producir sólo materias primas y a comerciar únicamente con Inglaterra. Esto condujo a progresivas tensiones con los habitantes de esas colonias y fue una de las principales causas de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.
Estas políticas contribuyeron en gran medida a que Inglaterra se convirtiera en la mayor potencia comercial del mundo, y una potencia económica internacional. En el interior, la transformación de tierras no cultivadas en terreno agrícola tuvo un efecto duradero. Los mercantilistas pensaban que para hacer crecer el poderío de una nación, todas las tierras y recursos debían utilizarse al máximo, lo que les llevó a embarcarse en grandes proyectos como el drenaje de la región de los fens ("pantanos" de la llanura de Bedford).[27]
EN ESPAÑA
La revolución de los precios que afectó a toda Europa desde el siglo XVI, tuvo su origen en la llegada a España de las remesas anuales de metales preciosos que traía la flota de Indias, con lo que la reflexión sobre sus causas y posibles soluciones produjo el primer pensamiento económico digno de tal nombre. A ello se sumaba la tradición de peticiones de orden económico en las Cortes, tanto las castellanas como las de los reinos de la Corona de Aragón. Castilla, desde la Baja Edad Media había presenciado un enfrentamiento entre los intereses vinculados a la exportación de la lana (la aristocrática Mesta, y la alta burguesía de mercaderes de Burgos, las ferias y puertos conectados con Flandes) y los vinculados a la producción interna de paños (la baja burguesía y el patriciado urbano de las ciudades centrales, como Segovia y Toledo), que se expresaron en las guerras civiles de los Trastamara e incluso la de las Comunidades. Ese modelo simplificado no oculta la confluencia de multitud de otros intereses, tanto personales como dinásticos, institucionales y estamentales, como los de las distintas partes del clero, e incluso la presencia de minorías como judíos y conversos y la gran mayoría social que es el campesinado.[28] La misma construcción de la monarquía autoritaria tiene mucho que ver con su habilidad para arbitrar estos conflictos socioeconómicos y su dimensión política.[29] La misma organización del monopolio del comercio americano, a través de la Casa de Contratación de Sevilla, conjugado con los préstamos adelantados por banqueros alemanes (familia Fugger) o genoveses, y los mecanismos de la deuda pública (juros) dan una muestra de lo necesario y a la vez complicado que era entender los fenómenos económicos y actuar políticamente sobre ellos. Era vital para el funcionamiento del complejo aparato militar, burocrático y hacendístico de la Monarquía Hispánica (véase Instituciones españolas del Antiguo Régimen), en el que los impuestos (unos del rey, otros del reino, otros de los municipios), las múltiples exenciones, y los derechos y regalías del monarca formaban un entramado caótico.
A los economistas españoles, de abundante nómina en los siglos XVI y XVII (Tomás de Mercado, Sancho de Moncada y Martín de Azpilicueta, teólogos vinculados a la Escuela de Salamanca; Luis Ortiz, contador de hacienda, Martín González de Cellorigo, abogado en la Chancillería de Valladolid, Pedro Fernández de Navarrete, militar y gobernador de Guipúzcoa, Luis Valle de la Cerda, que propone en 1600 la creación de los Montes de Piedad con el apoyo de las Cortes...), se les daba el nombre de arbitristas, por ser arbitrio el nombre que solía darse a la medida que, por su mera voluntad, podía el rey tomar en beneficio del reino, y que esos autores solicitaban. Su papel fue subvalorado por la misma historiografía económica española en sus primeros estudiosos, como es el caso de Manuel Colmeiro.[30] Ya en su propia época eran ridiculizados por proponer medidas extravagantes, como lo hizo Quevedo, que en varias ocasiones describe a bienintencionados arbitristas ("arcigogolantes") causando toda clase de catástrofes; uno de ellos está tan enfrascado en escribir sus teorías que no se da cuenta de que se ha sacado a sí mismo un ojo con la pluma.[31]
El mismo Quevedo reflejó magistralmente la percepción de fracaso económico, como parte de la más general decadencia española en su célebre poema:
Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña.
Viene a morir en España
y es en Génova enterrado...
¡Poderoso caballero es Don Dinero!
Durante la crisis económica que afectó a España durante el Siglo XVII (de hecho fue la principal afectada por la general crisis del siglo XVII) se pusieron en marcha muchas políticas económicas sin demasiada coherencia, incluyendo alteraciones monetarias y fiscales que más que remediar, contribuyeron a su profundización. El estado ruinoso de finales de ese siglo, durante el reinado de Carlos II, no obstante presenció una reactivación de la economía en las zonas periféricas (a excepción de Andalucía). Tras la Guerra de Sucesión Española (1700-1714), supuso un indudable éxito económico la adopción, por los gobiernos de Felipe V, de una serie de medidas mercantilistas de inspiración colbertista importadas de Francia (ministros Jean Orry y Michael-Jean Amelot).
En el siglo XVIII, la herencia del arbitrismo se trasladó al llamado proyectismo ilustrado con mayor elevación intelectual. En el reinado de Fernando VI las medidas asociadas al Catastro de Ensenada, muy ambiciosas, no fueron aplicadas con decisión. Lo mismo ocurrió con las del Marqués de Esquilache con Carlos III (decreto de abolición de la tasa del trigo y libre comercio de granos, 1765), que fue apartado tras el motín que lleva su nombre (1766). El final del siglo XVIII es el del ascenso de políticos con ideas económicas más cercanas a la fisiocracia y el liberalismo económico (Campomanes y Jovellanos), destacando el proyecto de ley agraria y la liberalización del comercio americano; que tampoco consiguieron un desarrollo eficaz, ya en la crisis del Antiguo Régimen.
EN OTROS PAÍSES
Las demás naciones también adoptaron las tesis mercantilistas en distinto grado. Los Países Bajos, que se habían convertido en el centro financiero de Europa gracias a su muy desarrollada actividad comercial, estaban poco interesados en restringir el comercio y sólo a última hora adoptaron algunas políticas mercantilistas.
El mercantilismo se desarrolló en Europa Central y en Escandinavia tras la Guerra de los Treinta Años (1618–1648), cuando Cristina de Suecia y Cristián IV de Dinamarca pasaron a preconizarlo. Los emperadores Habsburgo se interesaron bastante por las ideas mercantilistas, pero la extensión y la relativa descentralización de este Imperio hacía difícil la adopción de tales medidas. Algunos estados del Imperio adoptaron las tesis mercantilistas, especialmente Prusia, que tuvo bajo el mandato de Federico el Grande la economía más rígida de Europa. Con esta base doctrinal Alemania iba a gestar una escuela llamada de los "cameralistas" que tendría influencia hasta el Siglo XIX.
Rusia bajo Pedro el Grande trató de poner en marcha el mercantilismo sin demasiado éxito debido a la ausencia una clase significativa de comerciantes o de una base industrial.
Las ideas mercantilistas también alimentaron los periodos de conflicto armado en los siglos XVII y XVIII. Al ser la idea dominante que el stock de riqueza es algo fijo, el único modo de aumentar la riqueza de un país debía hacerse en detrimento de otro. Muchas guerras, entre las que hay que contar las guerras anglo-holandesas, franco-holandesa, y franco-inglesa fueron ocasionadas por las doctrinas que preconizaban el nacionalismo económico. El mercantilismo contribuyó también al desarrollo del imperialismo, ya que todas las naciones que podían hacerlo trataban de apoderarse de territorios para hacerse con materias primas. A lo largo de este periodo, el poder de las naciones europeas se extendió por todo el planeta. A expensas de la economía interior, esta expansión creó monopolios, como las británicas Compañía de las Indias o la Compañía de la Bahía de Hudson; o la francesa Compañía de las Indias Orientales.
Estas compañías privilegiadas tenían precedentes desde el siglo XIV en las ciudades italianas de Pisa, Génova, Florencia y Venecia; por no hablar de la Hansa, que responde a otra categoría funcional. En Inglaterra surgirán algunas a partir de guildas medievales preexistentes, como las distintas Company of Merchant Adventurers (siglos XV y XVI). Fue en la Holanda independizada de la Monarquía Católica donde aparecieron las primeras dignas del nombre de compañías privilegiadas: la VOC (1602) y la WIC (1621). Otras naciones tuvieron compañías privilegiadas, notablemente las nórdicas (Dinamarca, Suecia...). En España (a pesar de contar con precedentes medievales, como los Consulados del Mar aragoneses o las instituciones similares castellanas) la figura es de incorporación más tardía: en el siglo XVIII el monopolio del puerto de Cádiz (sucesor del de Sevilla), ya muy castigado por las consecuencias comerciales del Tratado de Utrecht, fue admitiendo la presencia de alguna compañía similar, como la Compañía Guipuzcoana de Caracas (1728).
CRÍTICAS
Un buen número de estudiosos habían señalado ya algunos errores importantes en las teorías mercantilistas bastante antes de que Adam Smith desarrollase una ideología que pudiera sustituirlo completamente. Hubo críticos como Dudley North, John Locke o David Hume que atacaron los fundamentos del mercantilismo, y a lo largo del siglo XVIII fue perdiendo el favor que había tenido. Los mercantilistas eran incapaces de entender nociones como la de la ventaja competitiva (aunque esta idea sólo llego a ser entendida con David Ricardo en 1817) y los beneficios del comercio. Por ejemplo, Portugal era un productor mucho más eficiente de vino que Inglaterra, mientras que en Inglaterra era relativamente más barata la producción textil. Por lo tanto, si Portugal se especializaba en vino e Inglaterra en textiles, ambos estados saldrían beneficiados si comerciaban. En las teorías económicas modernas, el comercio no se entiende como una suma cero entre competidores, puesto que ambas partes pueden verse beneficiadas, por lo que se trata más de un juego de suma positiva. Mediante la imposición de las restricciones a la importación, ambas naciones terminan siendo más pobres que si no existiesen trabas al comercio.
David Hume, por su parte, apuntó la imposibilidad del gran objetivo mercantilista de lograr una balanza comercial positiva constante. A medida que los metales preciosos entraban en un país, la oferta se incrementaría y el valor de esos bienes en ese estado comenzaría a reducirse con respecto a otros bienes de consumo. Por el contrario, en el estado que exportase los metales preciosos, el valor comenzaría a crecer. Llegaría un momento en el que no compensase exportar bienes del país con altos precios al otro país, que ahora tendría niveles de precios menores, y la balanza comercial terminaría revirtiéndose por sí misma. Los mercantilistas no entendieron este problema, y argumentaron durante mucho tiempo que un incremento en la cantidad de dinero simplemente significaba que todo el mundo era más rico.[32]
Otro de los objetivos principales a la hora de criticar las teorías del mercantilismo fue la importancia que se le daba a los metales preciosos, incluso cuando algunos mercantilistas habían comenzado a desenfatizar la importancia del oro y la plata. Adam Smith apuntó que los metales preciosos eran exactamente igual que cualquier otro bien de consumo, y que no había ninguna razón para darle un tratamiento especial. El oro no era más que un metal de color amarillo que era valioso simplemente porque no es abundante.
La primera escuela que rechazó completamente el mercantilismo fue la de la Fisiocracia, en Francia. Sin embargo, sus teorías también presentaban una serie de importantes problemas, y la sustitución del mercantilismo no se produjo hasta que Adam Smith publicó su famosa obra Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones en 1776. Este libro muestra las bases de lo que hoy en día se conoce como la economía clásica. Smith dedica una parte considerable del libro a rebatir los argumentos de los mercantilistas, si bien estos son a menudo versiones simplistas o exageradas de sus pensamientos.[33]
Los académicos también están divididos a la hora de establecer una causa para el final del mercantilismo. Aquellos que creen que la teoría era simplemente un error deducen que su reemplazo era inevitable desde el momento en que las ideas, mucho más exactas, de Smith fueron expuestas al público. Aquellos que opinan que el mercantilismo era una búsqueda de formas de enriquecimiento para una parte de la sociedad entienden que sólo terminó cuando se produjeron importantes cambios en la sociedad, y principalmente en el sistema de poderes. En el Reino Unido el mercantilismo fue desapareciendo a partir de que el Parlamento acaparó el poder que el monarca tenía para establecer monopolios. Si bien los ricos capitalistas que controlaban la Casa de los Comunes se beneficiaban de esos monopolios, el Parlamento veía difícil llevarlos a cabo por causa del gran coste que suponía tomar esas decisiones de forma colectiva.[34]
Las regulaciones mercantilistas poco a poco fueron eliminándose a lo largo del siglo XVIII en el Reino Unido, y durante el siglo XIX el gobierno británico adoptó abiertamente el libre comercio y las teorías económicas de Smith del laissez faire. En el continente el proceso fue algo distinto. En Francia se mantuvieron las prerrogativas económicas de la monarquía absoluta hasta la Revolución Francesa, siendo entonces cuando terminó el mercantilismo. En Alemania el mercantilismo continuó siendo una importante ideología hasta comienzos del siglo XX.[35]
IDEAS MERCANTILISTAS SUPERVIVIENTES
En el mundo anglosajón se puede decir que las críticas de Adam Smith al mercantilismo fueron aceptadas en el Imperio Británico, pero fueron rechazadas en los Estados Unidos por figuras tan importantes como Alexander Hamilton, Friedrich List, Henry Clay, Henry Charles Carey y Abraham Lincoln. En el siglo XX, la mayoría de economistas de ambos lados del Atlántico han llegado a aceptar que en algunas áreas las teorías mercantilistas eran correctas. El más importante ha sido el economista John Maynard Keynes, que explícitamente apoyó algunas de sus teorías.
Adam Smith había rechazado el énfasis que hasta entonces los mercantilistas habían puesto en la cantidad de dinero argumentando que los bienes, la población y las instituciones eran las causas reales de prosperidad. Keynes argumentó que la cantidad de dinero en circulación, la balanza comercial y los tipos de interés tenían una gran importancia en la economía. Este punto de vista fue luego la base del monetarismo, cuyos defensores actualmente rechazan muchas de las teorías económicas keynesianas, pero que se ha desarrollado y es ahora una de las escuelas económicas modernas más importantes. Keynes también hizo notar que el enfoque en los metales preciosos también era razonable en la época en la que se dio (comienzos de la era moderna). En una época anterior al papel moneda, un incremento de los metales preciosos y de las reservas del estado era la única forma de incrementar la cantidad de dinero en circulación.
Adam Smith, por otra parte, también rechazó el énfasis del mercantilismo hacia la producción, argumentando que la única forma de hacer crecer a la economía era a través del consumo (que, a su vez, impulsaba la producción de bienes). Keynes, sin embargo, defendió que la producción era tan importante como el consumo.
Keynes y otros economistas del periodo también retomaron la importancia que tenía la balanza de pagos, y visto que desde la década de los años 30 todas las naciones han controlado las entradas y salidas de capital, la mayoría de los economistas están de acuerdo en que una balanza de pagos positiva es mejor que una negativa para la economía de un país. Keynes también retomó la idea de que el intervencionismo gubernamental es una necesidad económica.
Sin embargo, si bien las teorías económicas de Keynes han tenido un gran impacto, no han tenido tanto éxito sus esfuerzos de rehabilitar la palabra mercantilismo, que a día de hoy sigue teniendo connotaciones negativas y se usa para atacar una serie de políticas proteccionistas.[36] Por otra parte, las similitudes entre el keynesianismo y las ideas de sus sucesores con el mercantilismo a veces han hecho que sus detractores las categorizasen como neomercantilismo.
Por otro lado, algunos sistemas económicos modernos copian algunas de las políticas mercantilistas. Por ejemplo, el sistema de Japón en ocasiones también es calificado de neomercantilista.[37]
Un área en la que Smith fue rebatido antes incluso que Keynes fue en la del uso de la información. Los mercantilistas, que eran generalmente mercaderes o funcionarios del gobierno, tenían en sus manos una gran cantidad de datos de primera mano sobre el comercio, y los usaban de forma considerable en sus investigaciones y escritos. William Petty, un mercantilista importante, es a menudo considerado el primer economista en usar un análisis empírico para estudiar la economía. Smith rechazaba este sistema porque entendía que el razonamiento deductivo desde unos principios básicos era el método correcto para descubrir las verdades económicas. Hoy en día, sin embargo, la mayoría de las escuelas económicas aceptan que ambos métodos son importantes (si bien la escuela austriaca supone una notable excepción).
En instancias específicas, las políticas mercantilistas proteccionistas también han tenido un impacto positivo en el estado que las puso en marcha. El mismo Adam Smith (sin importarle la contradicción en que incurría al patrocinar el libre comercio para las demás y no para su propia nación) elogió las Actas de Navegación inglesas por haber servido para expandir enormemente la flota mercante británica, y por haber jugado un papel central en convertir al Reino Unido en la superpotencia naval y económica que fue desde entonces.[38] Algunos economistas argumentaron que el proteccionismo es bueno para industrias en desarrollo, y que si bien causa algunos daños a corto plazo, puede ser beneficioso a largo (teoría de las "industrias infantiles" del alemán Friedrich List).
En cualquier caso, La Riqueza de las Naciones tuvo un profundo impacto en el final del mercantilismo y la adopción posterior de la política de libre mercado. Para 1860 Inglaterra ya había eliminado los últimos vestigios del mercantilismo (por ejemplo, las proteccionistas leyes del grano o corn laws, en gran parte gracias a la Anti-Corn Law League). Las regulaciones industriales, los monopolios y los aranceles fueron retirados. Convertida en "el taller del mundo", con una industria y una flota mercante con la que nadie podía competir, Inglaterra se convirtió en la gran defensora y propagandista de la política de libre mercado, justo en el momento en que más la beneficiaba, y lo siguió siendo hasta la Primera Guerra Mundial, cuando la segunda revolución industrial le puso delante competidores serios.
HERENCIA POLÍTICA
La posteridad del mercantilismo ha sido sin duda mayor en la práctica política que en la teoría económica. Si el pensamiento económico del Siglo XIX está dominado por las escuelas clásica y neoclásica, más bien favorables al librecambismo, la práctica política estuvo influenciada durante mucho tiempo por ideas mercantilistas. Como hace ver el historiador Paul Bairoch, a pesar de que "los hombres dejaran de razonar en términos de nivel de desarrollo a conseguir en mayor o menor tiempo pasando a hacerlo en términos de apropiación de una parte mayor de riqueza", en 1815 y en 1913, el mundo occidental es "un océano de proteccionismo rodeando algunos islotes liberales".[39]
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, se asiste a una liberalización continua del comercio mundial bajo el impulso de las grandes instituciones librecambistas como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo algunos economistas como Paul Krugman opinan que estas instituciones están guiadas por un "mercantilismo ilustrado", que no intenta favorecer los principios del librecambismo, sino favorecer las concesiones comerciales mutuamente ventajosas.[40] Otros economistas radicales y pensadores llegan a afirmar que esas organizaciones, con la excusa del librecambismo, imponen la forma de comercio internacional que desean las grandes potencias económicas que les controlan.[41]
Según Daniel Cohen, los recientes fracasos de las negociaciones en el seno de la OMC resultan reveladores de ese "mercantilismo ilustrado". Si las negociaciones de las anteriores etapas habían llegado a tener éxito, fue gracias a compromisos, a concesiones recíprocas y equitativas. Los países ricos aceptaban por ejemplo liberalizar el sector textil a cambio de ventajas en materia de servicios financieros concedidos por los países en vías de desarrollo. En cambio, tras la cumbre de Cancún en 2003, las negociaciones entre países ricos y pobres cambian de naturaleza. Los debates se focalizan en el tema agrícola en el que las oportunidades de un intercambio mutuamente beneficioso aparecieron imposibles. Lejos de ser un "juego de suma positiva", el comercio internacional aparece como un "juego de suma cero", el reto de la cumbre pasó a ser: "nuestros agricultores o los vuestros", como si las ganancias de una nación significaran pérdidas para otra.[42]
El término neomercantilismo sirve para designar, casi siempre de modo peyorativo, las políticas contemporáneas que recuerdan las de los mercantilistas del Siglo XVIII. Consisten casi siempre en medidas proteccionistas o en políticas comerciales agresivas en las que el Estado se implica para fomentar la competitividad de las empresas nacionales.
En el contexto de la mundialización, el neomercantilismo se basa en el concepto de "competencia mundial", lo que viene a ser una "guerra económica" entre los países. Se dice que la protección a las empresas nacionales y el apoyo a su competitividad en los mercados mundiales es provechosa para la economía nacional. Así algunas grandes potencias son acusadas de neomercantilistas cuando apoyan a su industria nacional por medio de subvenciones o de encargos estatales, a la vez que imponen cupos, tasas o normas a la importación, para proteger su mercado interior. El conflicto Boeing-Airbus, unido a las subvenciones que se atribuyen a cada una de sus empresas por parte de los gobiernos estadounidense (en forma de encargos) y europeos, puede ser visto como ejemplo de neomercantilismo.
El concepto de "guerra comercial" alimenta las campañas políticas de las grandes potencias económicas: hay que "hacer Europa para llegar al peso" decía un cartel del Partido Socialista Francés que presentaba a Europa frente a un luchador de sumo japonés y un obeso estadounidense durante la campaña electoral para el referéndum sobre el Tratado de Maastricht en 1992. Según algunos, esas políticas sirven de contrapeso para los efectos presuntamente negativos de la globalización económica sobre la justicia social, mientras los economistas librecambistas opinan que favorecen intereses particulares de algunas industrias y perjudicando al interés general. Sin embargo, el concepto de preferencia comunitaria no es una realidad jurídica, ni siquiera económica. Si fue sancionado por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas el 13 de marzo de 1968 en materia de política agraria común (en función de un derecho de aduana sobre los productos procedentes de países terceros), pronto se topó con los objetivos del GATT. Hoy día sigue existiendo una tarifa exterior común que provoca a menudo duras discusiones entre los países miembros de la Unión Europea y la Organización Mundial de Comercio
REFERENCIAS
NOTAS]
1. ↑ Montchrestien es consejero del príncipe, Jean Bodin y Charles de Montesquieu son magistrados, Jean-Baptiste Colbert y Jacques Necker ministros de finanzas, Thomas Mun y Josiah Child dirigentes de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, William Petty un hombre de negocios, John Law y Richard Cantillon financieros. (Etner 2005, p.3012)
2. ↑
o Lind, Michael: "Durante el siglo XIX la escuela predominante de economía política americana fue el sistema americano de desarrollo de nacionalismo económico(...) El santo patrón de la escuela era Alexander Majorie, cuyo Informe sobre Manufacturas (1791) había hecho un llamamiento al activismo del gobierno federal para esponsorizar un desarrollo de las infraestructuras y una industrialización protegida por aranceles que alejasen a los productos manufacturados británicos (...) La escuela americana, creada en el siglo XIX por economistas como Henry Carey (asesor del presidente Lincoln), inspiraban el "sistema amricano" de Henry Clay y las políticas proteccionistas de sustitución de importaciones hasta bien entrado el siglo XX."(de "Hamilton's Republic" Part III "The American School of National Economy" pg. 229-230 published 1997 by Free Press, Simon & Schuster division in the USA - ISBN 0-684-83160-0)
o Richardson, Heather Cox: "Para 1865 los republicanos habían desarrollado una serie de altos aranceles que reflejaban las teorías económicas de Carey y Wayland y estaban diseñados para fortalecer y beneficiar todas las partes de la economía americana, incrementando el nivel de vida de todos. Como concluyó un republicano(...) El Congreso debe adaptar su legislación para ayudar todas las ramas de la industria, hacer que la gente prospere, y permitirles pagar los impuestos(...) para los gastos ordinarios de gobierno" (de "The Greatest Nation of the Earth" Capítulo 4 ¡: "Directing the Legislation of the Country to the Improvement of the Country: Tariff and Tax Legislation" pg. 136-137 published 1997 by the President and Fellows of Harvard College in the USA - ISBN 0-674-36213-6)
o Boritt, Gabor S: "Lincoln, por tanto, tuvo el placer de convertir en ley gran parte del programa que había llevado a cabo durante la mejor parte de su vida política. Y esto, como el historiador Leornard P. Curry ha escrito, supuso una "huella para la América moderna" y "El hombre que Lincoln eligió para la posición de Secretario del Tesoro, Salmon P. Chase, fue un ex-demócrata, pero de la variedad moderada de economistas, uno a quien Joseph Dorfman pudo incluso describir como 'un buen Hamiltoniano, y un progresista occidental del sello de Lincoln en todo, desde un sello hasta el banco nacional.'" (de "Lincoln and the Economics of the American Dream" Capítulo 14: "The Whig in the White House" pages 196-197 published 1994 by Memphis State University Press in the USA - ISBN 0-87870-043-9; ISBN 0-252-06445-3)
3. ↑ Jürg Niehans. A History of Economic Theory pg. 6
4. ↑ Harry Landreth and David C. Colander History of Economic Thought. pg. 44
5. ↑ Eli F. Heckscher, Mercantilism, trad. inglesa 1935, vol. I, p. 19
6. ↑ Robert B. Ekelund and Robert D. Tollison. Mercantilism as a Rent-Seeking Society. pg. 9
7. ↑ Mark Blaug, 4ª edición, p. 11.
8. ↑ Landreth and Colander. pg. 48
9. ↑ David S. Landes The Unbound Prometheus. pg. 31
10. ↑ Ekelund y Hébert, Historia de la Teoría Económica y de su método, Pág 43, ed. MacGrawHill
11. ↑ Riqueza de las Naciones, Libro IV, capítulo I
12. ↑ Vauban, Proyecto de una dixma real, 1707, pp. 77-78
13. ↑ Thomas Mun, A Discourse of Trade from England unto the East-Indies, 1621
14. ↑ Robert B. Ekelund y Robert F. Hébert, A History of Economic Theory and Method p. 46.
15. ↑ Es muy conocida la tesis de Max Weber: La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Alianza Editorial, Madrid, 2001.
16. ↑ Landreth and Colander. pg. 43
17. ↑ Charles Wilson. Mercantilism. pg. 10
18. ↑ John Kenneth Galbraith. "A Critical History." pg. 33-34
19. ↑ Landreth and Colander. pg. 53
20. ↑ Ideas citadas por Ekelund y Hebert, op. Cit. Pág. 44
21. ↑ Robert B. Ekelund and Robert F. Hébert. A History of Economic Theory and Method. pg. 46
22. ↑ Ekelund and Hébert. pg. 61
23. ↑ Niehans. pg. 19
24. ↑ Hermann Kellenbenz, The Rise of the European Economy, p. 29
25. ↑ E.N. Williams, The Ancien Regime in Europe, p. 177-83.
26. ↑ E. Damsgaard Hansen. European Economic History. p. 65
27. ↑ Wilson p. 15.
28. ↑ Madrazo Madrazo, Santos (1969) Las dos Españas. Burguesía y nobleza, los orígenes del precapitalismo español Editorial ZYX.
29. ↑ Anderson, Perry (1979) El estado absolutista, Madrid, Siglo XXI.
30. ↑ Colmeiro, Manuel: (1883) Historia de la Economía Política en España; (1880) Biblioteca de los economistas españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII.
31. ↑ Llopis-Fuentes, Roger (1991) El personaje del arbitrista según Cervantes y Quevedo Cincinnati Romance Review 10, pgs. 111-122. Consultable en internet hay un estudio de Mercedes Blanco Del infierno al Parnaso. Escepticismo y sátira política en Quevedo y Trajano Boccalini [1]
32. ↑ Ekelund and Hébert. pg. 43
33. ↑ Niehans. pg. 19
34. ↑ Ekelund and Tollison
35. ↑ Wilson pg. 6
36. ↑ Wilson pg. 3
37. ↑ Robert S. Walters and David H. Blake. The Politics of Global Economic Relations.
38. ↑ Hansen pg. 64
39. ↑ Paul Bairoch, Mythes et paradoxes de l’histoire économique, La Découverte, 1994
40. ↑ P. R. Krugman, "Does the New Trade Theory Require a New Trade Policy ?", The World Economy, vol 15, n° 4, julio 1992, pp. 423 – 441, pp. 429 – 431.
41. ↑ Noam Chomsky habla sobre la OMC. Freedom, 1992.
42. ↑ Daniel Cohen, « L'OMC est morte », Le Monde, 9 de octubre 2003
BIBLIOGRAFÍA
FUENTES
• Robert B. Ekelund y Robert D. Tollison. Mercantilism as a Rent-Seeking Society: Economic Regulation in Historical Perspective. College Station: Texas A&M University Press, 1981. (en inglés)
• Robert B. Ekelund y Robert F. Hébert. A History of Economic Theory and Method. New York: McGraw-Hill, 1997. (en inglés) Existe traducción al español titulada Historia de la Teoría Económica y de su método.
• François Etner, Mercantilisme, Encyclopédie thématique Universalis, 2005 (en francés)
• Eli F. Heckscher Mercantilism. traducción de Mendel Shapiro. London: Allen & Unwin. 1935. (en inglés)
• John Maynard Keynes. "Notes on Mercantilism, the Usury Laws, Stamped Money and the Theories of Under-Consumption." General Theory of Employment, Interest and Money. (en inglés)
• Harry Landreth y David C. Colander. History of Economic Thought. Boston: Houghton Mifflin, 2002. (en inglés)
• Niehans, Jürg. A History of Economic Theory: Classic Contributions, 1720-1980. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1990. (en inglés)
• Jean-Pierre Potier, Histoire de la pensée économique [2] (en francés)
• Gianni Vaggi y Peter Groenewegen. A Concise History of Economic Thought: From Mercantilism to Monetarism. New York: Palgrave Macmillan, 2003. (en inglés)
• Charles Wilson. Mercantilism. London: Historical Association, 1966 (en inglés)
OTRAS LECTURAS
• Rothbard, Murray N. Economic Thought Before Adam Smith. An Austrian Perspective on the History of Economic Thought. Volume I
• Rothbard, Murray N. Classical Economics. An Austrian Perspective on the History of Economic Thought. Volume II
Material Tomado de la Página http://es.wikipedia.org/wiki/Mercantilismo
Utilizado solo para fines didácticos
Se puede entender al mercantilismo como un conjunto de políticas o ideas económicas que se desarrollaron durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII en Europa. Se caracterizó por una fuerte injerencia del Estado en la economía. Consistió en una serie de medidas tendientes a unificar el mercado interno y tuvo como finalidad la formación de Estados-nación lo más fuertes posibles.
El mercantilismo es un conjunto de ideas económicas que considera que la prosperidad de una nación o estado depende del capital que pueda tener, y que el volumen global de comercio mundial es inalterable. El capital, que está representado por los metales preciosos que el estado tiene en su poder, se incrementa sobre todo mediante una balanza comercial positiva con otras naciones (o, lo que es lo mismo, que las exportaciones sean superiores a las importaciones). El mercantilismo sugiere que el gobierno dirigente de una nación debería buscar la consecución de esos objetivos mediante una política proteccionista sobre su economía, favoreciendo la exportación y desfavoreciendo la importación, sobre todo mediante la imposición de aranceles. La política económica basada en estas ideas a veces recibe el nombre de sistema mercantilista.
Los pensadores mercantilistas preconizan el desarrollo económico por medio del enriquecimiento de las naciones gracias al comercio exterior, lo que permite encontrar salida a los excedentes de la producción. El Estado adquiere un papel primordial en el desarrollo de la riqueza nacional, al adoptar políticas proteccionistas, y en particular estableciendo barreras arancelarias y medidas de apoyo a la exportación.
El mercantilismo como tal no es una corriente de pensamiento. Marca el final de la preeminencia de la ideología económica del cristianismo (la crematística), inspirada en Aristóteles y Platón, que rechazaba la acumulación de riquezas y los préstamos con interés (vinculados al pecado de usura). Esta nueva corriente económica surge en una época en la que los reyes desean poseer el máximo de oro posible. Las teorías mercantilistas buscan ese objetivo y desarrollan una problemática basada en el enriquecimiento. Esta corriente se basa en un sistema de análisis de los flujos económicos muy simplificado en el que, por ejemplo, no se tiene en cuenta el papel que desempeña el sistema social.
Fue la teoría predominante a lo largo de toda la Edad Moderna (desde el siglo XVI hasta el XVIII), época que aproximadamente indica el surgimiento de la idea del Estado Nación y la formación económico social conocida como Antiguo Régimen en Europa Occidental. En el ámbito nacional, el mercantilismo llevó a los primeros casos de intervención y significativo control gubernativo sobre la economía, y fue en este periodo en el que se fue estableciendo gran parte del sistema capitalista moderno. Internacionalmente, el mercantilismo sirvió indirectamente para impulsar muchas de las guerras europeas del periodo, y sirvió como causa y fundamento del imperialismo europeo, dado que las grandes potencias de Europa luchaban por el control de los mercados disponibles en el mundo.
Como agente unificador tendente a la creación de un estado nacional soberano, el mercantilismo se tuvo en contra dos fuerzas: Una, más espiritual-jurídica que política-económica, fueron los poderes universales: la Iglesia y el Imperio, la otra, de carácter predominantemente económico fue el particularismo local, con la dificultad que produce a las comunicaciones y la pervivencia de la economía natural (en determinadas zonas los ingresos del estado eran en especie y no en dinero); mientras que la pretensión mercantilista es que el mercado cerrado sea sustituido por el mercado nacional y las mercancías como medida de valor y medio de cambio sean remplazadas por el oro. El mercantilismo ve la intervención del estado como el medio más eficaz para el desarrollo económico.
Otra tendencia del mercantilismo era robustecer hacia el exterior el poder del Estado, subordinando la actividad económica hacia ese objetivo, e interesándose por la riqueza en cuanto sirva de base para ella. El liberalismo considerará a la riqueza como preciosa para el individuo, y por ende, digna de ser alcanzada como fin en si misma: si el particular no debe pensar más que enriquecerse, es un hecho puramente natural e involuntario que la riqueza de los ciudadanos contribuya a aumentar la riqueza del estado. En cambio, para los mercantilistas, la riqueza privada es simplemente un medio, y como tal se subordina al estado y a sus fines de dominio.
A lo largo de este periodo durante el cual las hipótesis evolucionaron, aparece una literatura compleja, que da idea de que existe una corriente vagamente unificada. En el Siglo XIX, se extenderá por la mayoría de las naciones europeas, adaptándose a las características nacionales. Entre las escuelas mercantilistas se distingue: el bullionismo (o "mercantilismo español") que propugna la acumulación de metales preciosos; el colbertismo (o "mercantilismo francés") que por su parte se inclina hacia la industrialización; y el comercialismo (o "mercantilismo británico") que ve en el comercio exterior la fuente de la riqueza de un país.
A partir de esa época, las cuestiones económicas dejan de pertenecer a los teólogos. La Edad Moderna marca un giro con la progresiva autonomía de la economía frente a la moral y la religión así como frente a la política. Esta enorme ruptura se realizará por medio de consejeros de los gobernantes y por los comerciantes.[1] Esta nueva disciplina llegará a ser una verdadera ciencia económica con la fisiocracia. Entre los muchos autores mercantilistas, hay que destacar a Martín de Azpilicueta (1492-1586), Tomás de Mercado (1525-1575), Jean Bodin (1530–1596), Antoine de Montchrétien (1576–1621), o William Petty (1623–1687).
La confianza en el mercantilismo comenzó a decaer a finales del siglo XVIII, momento en el que las teorías de Adam Smith y de otros economistas clásicos fueron ganando favor en el Imperio Británico, y en menor grado en el resto de Europa (con la excepción de Alemania, en donde la Escuela Histórica de Economía fue la más importante durante todo el siglo XIX y comienzos del XX). Adam Smith, que lo critica con dureza en su obra titulada Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (conocida comúnmente como La riqueza de las naciones), califica el mercantilismo como una "economía al servicio del Príncipe".
Curiosamente, y si bien había sido una antigua colonia británica, los Estados Unidos de América no se adhirieron a la economía clásica, sino al régimen económico que fue llamado "sistema americano" (una forma de neo-mercantilismo) a través de las políticas de Alexander Hamilton, Henry Clay, Abraham Lincoln y por lo que más tarde serían las prácticas económicas del Partido Republicano, que a su vez se reflejaron en las políticas de los historicistas alemanes y economistas como Friedrich List. Esto duró hasta el surgimiento del New Deal tras la crisis de 1929.
Hoy en día la teoría del mercantilismo es rechazada por la mayoría de los economistas, si bien algunos de sus elementos en ocasiones son vistos de forma positiva por algunos, entre los cuales cabe citar a Ravi Batra, Pat Choate, Eammon Fingleton, o Michael Lind.[2
DOCTRINA ECONÓMICA MERCANTILISTA
EL MERCANTILISMO COMO CONJUNTO DE IDEAS ECONÓMICAS. Casi todos los economistas europeos de entre 1500 y 1750 se consideran hoy en día como mercantilistas. Sin embargo, estos autores no se veían a sí mismos como partícipes de una sola ideología económica, sino que el término fue acuñado por Victor Riquetti, Marqués de Mirabeau en 1763, y fue popularizado por Adam Smith en 1776. De hecho, Adam Smith fue la primera persona en organizar formalmente muchas de las contribuciones de los mercantilistas en su libro La Riqueza de las Naciones.[3] La palabra procede de la palabra latina mercari, que tiene el sentido igual al castellano mercantil, en el sentido de llevar a cabo un negocio, y que procede de la raíz merx que significa mercancía. Fue utilizada inicialmente sólo por los críticos a esta teoría, tales como Mirabeau y Smith, pero pronto fue adoptada por los historiadores.
El mercantilismo en sí no puede ser considerado como una teoría unificada de economía. En realidad no hubo escritores mercantilistas que presentasen un esquema general de lo que sería una economía ideal, tal y como Adam Smith haría más adelante para la economía clásica. En su lugar, el escritor mercantilista tendía a enfocar su atención en un área específica de la economía.[4] Sería después del periodo mercantilista cuando los estudiosos que vinieron posteriormente integrasen las diversas ideas en lo que llamarían mercantilismo, como por ejemplo Eli F. Heckscher[5] que ve en los escritos de la época a la vez un sistema de poder político, un sistema de reglamentación de la actividad económica, un sistema proteccionista y también un sistema monetario con la teoría de la balanza comercial. Sin embargo, algunos teóricos rechazan completamente la idea misma de una teoría mercantilista, argumentando que da "una falsa unidad a hechos dispares".[6] El historiador del pensamiento económico Mark Blaug hace notar que el mercantilismo fue calificado con el paso del tiempo como "molesto equipaje", "diversión de historiografía", y de "gigantesco globo teórico".[7]
Hasta cierto punto, la doctrina mercantilista en sí misma hacía imposible que existiese una teoría general económica. Los mercantilistas veían el sistema económico como un juego de suma cero, en donde la ganancia de una de las partes suponía la pérdida de otra, o siguiendo la famosa máxima de Jean Bodin "no hay nada que alguien gane que otro no pierda" (Los Seis libros de la República). Por tanto, cualquier sistema de políticas que beneficiasen a un grupo por definición también harían daño a otro u otros, y no existía la posibilidad de que la economía fuese empleada para maximizar la riqueza común, o el bien común.[8] Parece que los escritos de los mercantilistas se hubieran hecho para justificar a posteriori una serie de prácticas, más que para evaluar su impacto y determinar así el mejor modo de llevarlas a término.[9]
El mercantilismo es, por tanto, una doctrina o política económica que aparece en un periodo intervencionista y describe un credo económico que prevaleció en la época de nacimiento del capitalismo, antes de la Revolución Industrial.[10]
Las primeras teorías mercantilistas desarrolladas a principios del Siglo XVI estuvieron marcadas por el bullionismo (del inglés bullion: oro en lingotes). A ese respecto, Adam Smith escribía:
La doble función que cumple el Dinero, como instrumento de comercio y como medida de los valores, ha hecho que se produzca de modo natural esa idea popular de que el Dinero hace la riqueza, o que la riqueza consiste en la abundancia de oro y plata […]. Se razona de la misma manera con respecto a un país. Un país rico es aquél en el que abunda el dinero, y el medio más sencillo de enriquecer el suyo, es amasar el oro y la plata […]. Debido al creciente éxito de estas ideas, las diferentes naciones de Europa se han dedicado, aunque sin demasiado éxito, a buscar y acumular oro y plata de todas las maneras posibles. España y Portugal, poseedores de las principales minas que proveen a Europa de esos metales, han prohibido su exportación amenazando con graves represalias, o la han sometido a enormes tasas. Esta misma prohibición ha formado parte de la política de la mayoría de las naciones de Europa. Uno la encuentra incluso donde menos lo esperaría, en algunas antiguas actas del parlamento de Escocia, que prohíben, bajo fuertes penas, transportar oro y plata fuera del reino. La misma política se puso en marcha en Francia y en Inglaterra[11
Durante ese periodo, importantes cantidades de oro y plata fluían desde las colonias españolas del Nuevo Mundo hacia Europa. Para los escritores bullionistas, como Jean Bodin o Thomas Gresham, la riqueza y el poder del Estado se miden por la cantidad de oro que poseen. Cada nación debe pues acrecentar sus reservas de oro a expensas de las demás naciones para hacer crecer su poder. La prosperidad de un Estado se mide, según los bullionistas, por la riqueza acumulada por el gobierno, sin mencionar la Renta Nacional. Este interés hacia las reservas de oro y plata se explica en parte por la importancia de esas materias primas en tiempos de guerra. Los ejércitos, que contaban con muchos mercenarios, eran pagados con oro y quitando a los pocos países europeos que controlaban las minas de oro y plata, la principal manera de obtener esas materias primas era el comercio internacional. Si un Estado exportaba más de lo que importaba, su "balanza del comercio" (lo que corresponde en nuestros días a la balanza comercial) era excedentaria, lo que se traducía en una entrada neta de dinero.
Esto llevó a los mercantilistas a proponer como objetivo económico el tener un excedente comercial. Se prohibía estrictamente la exportación de oro. Los bullionistas también eran partidarios de poner en marcha altas tasas de interés para animar a los inversores a invertir su dinero en el país.
En el Siglo XVIII se desarrolló una versión más elaborada de las ideas mercantilistas, y que rechazaba la visión simplista del bullionismo. Esos escritores, como Thomas Mun, situaban como principal objetivo el crecimiento de la riqueza nacional, y aunque seguía considerando que el oro era la riqueza principal, admitían que existían otras fuentes de riqueza, como las mercancías.
"(...) no es la gran cantidad de oro y plata lo que constituye la verdadera riqueza de un Estado, ya que en el mundo hay Países muy grandes que cuentan con abundancia de oro y plata, y que no se encuentran más cómodos, ni son más felices […]. La verdadera riqueza de un Reino consiste en la abundancia de las Mercancías, cuyo uso es tan necesario para el sostenimiento de la vida de los hombres, que no pueden pasarse de ellas"[12]
El objetivo de una balanza comercial excedentaria seguía persiguiéndose pero desde ese momento se veía interesante importar mercancías de Asia por medio de oro para revender luego esos bienes en el mercado europeo con importantes beneficios.
"Y para dejar la cosa aún más clara, cuando decimos […] que 100.000 libras exportadas en efectivo pueden servir para importar el equivalente aproximado de 500.000 libras esterlinas en mercancías de las Indias Orientales, hay que entender que la parte de esa suma que puede llamarse con propiedad nuestra importación, al ser consumida en el reino, tiene un valor de unas 120.000 libras esterlinas anuales. De manera que el resto, es decir 380.000 libras, es mercancía exportada al extranjero bajo la forma de nuestros tejidos, nuestro plomo, nuestro estaño, o de cualquier otro producto de nuestro país, con gran aumento del patrimonio del reino y eso en el tesoro, por lo que podemos concluir que el comercio de las Indias Orientales provee a ese fin."[13]
Esta nueva visión rechazaba a partir de ese momento la exportación de materias primas, que una vez transformadas en bienes finales constituían una importante fuente de riqueza. Mientras el bullionismo había favorecido la exportación en masa de lana de Gran Bretaña, la nueva generación de mercantilistas apoyaba la prohibición total de exportar materias primas y propugnaba el desarrollo de industrias manufactureras domésticas. Al necesitar las industrias importantes capitales, en el Siglo XVIII se vio una reducción de las limitaciones contra la usura. Como muy bien demostró William Petty, la tasa de interés se ve como una compensación por las molestias ocasionadas al prestador al quedar sin liquidez. Un resultado de esas teorías fue la puesta en marcha de las Navigation Acts a partir de 1651, que dieron a los barcos ingleses la exclusiva en las relaciones entre Gran Bretaña y sus colonias, prohibiendo a los holandeses el acceso a ciertos puertos para restringir la expansión de los Países Bajos.
Las consecuencias en materia de política interior de las teorías mercantilistas estaban mucho más fragmentadas que sus aspectos de política comercial. Mientras Adam Smith decía que el mercantilismo apelaba a controles muy estrictos de la economía, los mercantilistas no estaban de acuerdo entre sí. Algunos propugnaban la creación de monopolios y otras cartas patentes. Pero otros criticaban el riesgo de corrupción y de ineficacia de tales sistemas. Muchos mercantilistas también reconocían que la instauración de cuotas y de control de precios propiciaba el mercado negro.
En cambio, la mayor parte de los teóricos mercantilistas estaban de acuerdo en la opresión económica de los trabajadores y agricultores que debían vivir con unos ingresos cercanos al nivel de supervivencia, para maximizar la producción. Unos mayores ingresos, tiempo libre suplementario o una mejor educación de esas poblaciones contribuirían a favorecer la holgazanería y perjudicarían la economía.[14] Esos pensadores veían una doble ventaja en el hecho de disponer de abundante mano de obra: las industrias que se desarrollaban en esa época precisaban de mucha mano de obra y además eso reforzaba el potencial militar del país. Los salarios se mantienen pues a un bajo nivel para incitar a trabajar. Las leyes de pobres (Poor Laws) en Inglaterra persiguen a los vagabundos y hacen obligatorio el trabajo. El ministro Colbert hará trabajar a niños con seis años en las manufacturas de Estado.
La reflexión sobre la pobreza y su papel social en la Edad Moderna cobró importancia sobre todo tras la Reforma Protestante y los diferentes papeles que a la predestinación y el triunfo personal daban la teología de Lutero, Calvino o la Contrarreforma. La opinión católica tradicional se asociaba al mantenimiento del Antiguo Régimen, sancionando el ocio de los privilegiados y considerando la condena del trabajo como un castigo divino, mientras que las sociedades donde triunfó el protestantismo parecían adecuarse más a los nuevos valores burgueses.[15] La valoración tradicional de los pobres los veía como más cercanos a Dios, y las instituciones de caridad no se veían como medios de erradicar la pobreza, sino de paliar sus efectos. No obstante, entre los católicos también se incluye la obra de Juan Luis Vives De subventione pauperum. Sive de humanis necessitatibus libri II (Los dos libros de la subvención a los pobres o de la necesidad humana. Brujas, 1525), que trata el problema de la mendicidad buscando soluciones en las instituciones públicas, que deben socorrer a los verdaderos pobres y hacer trabajar a los que sólo son vagos; para ello consideraba preciso una organización de la beneficencia y una reforma del sistema sanitario, de asilo. Siguiendo sus ideas se organizó la actuación contra la pobreza en la ciudad de Brujas.
INTERPRETACIÓN HISTÓRICA DEL MERCANTILISMO
En efecto, no se puede hablar de una escuela mercantilista, pues, para poder hablar de una escuela deben existir una serie de características que englobe este término. Una de ellas es la presencia de un maestro que cree un pensamiento el cual sea seguido por los miembros de la escuela, además de homogeneidad en el pensamiento. Así, por ejemplo, podemos hablar de la Escuela Clásica con Adam Smith como epicentro del pensamiento, es decir , como maestro, y la afinidad entre los distintos autores de la misma. Sin embargo, en lo que se refiere al pensamiento llamado mercantilista no encontramos ninguno de los atributos necesarios para identificarlo con una escuela de pensamiento.
El mercantilismo ha tenido diversas interpretaciones a lo largo del tiempo. Desde Adam Smith hasta la actualidad se suceden explicaciones de lo que han sido y han significado todos estos autores llamados mercantilistas. John Maynard Keynes, Gustav Schmoller, William Cunningham y el ya mencionado Adam Smith, entre muchos otros, han aportado su perspectiva del mercantilismo. Señalaremos particularmente a Eli Heckscher que, influido por los tres últimos autores mencionados, aúna las interpretaciones de éstos para luego añadir la suya. Habla del mercantilismo desde el punto de vista de su política proteccionista y sus actitudes monetarias (como ya refiere Smith), como una doctrina en la construcción del estado (recogido de Schmoller), como un sistema de poder (propugnado por Cunningham) y añade su tesis a estas cuatro: describe el mercantilismo como una concepción social que rompió con los moldes tanto morales como religiosos que determinaban el comportamiento de los agentes económicos.
A partir de los años cuarenta se disgrega las interpretaciones, desde una perspectiva general, en cuatro direcciones diferentes. Por una parte, historiadores que hablan de un período preanalítico del pensamiento económico.Por otra parte, los que argumentan la anticipación de la doctrina clásica en muchos aspectos( mecanismos de los precios, etc.) Un tercer grupo de historiadores hacen hincapié en la política, ya no exterior y proteccionista, sino en la local y nacional. Por último, y como aportación argumentativa a la afirmación de la inexistencia de una escuela mercantilista, un cuarto grupo de historiadores aboga que el mercantilismo es una invención de los investigadores, pues, no hay homogeneidad ni coherencia en su doctrina sino disparidad en los asuntos tratados según que países, y que, por tanto, el debate que gradualmente se centra en una visión homogénea es erróneo.
Haciendo referencia aquellos autores que creen que el mercantilismo es la anticipación a la doctrina clásica, podemos destacar a Cántinllon. Este autor, que se percibe entre el pensamiento mercantilista y clásico, perfecciona el concepto de balanza de comercio en términos de trabajo. Desde esta óptica se tiene en cuenta el aumento del empleo como término positivo en las ganancias de la balanza comercial. Así, pues, Cántinllon, aboga por medidas para la estabilidad de los precios e impedir su subida( por la acumulación del dinero)y en consecuencia la pervivencia de un nivel alto de empleo.
LA ÉPOCA MERCANTILISTA
El concepto de mercantilismo se define a partir de los grandes descubrimientos geográficos, consecuencia de la apertura de las rutas comerciales marítimas por los portugueses entre el siglo XV y 1500 (fecha del descubrimiento de Brasil) y la consolidada corriente inagotable del metal precioso (oro y plata principalmente) llevado desde los territorios nuevos a Europa, en particular después del establecimiento de los virreinatos de Nueva España y de Perú, por los castellanos.
Los españoles del siglo XVII, llegaron a considerar al mercantilismo como el sentido mismo de la riqueza mediante la teoría del enriquecimiento de las naciones a través de la acumulación de metal precioso. El oro y la plata constituyen el objetivo del comerciante y por lo tanto se pueden considerar como el impulso al intercambio de mercancías. El oro y la plata por sí mismos no generaron los acontecimientos económicos de la época, sino que conjuntamente con otras causas fueron moldeando la economía europea de esos tiempos. Algunas de estas causas fueron: los grandes descubrimientos geográficos, el Renacimiento, la Reforma religiosa, la aparición del estado moderno y el régimen colonial, o sea la primera globalización o el "primer sistema-mundo", según la expresión de Fernand Braudel.
Íntimamente conectado a la emergencia del Estado-nación moderno y basado en la existencia del binomio "metrópoli – colonias", el mercantilismo asumió formas nacionales, de las cuales pueden citarse, en orden cronológico: Portugal, España, Inglaterra, Holanda, Francia, Dinamarca y Suecia durante los siglos XVI, XVII y XVIII. En esta época, el mercantilismo evoluciona de tal manera que genera un estudio apropiado y se traduce como una actividad económica, a tal grado que se habla de políticas económicas y normas económicas. Al mercantilismo se le empieza a conocer con otras denominaciones, las mismas que dan sentido a su concepto, estas son: sistema mercantil, sistema restrictivo, sistema comercial, Colbertismo en Francia y Cameralismo en Alemania.
Derivado de la expansión militar europea y del incipiente desarrollo manufacturero, como complemento de la producción clásica de la agricultura, el mercantilismo incrementó notablemente el comercio internacional. Los mercantilistas fueron los primeros en identificar la importancia monetaria y política de éste.
El mercantilismo se desarrolló en una época en la que la economía europea estaba en transición del feudalismo al capitalismo. Las monarquías feudales medievales estaban siendo reemplazados por las nuevas naciones estado centralizadas, en forma de monarquías absolutas o (en Inglaterra y Holanda) parlamentarias. Los cambios tecnológicos en la navegación y el crecimiento de los núcleos urbanos también contribuyeron decisivamente al rápido incremento del comercio internacional.[16] El mercantilismo se enfocaba en cómo este comercio podía ayudar mejor a los estados.
Otro cambio importante fue la introducción de la contabilidad moderna y las técnicas de doble entrada. La nueva contabilidad permitía llevar un claro seguimiento del comercio, contribuyendo a la posibilidad de fiscalizar la balanza de comercio.[17] Y por supuesto, tampoco se puede ignorar el impacto que supuso el descubrimiento de América. Los nuevos mercados y minas descubiertas impulsaron el comercio exterior hasta cifras que hasta entonces no se podían ni concebir. Esto último llevo a un gran incremento de los precios y a un incremento en la propia actividad comercial.[18] Curiosamente, la relación entre la llegada de metales preciosos americanos y la inflación europea del siglo XVI (un fenómeno a una escala hasta entonces desconocida) no fue plenamente establecido hasta las investigaciones de Earl J. Hamilton en una fecha tan tardía como 1934 (El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650).
Antes del mercantilismo, los estudios económicos más importantes que se habían realizado en Europa fueron las teorías de la Escolástica medieval. El objetivo de estos pensadores era encontrar un sistema económico que fuese compatible con las doctrinas cristianas acerca de la piedad y la justicia. Se enfocaban principalmente en las cuestiones microeconómicas y a los intercambios locales entre individuos. El mercantilismo, por su parte, estaba alineado con las otras teorías e ideas que estaban reemplazando el punto de vista medieval.
En esta época se fueron adoptando también las teorías de la Realpolitik impulsadas por Nicolás Maquiavelo y la primacía del interés nacional en las relaciones internacionales. La idea mercantilista de que el comercio era una suma cero en las que las partes hacían lo posible para ganar al otro en una dura competencia, se integraba dentro de las teorías filosóficas de Thomas Hobbes. Los juegos de suma cero como el dilema del prisionero pueden ser consistentes con un punto de vista mercantilista. En el mencionado dilema los jugadores son premiados por traicionar a sus compañeros/oponentes, aunque todo el mundo estaría mejor si todos cooperasen.
Ese punto de vista pesimista sobre la naturaleza humana también encaja con la mentalidad del puritanismo en su concepción del mundo, que inspiró parte de la legislación mercantilista más dura, como las Actas de Navegación (Navigation Acts) introducidas por el gobierno de Oliver Cromwell.[19]
LAS IDEAS MERCANTILISTAS
El pensamiento mercantilista se puede sintetizar a través de las nueve reglas de Von Hornick:[20]
1. Que cada pulgada del suelo de un país se utilice para la agricultura, la minería o las manufacturas.
2. Que todas las primeras materias que se encuentren en un país se utilicen en las manufacturas nacionales, porque los bienes acabados tienen un valor mayor que las materias primas
3. Que se fomente una población grande y trabajadora.
4. Que se prohíban todas las exportaciones de oro y plata y que todo el dinero nacional se mantenga en circulación.
5. Que se obstaculicen tanto cuanto sea posible todas las importaciones de bienes extranjeros
6. Que donde sean indispensables determinadas importaciones deban obtenerse de primera mano, a cambio de otros bienes nacionales, y no de oro y plata.
7. Que en la medida que sea posible las importaciones se limiten a las primeras materias que puedan acabarse en el país.
8. Que se busquen constantemente las oportunidades para vender el excedente de manufacturas de un país a los extranjeros, en la medida necesaria, a cambio de oro y plata.
9. Que no se permita ninguna importación si los bienes que se importan existen de modo suficiente y adecuado en el país.
Sin embargo, la política económica interna que defiende el mercantilismo estaba todavía más fragmentada que la internacional. Mientras que Adam Smith presentaba un mercantilismo que apoyaba el control estricto de la economía, muchos mercantilistas no se identificaban con tales ideas. Durante los comienzos de la era moderna estaba a la orden del día el uso de las patentes reales y la imposición gubernamental de monopolios. Algunos mercantilistas los apoyaban, pero otros veían la corrupción e ineficiencia de esos sistemas.
Uno de los elementos en los que los mercantilistas estaban de acuerdo era la opresión económica de los trabajadores. Los asalariados y los granjeros debían vivir en los "márgenes de subsistencia". El objetivo era maximizar la producción, sin ningún tipo de atención sobre el consumo. El hecho de que las clases más bajas tuvieran más dinero, tiempo libre, o educación se veía como un problema que degeneraría en pocas ganas de trabajar, dañando la economía del país.[21]
Por otra parte, los estudiosos no se ponen de acuerdo en el motivo por el cual el mercantilismo fue la ideología o teoría económica dominante durante dos siglos y medio.[22] Un grupo, representado por Jacob Viner, argumenta que el mercantilismo fue simplemente un sistema muy directo y que contaba con bastante sentido común. Sin embargo, se sustentaba sobre una serie de falacias lógicas que no podían ser descubiertas por la gente de la época, dado que no tenían las herramientas analíticas necesarias. Otra escuela, apoyada por economistas como Robert B. Ekelund, entiende que el mercantilismo no era un error, sino el mejor sistema posible para aquellos que lo desarrollaron. Esta escuela argumenta que las políticas mercantilistas fueron desarrolladas y puestas en práctica por comerciantes y gobiernos, cuyo objetivo era incrementar al máximo los beneficios empresariales. Los empresarios se beneficiaban enormemente, y sin que ello les supusiera un esfuerzo, por la imposición de monopolios, las prohibiciones a las importaciones y la pobreza de los trabajadores. Los gobiernos, por su parte, se beneficiaban del cobro de los aranceles y los pagos de los mercaderes. Si bien las ideas económicas más tardías fueron desarrolladas a menudo por académicos y filósofos, casi todos los escritores mercantilistas eran comerciantes o personas con cargos en el gobierno.[23]
EL MERCANTILISMO COMO PROCESO ECONÓMICO
Dentro de la doctrina económica mercantilista emergieron, de manera natural, tres cuestiones fundamentales que generaba esta lucrativa actividad comercial:
• El monopolio de exportación.
• El problema de los cambios y su derivación.
• El problema de la balanza comercial.
En la obra The Circle of Commerce (El círculo del comercio, 1623), Edward Misselden desarrolló un concepto de balanza comercial expresado en términos de débitos y créditos, presentando el cálculo de la balanza comercial para Inglaterra desde el día de navidad del año 1621 hasta la de 1622.
La idea mercantilista de "balanza de comercio multilateral" corresponde a la actual noción de "balanza de pagos" y se compone de cinco cuentas:
BALANZA DE COMERCIO MULTILATERAL
1. Cuenta corriente (=balanza comercial)
1. Mercancías (A)
2. Invisibles (fletes, seguros, etc.) (A)
2. Cuentas de capital
1. A corto Plazo (C)
2. A largo plazo (A)
3. Transferencias unilaterales (donaciones, ayuda militar, etc.) (A)
4. Oro (C)
5. Errores y Omisiones
POLÍTICAS MERCANTILISTAS
Las ideas mercantilistas fueron la ideología económica dominante en toda Europa al principio de la Edad Moderna. Sin embargo, como conjunto de ideas no sistematizadas, su aplicación concreta difirió en la práctica de cada país.
EN FRANCIA
En Francia, el mercantilismo nace a principios del Siglo XVI, poco tiempo después del reforzamiento de la monarquía. En 1539, un real decreto prohíbe la importación de mercancías textiles de lana provenientes de España y de una parte de Flandes. El año siguiente se imponen restricciones a la exportación de oro.[24] Se multiplican las medidas proteccionistas a lo largo del siglo. Jean-Baptiste Colbert, ministro de finanzas durante 22 años, fue el principal impulsor de las ideas mercantilistas en Francia, lo que hizo que algunos hablaran de colbertismo para designar el mercantilismo francés. Con Colbert, el gobierno francés se implicó mucho en la economía para acrecentar las exportaciones. Colbert eliminó los obstáculos al comercio al reducir las tasas aduaneras interiores y al construir una importante red de carreteras y canales. Las políticas desarrolladas por Colbert en conjunto resultaron eficaces, y permitieron que la industria y la economía francesas crecieran considerablemente durante ese periodo, convirtiendo a Francia en una de las mayores potencias europeas. No tuvo tanto éxito a la hora de convertir Francia en una gran potencia comercial equiparable a Inglaterra y a Holanda.[25]
También es característico del colbertismo emprender una decidida política de creación de Manufacturas Reales que fabricaban productos estratégicos o de lujo (los Gobelinos, para tapices y cristales), en ambos casos consumibles en primer lugar por la demanda de la propia monarquía, al tiempo que producían la emulación de su consumo tanto dentro como fuera del reino. Dicha emulación también se vio en la creación de manufacturas similares en otros países europeos, entre los que destacaron las Reales Fábricas españolas de productos de lujo (Porcelana del Buen Retiro, Cristal de la Granja, Real Fábrica de Tapices), de armas (Real Fábrica de Artillería de La Cavada), y de artículos de gran consumo que se monopolizaban por el estado como regalías: tabaco (la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla y la de Madrid), aguardiente, naipes.
EN INGLATERRA
En Inglaterra, el mercantilismo alcanza su apogeo durante el periodo llamado del Long Parliament (1640–1660). Las políticas mercantilistas también se aplicaron durante los periodos Tudor y Estuardo, especialmente con Robert Walpole como principal partidario. El control del gobierno
sobre la economía doméstica era menor que en el resto de Europa, debido a la tradición de la Common law y el progresivo poder del parlamento.[26]
Los monopolios controlados por el estado se habían extendido, especialmente antes de la primera revolución inglesa, a pesar de que a menudo eran cuestionados. Los autores mercantilistas ingleses estaban divididos acerca de la necesidad de control de la economía interior. El mercantilismo inglés adoptó sobre todo forma de control del comercio internacional. Se puso en marcha un amplio abanico de medidas destinadas a favorecer la exportación y penalizar la importación. Se instauraron tasas aduaneras sobre las importaciones y subvenciones a la exportación. Se prohibió la exportación de algunas materias primas. Las Navigation Acts (Actas de Navegación) prohibían a los comerciantes extranjeros hacer comercio interior en Inglaterra. Inglaterra aumentó el número de colonias y, una vez estaban bajo control, se instauraban reglas para autorizar a producir sólo materias primas y a comerciar únicamente con Inglaterra. Esto condujo a progresivas tensiones con los habitantes de esas colonias y fue una de las principales causas de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.
Estas políticas contribuyeron en gran medida a que Inglaterra se convirtiera en la mayor potencia comercial del mundo, y una potencia económica internacional. En el interior, la transformación de tierras no cultivadas en terreno agrícola tuvo un efecto duradero. Los mercantilistas pensaban que para hacer crecer el poderío de una nación, todas las tierras y recursos debían utilizarse al máximo, lo que les llevó a embarcarse en grandes proyectos como el drenaje de la región de los fens ("pantanos" de la llanura de Bedford).[27]
EN ESPAÑA
La revolución de los precios que afectó a toda Europa desde el siglo XVI, tuvo su origen en la llegada a España de las remesas anuales de metales preciosos que traía la flota de Indias, con lo que la reflexión sobre sus causas y posibles soluciones produjo el primer pensamiento económico digno de tal nombre. A ello se sumaba la tradición de peticiones de orden económico en las Cortes, tanto las castellanas como las de los reinos de la Corona de Aragón. Castilla, desde la Baja Edad Media había presenciado un enfrentamiento entre los intereses vinculados a la exportación de la lana (la aristocrática Mesta, y la alta burguesía de mercaderes de Burgos, las ferias y puertos conectados con Flandes) y los vinculados a la producción interna de paños (la baja burguesía y el patriciado urbano de las ciudades centrales, como Segovia y Toledo), que se expresaron en las guerras civiles de los Trastamara e incluso la de las Comunidades. Ese modelo simplificado no oculta la confluencia de multitud de otros intereses, tanto personales como dinásticos, institucionales y estamentales, como los de las distintas partes del clero, e incluso la presencia de minorías como judíos y conversos y la gran mayoría social que es el campesinado.[28] La misma construcción de la monarquía autoritaria tiene mucho que ver con su habilidad para arbitrar estos conflictos socioeconómicos y su dimensión política.[29] La misma organización del monopolio del comercio americano, a través de la Casa de Contratación de Sevilla, conjugado con los préstamos adelantados por banqueros alemanes (familia Fugger) o genoveses, y los mecanismos de la deuda pública (juros) dan una muestra de lo necesario y a la vez complicado que era entender los fenómenos económicos y actuar políticamente sobre ellos. Era vital para el funcionamiento del complejo aparato militar, burocrático y hacendístico de la Monarquía Hispánica (véase Instituciones españolas del Antiguo Régimen), en el que los impuestos (unos del rey, otros del reino, otros de los municipios), las múltiples exenciones, y los derechos y regalías del monarca formaban un entramado caótico.
A los economistas españoles, de abundante nómina en los siglos XVI y XVII (Tomás de Mercado, Sancho de Moncada y Martín de Azpilicueta, teólogos vinculados a la Escuela de Salamanca; Luis Ortiz, contador de hacienda, Martín González de Cellorigo, abogado en la Chancillería de Valladolid, Pedro Fernández de Navarrete, militar y gobernador de Guipúzcoa, Luis Valle de la Cerda, que propone en 1600 la creación de los Montes de Piedad con el apoyo de las Cortes...), se les daba el nombre de arbitristas, por ser arbitrio el nombre que solía darse a la medida que, por su mera voluntad, podía el rey tomar en beneficio del reino, y que esos autores solicitaban. Su papel fue subvalorado por la misma historiografía económica española en sus primeros estudiosos, como es el caso de Manuel Colmeiro.[30] Ya en su propia época eran ridiculizados por proponer medidas extravagantes, como lo hizo Quevedo, que en varias ocasiones describe a bienintencionados arbitristas ("arcigogolantes") causando toda clase de catástrofes; uno de ellos está tan enfrascado en escribir sus teorías que no se da cuenta de que se ha sacado a sí mismo un ojo con la pluma.[31]
El mismo Quevedo reflejó magistralmente la percepción de fracaso económico, como parte de la más general decadencia española en su célebre poema:
Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña.
Viene a morir en España
y es en Génova enterrado...
¡Poderoso caballero es Don Dinero!
Durante la crisis económica que afectó a España durante el Siglo XVII (de hecho fue la principal afectada por la general crisis del siglo XVII) se pusieron en marcha muchas políticas económicas sin demasiada coherencia, incluyendo alteraciones monetarias y fiscales que más que remediar, contribuyeron a su profundización. El estado ruinoso de finales de ese siglo, durante el reinado de Carlos II, no obstante presenció una reactivación de la economía en las zonas periféricas (a excepción de Andalucía). Tras la Guerra de Sucesión Española (1700-1714), supuso un indudable éxito económico la adopción, por los gobiernos de Felipe V, de una serie de medidas mercantilistas de inspiración colbertista importadas de Francia (ministros Jean Orry y Michael-Jean Amelot).
En el siglo XVIII, la herencia del arbitrismo se trasladó al llamado proyectismo ilustrado con mayor elevación intelectual. En el reinado de Fernando VI las medidas asociadas al Catastro de Ensenada, muy ambiciosas, no fueron aplicadas con decisión. Lo mismo ocurrió con las del Marqués de Esquilache con Carlos III (decreto de abolición de la tasa del trigo y libre comercio de granos, 1765), que fue apartado tras el motín que lleva su nombre (1766). El final del siglo XVIII es el del ascenso de políticos con ideas económicas más cercanas a la fisiocracia y el liberalismo económico (Campomanes y Jovellanos), destacando el proyecto de ley agraria y la liberalización del comercio americano; que tampoco consiguieron un desarrollo eficaz, ya en la crisis del Antiguo Régimen.
EN OTROS PAÍSES
Las demás naciones también adoptaron las tesis mercantilistas en distinto grado. Los Países Bajos, que se habían convertido en el centro financiero de Europa gracias a su muy desarrollada actividad comercial, estaban poco interesados en restringir el comercio y sólo a última hora adoptaron algunas políticas mercantilistas.
El mercantilismo se desarrolló en Europa Central y en Escandinavia tras la Guerra de los Treinta Años (1618–1648), cuando Cristina de Suecia y Cristián IV de Dinamarca pasaron a preconizarlo. Los emperadores Habsburgo se interesaron bastante por las ideas mercantilistas, pero la extensión y la relativa descentralización de este Imperio hacía difícil la adopción de tales medidas. Algunos estados del Imperio adoptaron las tesis mercantilistas, especialmente Prusia, que tuvo bajo el mandato de Federico el Grande la economía más rígida de Europa. Con esta base doctrinal Alemania iba a gestar una escuela llamada de los "cameralistas" que tendría influencia hasta el Siglo XIX.
Rusia bajo Pedro el Grande trató de poner en marcha el mercantilismo sin demasiado éxito debido a la ausencia una clase significativa de comerciantes o de una base industrial.
Las ideas mercantilistas también alimentaron los periodos de conflicto armado en los siglos XVII y XVIII. Al ser la idea dominante que el stock de riqueza es algo fijo, el único modo de aumentar la riqueza de un país debía hacerse en detrimento de otro. Muchas guerras, entre las que hay que contar las guerras anglo-holandesas, franco-holandesa, y franco-inglesa fueron ocasionadas por las doctrinas que preconizaban el nacionalismo económico. El mercantilismo contribuyó también al desarrollo del imperialismo, ya que todas las naciones que podían hacerlo trataban de apoderarse de territorios para hacerse con materias primas. A lo largo de este periodo, el poder de las naciones europeas se extendió por todo el planeta. A expensas de la economía interior, esta expansión creó monopolios, como las británicas Compañía de las Indias o la Compañía de la Bahía de Hudson; o la francesa Compañía de las Indias Orientales.
Estas compañías privilegiadas tenían precedentes desde el siglo XIV en las ciudades italianas de Pisa, Génova, Florencia y Venecia; por no hablar de la Hansa, que responde a otra categoría funcional. En Inglaterra surgirán algunas a partir de guildas medievales preexistentes, como las distintas Company of Merchant Adventurers (siglos XV y XVI). Fue en la Holanda independizada de la Monarquía Católica donde aparecieron las primeras dignas del nombre de compañías privilegiadas: la VOC (1602) y la WIC (1621). Otras naciones tuvieron compañías privilegiadas, notablemente las nórdicas (Dinamarca, Suecia...). En España (a pesar de contar con precedentes medievales, como los Consulados del Mar aragoneses o las instituciones similares castellanas) la figura es de incorporación más tardía: en el siglo XVIII el monopolio del puerto de Cádiz (sucesor del de Sevilla), ya muy castigado por las consecuencias comerciales del Tratado de Utrecht, fue admitiendo la presencia de alguna compañía similar, como la Compañía Guipuzcoana de Caracas (1728).
CRÍTICAS
Un buen número de estudiosos habían señalado ya algunos errores importantes en las teorías mercantilistas bastante antes de que Adam Smith desarrollase una ideología que pudiera sustituirlo completamente. Hubo críticos como Dudley North, John Locke o David Hume que atacaron los fundamentos del mercantilismo, y a lo largo del siglo XVIII fue perdiendo el favor que había tenido. Los mercantilistas eran incapaces de entender nociones como la de la ventaja competitiva (aunque esta idea sólo llego a ser entendida con David Ricardo en 1817) y los beneficios del comercio. Por ejemplo, Portugal era un productor mucho más eficiente de vino que Inglaterra, mientras que en Inglaterra era relativamente más barata la producción textil. Por lo tanto, si Portugal se especializaba en vino e Inglaterra en textiles, ambos estados saldrían beneficiados si comerciaban. En las teorías económicas modernas, el comercio no se entiende como una suma cero entre competidores, puesto que ambas partes pueden verse beneficiadas, por lo que se trata más de un juego de suma positiva. Mediante la imposición de las restricciones a la importación, ambas naciones terminan siendo más pobres que si no existiesen trabas al comercio.
David Hume, por su parte, apuntó la imposibilidad del gran objetivo mercantilista de lograr una balanza comercial positiva constante. A medida que los metales preciosos entraban en un país, la oferta se incrementaría y el valor de esos bienes en ese estado comenzaría a reducirse con respecto a otros bienes de consumo. Por el contrario, en el estado que exportase los metales preciosos, el valor comenzaría a crecer. Llegaría un momento en el que no compensase exportar bienes del país con altos precios al otro país, que ahora tendría niveles de precios menores, y la balanza comercial terminaría revirtiéndose por sí misma. Los mercantilistas no entendieron este problema, y argumentaron durante mucho tiempo que un incremento en la cantidad de dinero simplemente significaba que todo el mundo era más rico.[32]
Otro de los objetivos principales a la hora de criticar las teorías del mercantilismo fue la importancia que se le daba a los metales preciosos, incluso cuando algunos mercantilistas habían comenzado a desenfatizar la importancia del oro y la plata. Adam Smith apuntó que los metales preciosos eran exactamente igual que cualquier otro bien de consumo, y que no había ninguna razón para darle un tratamiento especial. El oro no era más que un metal de color amarillo que era valioso simplemente porque no es abundante.
La primera escuela que rechazó completamente el mercantilismo fue la de la Fisiocracia, en Francia. Sin embargo, sus teorías también presentaban una serie de importantes problemas, y la sustitución del mercantilismo no se produjo hasta que Adam Smith publicó su famosa obra Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones en 1776. Este libro muestra las bases de lo que hoy en día se conoce como la economía clásica. Smith dedica una parte considerable del libro a rebatir los argumentos de los mercantilistas, si bien estos son a menudo versiones simplistas o exageradas de sus pensamientos.[33]
Los académicos también están divididos a la hora de establecer una causa para el final del mercantilismo. Aquellos que creen que la teoría era simplemente un error deducen que su reemplazo era inevitable desde el momento en que las ideas, mucho más exactas, de Smith fueron expuestas al público. Aquellos que opinan que el mercantilismo era una búsqueda de formas de enriquecimiento para una parte de la sociedad entienden que sólo terminó cuando se produjeron importantes cambios en la sociedad, y principalmente en el sistema de poderes. En el Reino Unido el mercantilismo fue desapareciendo a partir de que el Parlamento acaparó el poder que el monarca tenía para establecer monopolios. Si bien los ricos capitalistas que controlaban la Casa de los Comunes se beneficiaban de esos monopolios, el Parlamento veía difícil llevarlos a cabo por causa del gran coste que suponía tomar esas decisiones de forma colectiva.[34]
Las regulaciones mercantilistas poco a poco fueron eliminándose a lo largo del siglo XVIII en el Reino Unido, y durante el siglo XIX el gobierno británico adoptó abiertamente el libre comercio y las teorías económicas de Smith del laissez faire. En el continente el proceso fue algo distinto. En Francia se mantuvieron las prerrogativas económicas de la monarquía absoluta hasta la Revolución Francesa, siendo entonces cuando terminó el mercantilismo. En Alemania el mercantilismo continuó siendo una importante ideología hasta comienzos del siglo XX.[35]
IDEAS MERCANTILISTAS SUPERVIVIENTES
En el mundo anglosajón se puede decir que las críticas de Adam Smith al mercantilismo fueron aceptadas en el Imperio Británico, pero fueron rechazadas en los Estados Unidos por figuras tan importantes como Alexander Hamilton, Friedrich List, Henry Clay, Henry Charles Carey y Abraham Lincoln. En el siglo XX, la mayoría de economistas de ambos lados del Atlántico han llegado a aceptar que en algunas áreas las teorías mercantilistas eran correctas. El más importante ha sido el economista John Maynard Keynes, que explícitamente apoyó algunas de sus teorías.
Adam Smith había rechazado el énfasis que hasta entonces los mercantilistas habían puesto en la cantidad de dinero argumentando que los bienes, la población y las instituciones eran las causas reales de prosperidad. Keynes argumentó que la cantidad de dinero en circulación, la balanza comercial y los tipos de interés tenían una gran importancia en la economía. Este punto de vista fue luego la base del monetarismo, cuyos defensores actualmente rechazan muchas de las teorías económicas keynesianas, pero que se ha desarrollado y es ahora una de las escuelas económicas modernas más importantes. Keynes también hizo notar que el enfoque en los metales preciosos también era razonable en la época en la que se dio (comienzos de la era moderna). En una época anterior al papel moneda, un incremento de los metales preciosos y de las reservas del estado era la única forma de incrementar la cantidad de dinero en circulación.
Adam Smith, por otra parte, también rechazó el énfasis del mercantilismo hacia la producción, argumentando que la única forma de hacer crecer a la economía era a través del consumo (que, a su vez, impulsaba la producción de bienes). Keynes, sin embargo, defendió que la producción era tan importante como el consumo.
Keynes y otros economistas del periodo también retomaron la importancia que tenía la balanza de pagos, y visto que desde la década de los años 30 todas las naciones han controlado las entradas y salidas de capital, la mayoría de los economistas están de acuerdo en que una balanza de pagos positiva es mejor que una negativa para la economía de un país. Keynes también retomó la idea de que el intervencionismo gubernamental es una necesidad económica.
Sin embargo, si bien las teorías económicas de Keynes han tenido un gran impacto, no han tenido tanto éxito sus esfuerzos de rehabilitar la palabra mercantilismo, que a día de hoy sigue teniendo connotaciones negativas y se usa para atacar una serie de políticas proteccionistas.[36] Por otra parte, las similitudes entre el keynesianismo y las ideas de sus sucesores con el mercantilismo a veces han hecho que sus detractores las categorizasen como neomercantilismo.
Por otro lado, algunos sistemas económicos modernos copian algunas de las políticas mercantilistas. Por ejemplo, el sistema de Japón en ocasiones también es calificado de neomercantilista.[37]
Un área en la que Smith fue rebatido antes incluso que Keynes fue en la del uso de la información. Los mercantilistas, que eran generalmente mercaderes o funcionarios del gobierno, tenían en sus manos una gran cantidad de datos de primera mano sobre el comercio, y los usaban de forma considerable en sus investigaciones y escritos. William Petty, un mercantilista importante, es a menudo considerado el primer economista en usar un análisis empírico para estudiar la economía. Smith rechazaba este sistema porque entendía que el razonamiento deductivo desde unos principios básicos era el método correcto para descubrir las verdades económicas. Hoy en día, sin embargo, la mayoría de las escuelas económicas aceptan que ambos métodos son importantes (si bien la escuela austriaca supone una notable excepción).
En instancias específicas, las políticas mercantilistas proteccionistas también han tenido un impacto positivo en el estado que las puso en marcha. El mismo Adam Smith (sin importarle la contradicción en que incurría al patrocinar el libre comercio para las demás y no para su propia nación) elogió las Actas de Navegación inglesas por haber servido para expandir enormemente la flota mercante británica, y por haber jugado un papel central en convertir al Reino Unido en la superpotencia naval y económica que fue desde entonces.[38] Algunos economistas argumentaron que el proteccionismo es bueno para industrias en desarrollo, y que si bien causa algunos daños a corto plazo, puede ser beneficioso a largo (teoría de las "industrias infantiles" del alemán Friedrich List).
En cualquier caso, La Riqueza de las Naciones tuvo un profundo impacto en el final del mercantilismo y la adopción posterior de la política de libre mercado. Para 1860 Inglaterra ya había eliminado los últimos vestigios del mercantilismo (por ejemplo, las proteccionistas leyes del grano o corn laws, en gran parte gracias a la Anti-Corn Law League). Las regulaciones industriales, los monopolios y los aranceles fueron retirados. Convertida en "el taller del mundo", con una industria y una flota mercante con la que nadie podía competir, Inglaterra se convirtió en la gran defensora y propagandista de la política de libre mercado, justo en el momento en que más la beneficiaba, y lo siguió siendo hasta la Primera Guerra Mundial, cuando la segunda revolución industrial le puso delante competidores serios.
HERENCIA POLÍTICA
La posteridad del mercantilismo ha sido sin duda mayor en la práctica política que en la teoría económica. Si el pensamiento económico del Siglo XIX está dominado por las escuelas clásica y neoclásica, más bien favorables al librecambismo, la práctica política estuvo influenciada durante mucho tiempo por ideas mercantilistas. Como hace ver el historiador Paul Bairoch, a pesar de que "los hombres dejaran de razonar en términos de nivel de desarrollo a conseguir en mayor o menor tiempo pasando a hacerlo en términos de apropiación de una parte mayor de riqueza", en 1815 y en 1913, el mundo occidental es "un océano de proteccionismo rodeando algunos islotes liberales".[39]
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, se asiste a una liberalización continua del comercio mundial bajo el impulso de las grandes instituciones librecambistas como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo algunos economistas como Paul Krugman opinan que estas instituciones están guiadas por un "mercantilismo ilustrado", que no intenta favorecer los principios del librecambismo, sino favorecer las concesiones comerciales mutuamente ventajosas.[40] Otros economistas radicales y pensadores llegan a afirmar que esas organizaciones, con la excusa del librecambismo, imponen la forma de comercio internacional que desean las grandes potencias económicas que les controlan.[41]
Según Daniel Cohen, los recientes fracasos de las negociaciones en el seno de la OMC resultan reveladores de ese "mercantilismo ilustrado". Si las negociaciones de las anteriores etapas habían llegado a tener éxito, fue gracias a compromisos, a concesiones recíprocas y equitativas. Los países ricos aceptaban por ejemplo liberalizar el sector textil a cambio de ventajas en materia de servicios financieros concedidos por los países en vías de desarrollo. En cambio, tras la cumbre de Cancún en 2003, las negociaciones entre países ricos y pobres cambian de naturaleza. Los debates se focalizan en el tema agrícola en el que las oportunidades de un intercambio mutuamente beneficioso aparecieron imposibles. Lejos de ser un "juego de suma positiva", el comercio internacional aparece como un "juego de suma cero", el reto de la cumbre pasó a ser: "nuestros agricultores o los vuestros", como si las ganancias de una nación significaran pérdidas para otra.[42]
El término neomercantilismo sirve para designar, casi siempre de modo peyorativo, las políticas contemporáneas que recuerdan las de los mercantilistas del Siglo XVIII. Consisten casi siempre en medidas proteccionistas o en políticas comerciales agresivas en las que el Estado se implica para fomentar la competitividad de las empresas nacionales.
En el contexto de la mundialización, el neomercantilismo se basa en el concepto de "competencia mundial", lo que viene a ser una "guerra económica" entre los países. Se dice que la protección a las empresas nacionales y el apoyo a su competitividad en los mercados mundiales es provechosa para la economía nacional. Así algunas grandes potencias son acusadas de neomercantilistas cuando apoyan a su industria nacional por medio de subvenciones o de encargos estatales, a la vez que imponen cupos, tasas o normas a la importación, para proteger su mercado interior. El conflicto Boeing-Airbus, unido a las subvenciones que se atribuyen a cada una de sus empresas por parte de los gobiernos estadounidense (en forma de encargos) y europeos, puede ser visto como ejemplo de neomercantilismo.
El concepto de "guerra comercial" alimenta las campañas políticas de las grandes potencias económicas: hay que "hacer Europa para llegar al peso" decía un cartel del Partido Socialista Francés que presentaba a Europa frente a un luchador de sumo japonés y un obeso estadounidense durante la campaña electoral para el referéndum sobre el Tratado de Maastricht en 1992. Según algunos, esas políticas sirven de contrapeso para los efectos presuntamente negativos de la globalización económica sobre la justicia social, mientras los economistas librecambistas opinan que favorecen intereses particulares de algunas industrias y perjudicando al interés general. Sin embargo, el concepto de preferencia comunitaria no es una realidad jurídica, ni siquiera económica. Si fue sancionado por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas el 13 de marzo de 1968 en materia de política agraria común (en función de un derecho de aduana sobre los productos procedentes de países terceros), pronto se topó con los objetivos del GATT. Hoy día sigue existiendo una tarifa exterior común que provoca a menudo duras discusiones entre los países miembros de la Unión Europea y la Organización Mundial de Comercio
REFERENCIAS
NOTAS]
1. ↑ Montchrestien es consejero del príncipe, Jean Bodin y Charles de Montesquieu son magistrados, Jean-Baptiste Colbert y Jacques Necker ministros de finanzas, Thomas Mun y Josiah Child dirigentes de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, William Petty un hombre de negocios, John Law y Richard Cantillon financieros. (Etner 2005, p.3012)
2. ↑
o Lind, Michael: "Durante el siglo XIX la escuela predominante de economía política americana fue el sistema americano de desarrollo de nacionalismo económico(...) El santo patrón de la escuela era Alexander Majorie, cuyo Informe sobre Manufacturas (1791) había hecho un llamamiento al activismo del gobierno federal para esponsorizar un desarrollo de las infraestructuras y una industrialización protegida por aranceles que alejasen a los productos manufacturados británicos (...) La escuela americana, creada en el siglo XIX por economistas como Henry Carey (asesor del presidente Lincoln), inspiraban el "sistema amricano" de Henry Clay y las políticas proteccionistas de sustitución de importaciones hasta bien entrado el siglo XX."(de "Hamilton's Republic" Part III "The American School of National Economy" pg. 229-230 published 1997 by Free Press, Simon & Schuster division in the USA - ISBN 0-684-83160-0)
o Richardson, Heather Cox: "Para 1865 los republicanos habían desarrollado una serie de altos aranceles que reflejaban las teorías económicas de Carey y Wayland y estaban diseñados para fortalecer y beneficiar todas las partes de la economía americana, incrementando el nivel de vida de todos. Como concluyó un republicano(...) El Congreso debe adaptar su legislación para ayudar todas las ramas de la industria, hacer que la gente prospere, y permitirles pagar los impuestos(...) para los gastos ordinarios de gobierno" (de "The Greatest Nation of the Earth" Capítulo 4 ¡: "Directing the Legislation of the Country to the Improvement of the Country: Tariff and Tax Legislation" pg. 136-137 published 1997 by the President and Fellows of Harvard College in the USA - ISBN 0-674-36213-6)
o Boritt, Gabor S: "Lincoln, por tanto, tuvo el placer de convertir en ley gran parte del programa que había llevado a cabo durante la mejor parte de su vida política. Y esto, como el historiador Leornard P. Curry ha escrito, supuso una "huella para la América moderna" y "El hombre que Lincoln eligió para la posición de Secretario del Tesoro, Salmon P. Chase, fue un ex-demócrata, pero de la variedad moderada de economistas, uno a quien Joseph Dorfman pudo incluso describir como 'un buen Hamiltoniano, y un progresista occidental del sello de Lincoln en todo, desde un sello hasta el banco nacional.'" (de "Lincoln and the Economics of the American Dream" Capítulo 14: "The Whig in the White House" pages 196-197 published 1994 by Memphis State University Press in the USA - ISBN 0-87870-043-9; ISBN 0-252-06445-3)
3. ↑ Jürg Niehans. A History of Economic Theory pg. 6
4. ↑ Harry Landreth and David C. Colander History of Economic Thought. pg. 44
5. ↑ Eli F. Heckscher, Mercantilism, trad. inglesa 1935, vol. I, p. 19
6. ↑ Robert B. Ekelund and Robert D. Tollison. Mercantilism as a Rent-Seeking Society. pg. 9
7. ↑ Mark Blaug, 4ª edición, p. 11.
8. ↑ Landreth and Colander. pg. 48
9. ↑ David S. Landes The Unbound Prometheus. pg. 31
10. ↑ Ekelund y Hébert, Historia de la Teoría Económica y de su método, Pág 43, ed. MacGrawHill
11. ↑ Riqueza de las Naciones, Libro IV, capítulo I
12. ↑ Vauban, Proyecto de una dixma real, 1707, pp. 77-78
13. ↑ Thomas Mun, A Discourse of Trade from England unto the East-Indies, 1621
14. ↑ Robert B. Ekelund y Robert F. Hébert, A History of Economic Theory and Method p. 46.
15. ↑ Es muy conocida la tesis de Max Weber: La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Alianza Editorial, Madrid, 2001.
16. ↑ Landreth and Colander. pg. 43
17. ↑ Charles Wilson. Mercantilism. pg. 10
18. ↑ John Kenneth Galbraith. "A Critical History." pg. 33-34
19. ↑ Landreth and Colander. pg. 53
20. ↑ Ideas citadas por Ekelund y Hebert, op. Cit. Pág. 44
21. ↑ Robert B. Ekelund and Robert F. Hébert. A History of Economic Theory and Method. pg. 46
22. ↑ Ekelund and Hébert. pg. 61
23. ↑ Niehans. pg. 19
24. ↑ Hermann Kellenbenz, The Rise of the European Economy, p. 29
25. ↑ E.N. Williams, The Ancien Regime in Europe, p. 177-83.
26. ↑ E. Damsgaard Hansen. European Economic History. p. 65
27. ↑ Wilson p. 15.
28. ↑ Madrazo Madrazo, Santos (1969) Las dos Españas. Burguesía y nobleza, los orígenes del precapitalismo español Editorial ZYX.
29. ↑ Anderson, Perry (1979) El estado absolutista, Madrid, Siglo XXI.
30. ↑ Colmeiro, Manuel: (1883) Historia de la Economía Política en España; (1880) Biblioteca de los economistas españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII.
31. ↑ Llopis-Fuentes, Roger (1991) El personaje del arbitrista según Cervantes y Quevedo Cincinnati Romance Review 10, pgs. 111-122. Consultable en internet hay un estudio de Mercedes Blanco Del infierno al Parnaso. Escepticismo y sátira política en Quevedo y Trajano Boccalini [1]
32. ↑ Ekelund and Hébert. pg. 43
33. ↑ Niehans. pg. 19
34. ↑ Ekelund and Tollison
35. ↑ Wilson pg. 6
36. ↑ Wilson pg. 3
37. ↑ Robert S. Walters and David H. Blake. The Politics of Global Economic Relations.
38. ↑ Hansen pg. 64
39. ↑ Paul Bairoch, Mythes et paradoxes de l’histoire économique, La Découverte, 1994
40. ↑ P. R. Krugman, "Does the New Trade Theory Require a New Trade Policy ?", The World Economy, vol 15, n° 4, julio 1992, pp. 423 – 441, pp. 429 – 431.
41. ↑ Noam Chomsky habla sobre la OMC. Freedom, 1992.
42. ↑ Daniel Cohen, « L'OMC est morte », Le Monde, 9 de octubre 2003
BIBLIOGRAFÍA
FUENTES
• Robert B. Ekelund y Robert D. Tollison. Mercantilism as a Rent-Seeking Society: Economic Regulation in Historical Perspective. College Station: Texas A&M University Press, 1981. (en inglés)
• Robert B. Ekelund y Robert F. Hébert. A History of Economic Theory and Method. New York: McGraw-Hill, 1997. (en inglés) Existe traducción al español titulada Historia de la Teoría Económica y de su método.
• François Etner, Mercantilisme, Encyclopédie thématique Universalis, 2005 (en francés)
• Eli F. Heckscher Mercantilism. traducción de Mendel Shapiro. London: Allen & Unwin. 1935. (en inglés)
• John Maynard Keynes. "Notes on Mercantilism, the Usury Laws, Stamped Money and the Theories of Under-Consumption." General Theory of Employment, Interest and Money. (en inglés)
• Harry Landreth y David C. Colander. History of Economic Thought. Boston: Houghton Mifflin, 2002. (en inglés)
• Niehans, Jürg. A History of Economic Theory: Classic Contributions, 1720-1980. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1990. (en inglés)
• Jean-Pierre Potier, Histoire de la pensée économique [2] (en francés)
• Gianni Vaggi y Peter Groenewegen. A Concise History of Economic Thought: From Mercantilism to Monetarism. New York: Palgrave Macmillan, 2003. (en inglés)
• Charles Wilson. Mercantilism. London: Historical Association, 1966 (en inglés)
OTRAS LECTURAS
• Rothbard, Murray N. Economic Thought Before Adam Smith. An Austrian Perspective on the History of Economic Thought. Volume I
• Rothbard, Murray N. Classical Economics. An Austrian Perspective on the History of Economic Thought. Volume II
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