domingo, 18 de octubre de 2009

Los Clàsicos y el Desarrollo

NOTAS SOBRE LA FORMACIÓN HISTÓRICA DEL DESARROLLO - SUBDESARROLLO.
UN REPASO HISTÓRICO A LAS TEORÍAS DE DESARROLLO.
• El problema del subdesarrollo se ha estudiado profundamente desde casi todos los ámbitos de las ciencias sociales a lo largo del siglo XX, e indirectamente se encuentra implícito en las dos grandes obras económicas de los siglos XVIII y XIX, La Riqueza de las Naciones y El Capital, que al mismo tiempo sientan las bases de los dos grandes sistemas económicos contemporáneos. De este modo no es casual que haya sido la economía la ciencia que con más profundidad y perseverancia ha buscado respuestas al problema.
• Entre estas primeras teorías se encuentran diversas explicaciones del subdesarrollo y diversas formas de llegar al desarrollo, pero todas ellas tienen el común denominador de entender lo esencial del hecho en términos económicos.
• Las últimas, a pesar de provenir en su mayoría del ámbito económico, se niegan sin embargo a aceptar la hegemonía de esta ciencia en materia de desarrollo y abogan por la consideración del fenómeno en términos menos exactos, más intuitivos si se quiere, pero más cercanos a la realidad que todos percibimos.
• Utilizan para ello menos datos cuantitativos relacionados con medidas económicas y cargan las tintas en todos aquellos indicadores que muestren el desarrollo como algo ligado al bienestar humano más que como un estado exclusivamente derivado del nivel de renta.

LAS TEORÍAS CLÁSICAS DE DESARROLLO

• Las teorías clásicas de desarrollo son las mismas que las teorías clásicas de la economía, puestas que nacen al mismo tiempo y son igualmente muy generalistas y simplificadoras. Lógicamente nos referimos a la teoría liberal y marxista, ideadas por Adam Smith y Marx y Engels respectivamente. Ambas teorías consideran que el desarrollo es un proceso estrictamente económico que habría de basarse en la industria manufacturera para poder ser llevado a cabo con éxito en todo el mundo. Además, ambas coinciden en que el desarrollo es un proceso deseable y alcanzable en todos los casos.
• La diferencia entre ambas estriba, como ocurre también en la mayor parte de los asuntos económicos que discuten, en el vehículo a emplear para la consecución de dicho fin. Aquí, mientras la teoría liberal se muestra convencida de que la herramienta más adecuada es la economía liberal de mercado, la teoría marxista considera que el modelo más oportuno es el de la economía planificada, ya que de lo contrario el crecimiento económico se construiría a costa de las clases trabajadoras y de la explotación colonial, explicando cómo los países capitalistas avanzados exportaban sus manufacturas a los países de la periferia mientras que, al mismo tiempo, saqueaban las riquezas de éstos y se apoderaban de esclavos.
• A pesar de su iniciación en el estudio del problema del desarrollo, ninguna de estas teorías entendía el subdesarrollo de un modo similar a como lo hacemos ahora, ya que lo consideraban una anécdota histórica sin mayor importancia para los planteamientos generales de sus respectivas teorías. Daban por descontado que en un plazo medio de tiempo todos los estados del mundo iban a gozar de un desarrollo económico similar al de Europa Occidental y Estados Unidos.

LOS ORÍGENES DE LA TEORÍA DE LA DEPENDENCIA

• No fue hasta 1928, durante el Sexto Congreso de la Internacional Comunista, cuando por primera vez se puso en duda la progresividad histórica del capitalismo, ya que hasta ese momento los ideólogos clásicos del comunismo, como Luxemburgo, Bujarin o Lenin, creían que el capitalismo debía agotar toda su capacidad productiva e innovadora antes de derivar en el socialismo. Con este cambio de rumbo también varió el concepto de desarrollo existente entre los ideólogos marxistas, pasando a entenderlo ahora como un proceso imposible para la periferia en un contexto capitalista.
• Se apuntaron algunos factores de este bloqueo del sistema capitalista, especialmente de la mano de Lenin, como la progresiva monopolización de la producción de los paÍses capitalistas avanzados, la expoliación de capitales y la competencia por el abastecimiento de materias primas. No obstante, no se centró el objetivo en delimitar estrictamente el problema del subdesarrollo, entre otras razones porque las teorías seguían teniendo vocación universalizadora, entendiendo la economía en su conjunto, y no desequilibrios que todavía se pensaban temporales como el subdesarrollo.

Las Teorías Clásicas y Tradicionales del Desarrollo Económico
• Esta sección resume la literatura de las teorías de desarrollo económico que se originaron desde 1930s con el trabajo de Schumpeter (1934) y los desarrollos posteriores de Lewis (1954), Rostow (1956), Mynth (1958), Nurkse (1953), Rosenstein-Rodan (1961), Fei-Ranis (1961) entre otros.
• Las teorías desarrolladas por esto autores comparten dos aspectos. El primer aspecto es el enfoque histórico del proceso de desarrollo desde sociedades precapitalistas hacia sociedades capitalistas. El segundo aspecto es la concepción dualista de una economía en desarrollo o menos desarrollada. Esta dualidad identifica a las teorías “clásicas o tradicionales” del desarrollo económico.
Para este grupo de teorías un país en desarrollo era un país definido con las siguientes características:
• La economía tiene dos sectores económicos claramente distinguidos. El primer sector pre-capitalista o sector de subsistencia, de baja productividad de los recursos humanos y en donde los “agentes” residentes en el sector explota algún recurso natural (principalmente la tierra) o usan su propia fuerza laboral.
• El segundo sector capitalista de mayor productividad de los recursos humanos y con una dotación de capital que permite a los “agentes” residentes de este sector realizar actividades productivas;
• El “salario real” en el sector subsistencia es determinado exógenamente por factores institucionales mientras que en el sector capitalista el salario real es determinado por las fuerzas de mercado. Los trabajadores del sector capitalista provenían del sector no capitalista y del crecimiento natural de la población. Las diferencias en el funcionamiento de los mercados laborales implicaba que el salario real en el sector capitalista sea determinado por el salario real de subsistencia.
• El proceso de desarrollo de la economía descansa en tres tipos “agentes”. Los ‘trabajadores’, con baja propensión al ahorro y que emplean su fuerza laboral en las actividades económicas derivadas de la explotación de los “recursos no humanos” de los sectores capitalistas y no capitalistas.
• Los ‘capitalistas’, con una más alta propensión al ahorro y dueños de los medios de producción (recursos naturales y no naturales) y el ‘gobierno’ cuyo papel se concentraba en: mantener el equilibrio en las cuentas macroeconómicas, proveer de la dotación de los bienes públicos, e impulsar el proceso de desarrollo de la economía;
• Bajo la concepción clásica o tradicional el proceso de desarrollo económico consistía en el proceso mediante el cual la economía pasa de una situación inicial llamada de “subdesarrollo” (o “trampa de equilibrio de nivel bajo de ingreso”) a otra situación de desarrollo (y de “equilibrio”) con crecimiento sostenido, mayores niveles de ingreso por habitante y con plena utilización de los recursos humanos.
• En la situación de desarrollo, la economía en su totalidad funciona como una economía capitalista sin distorsiones sustantivas en los mercados y sectores


Las causas principales que explicaban la situación “inicial” del subdesarrollo para los clásicos son:
• La insuficiencia de la demanda interna para absorber la mano de obra de los sectores no capitalistas;
• La ausencia de una significativa clase capitalista que permitiera generar la demanda vía ahorros e inversiones;
• El bajo desarrollo del sector financiero que no permitía canalizar los ahorros hacia inversiones productivas;
• La existencia de “indivisibilidades” en la producción; demanda y ahorros generadas por la existencia de economías de escala a nivel de la empresa (o de la planta); la falta de coordinación empresarial y la baja propensión al ahorro respectivamente. La superación de estas indivisibilidades pueden originar externalidades pecuniarias potenciales (positivas) a nivel agregado de la economía;

Para los clásicos, o tradicionalista del desarrollo económico, para el cambio o lo que denominaremos “el salto cualitativo” desde la situación (inicial) de subdesarrollo hacia la situación final de desarrollo y crecimiento sostenido se requería de una serie de condiciones. Entre ellas se destacan:
• La oferta de trabajo requiere responder a los incentivos “salariales” de mercado (esto es, oferta de trabajo precio elásticas) o que esta no sea “rígida” ante los cambios de los salarios y que el trabajador pueda movilizarse entre sectores económicos con bajos costos de migración;
• La existencia de cambios políticos, sociales, institucionales y culturales sustanciales a favor del cambio hacia la situación de desarrollo;
• La aparición e incremento de una clase empresarial innovadora, con altas propensiones a invertir y ahorrar. Esto implica relativamente altas elasticidades precio de la oferta de ahorro y de la demanda por capital;
• La expansión de los sectores e instituciones financieros que movilicen los recursos desde los ahorros hacia la inversión productiva;
• Incrementos sustantivos de los niveles de inversión y ahorros de la economía;
La identificación y creación de demandas (internas o externas) que sostengan el desarrollo del conjunto de industrias domésticas;
• Intervenciones del Estado en diversas esferas. En primer lugar, en los sectores económicos donde existen indivisibilidades productivas y que además sirven como sectores de soporte para el desarrollo de industrias en otros sectores. En segundo lugar, en la redistribución (en el período de transición de desde la situación inicial hacia la de crecimiento sostenido) de los ingresos hacia los grupos sociales de mayores propensiones al ahorro y a la inversión. En tercer lugar en un diseño fino e inteligente de impuestos, subsidios, o transferencias que generen los recursos necesarios y suficientes para lograr tres objetivos definidos: la estabilidad macroeconómica; inversiones en los sectores de infraestructura o en aquellos donde las indivisibilidades obstaculicen la inversión privada; y la redistribución de ingresos hacia los grupos de propensiones al ahorro e inversión altos sin descuidar a la masa de población en situación de pobreza;
• Los autores seguidores de los clásicos sostienen dos formas del cómo estas condiciones se vierten en el proceso del desarrollo de los sectores. La primera a través de un “crecimiento balanceado” (Rosenstein-Rodan, 1961) que implique que la inversión y el producto de todos los sectores de la economía crezcan de forma simultánea o a iguales o similares tasas de crecimiento (Lipton, 1962). La segunda, a través de un “crecimiento no balanceado” donde el crecimiento de los denominados sectores líderes arrastren o generan el crecimiento del resto de sectores. Bajo este tipo de crecimiento los “encadenamientos o eslabonamientos” inter-sectoriales “hacia atrás” requieren ser de relativa mayor importancia que aquellos “hacia delante25” (Hirschman, 1958).
• Uno de los sectores líderes que los desarrollistas clásicos otorgaron un especial atención fue el sector exportador (usualmente ligado a la explotación de los recursos naturales y la producción de materias primas o productos primarios, Myint, 1958). Las exportaciones generadas por una demanda externa podría ser un elemento clave ante la insuficiente demanda interna por el bajo nivel de ingresos de las economías en desarrollo. El nivel de “apertura” de la economía requerida para el desarrollo del sector exportador originaba sin embargo dos efectos sobre el desarrollo del mercado interno. El primero, favorable al desarrollo de dicho mercado, causado por la generación de demanda –necesaria para el despegue o “take off” (Rostow, 1956) o “big push” (Rosestein-Rodan, 1961), o “salto cualitativo” de la economía, y la reducción del tamaño de la inversión requerida para el despegue.
• El segundo de impredecibles efectos sobre la demanda interna debido a los movimientos de los factores trabajo y capital entre países. Las migraciones de ambos factores, desde la economía menos desarrollada hacia las más desarrolladas, podrían deprimir a la economía menos desarrollada por la falta de capital, empresas, y potencial capital humano. Contrariamente, las migraciones de ambos factores desde las economías desarrolladas hacia las menos desarrolladas podría acelerar el proceso de desarrollo siempre y cuando la mano de obra externa sea de mayor grado de calificación que la mano de obra doméstica.

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